Los expertos sostienen que la pandemia ha acelerado de forma exponencial el cambio tecnológico en numerosos sectores que han sido atravesados por un fenómeno que podríamos definir como la gran disrupción. La industria de la movilidad es uno de ellos: en los últimos 24 meses está viviendo una transformación que está cambiando, entre otras costumbres y hábitos, la experiencia de aparcar en nuestras ciudades.

Las razones son variadas. En primer lugar, porque hemos entrado en la era del Data móvil. Los ciudadanos conducen vehículos que se asemejan a ordenadores con ruedas y microchips capaces de mejorar drásticamente la experiencia de usuario de cualquier conductor gracias al torrencial de datos de movilidad de los que disponemos. Y, como conductores, pueden controlar dónde aparcan sus coches gracias, por ejemplo, a sus navegadores o incluso a través de una simple aplicación instalada en su teléfono móvil o en su reloj inteligente.

Y en segundo lugar, porque hemos pasado de una movilidad en analógico a una movilidad a la carta y personalizada, bajo demanda, en la que el usuario decide libremente entre todas las posibilidades que se le ofrecen.

Pero lo más importante de todo esto que les estoy describiendo es que esta transformación que estamos viviendo en el sector de los aparcamientos viene acompañada por el cambio, aún mayor, que están viviendo las políticas de movilidad que se están ejecutando en la mayoría de las grandes ciudades y núcleos urbanos de España y del resto de Europa.

Cada vez más, las estrategias públicas de movilidad dan más preferencia al peatón y al transporte público en detrimento de un vehículo privado al que se le imponen más cortapisas para su acceso, sobre todo de los centros de las grandes ciudades.

Y estas apuestas estratégicas se desarrollan, además, en plena transformación de una industria, la de la automoción, que va buscando alternativas a los vehículos de combustión por vehículos cada vez más sostenibles y cuya conexión a Internet los convierte en servidores de datos de movilidad en tiempo real para la mejora del tráfico en las ciudades.

En un mundo en el que los coches siguen ocupando el 70% del espacio público de nuestras calles y avenidas, las sociedades gestoras de aparcamientos nos erigimos como unos agentes imprescindibles para el logro de estos objetivos de sostenibilidad, que nos ayudarán a disfrutar más y mejor del entorno en el que vivimos.

La mejora de los sistemas de movilidad no se reduce ya a la disyuntiva de decidir si hay que tener más o menos coches privados por las calles, sino en la capacidad de ofrecer alternativas a su utilización y una gestión más ordenada y racional de esos recursos gracias a la inteligencia artificial y a las nuevas tecnologías que se ponen a disposición de los ciudadanos.

El cambio se antoja inevitable. La movilidad urbana que conoceremos en cinco, siete o diez años tendrá poco que ver con la que vivimos hoy, pero de lo que no tengo la menor duda es de que nuestros aparcamientos serán también, en esta era del Data móvil y la movilidad a la carta, una parte esencial de las soluciones que se emplearán para ordenar, también en el futuro, el espacio público en el que nos movemos y en el que vivimos.