Mil primeros casos de víctimas mortales por violencia de género

Casi la mitad de las asesinadas por el machismo en Huelva tenía orden de protección

  • Dos de los agresores se suicidaron y otro se entregó, el resto tuvo que ser detenido tras el crimen

  • El estudio del CPGJ concluye que la maternidad “aumenta el riesgo para las víctimas”

Dos mujeres con careta participantes en una manifestación feminista en Huelva.

Dos mujeres con careta participantes en una manifestación feminista en Huelva. / josué correa (Huelva)

El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha hecho público el Informe sobre los 1.000 primeros casos de víctimas mortales por violencia de género, un minucioso trabajo estadístico en el que se analizan los crímenes machistas acontecidos en el territorio nacional entre enero de 2003, fecha en la que empezaron a contabilizarse las mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas, y el 20 abril de 2019, día en que perdió la vida de forma violenta la víctima número mil.

Entre las asesinadas en estos 16 años y cuatro meses que centran el estudio, constan siete mujeres a las que mataron en la provincia onubense: María Teresa Otero, Francisca Paredes, Juani Cáceres, Amelia Hernández, Julia Madruga, Teresa Sánchez y Cristina Marin. No se hace referencia a otras víctimas más recientes, como Lisbet Lastre, a la que presuntamente quitó la vida su exmarido en la urbanización ayamontina de Costa Esuri el 8 de junio de 2019.

Un crimen machista cada semana y media

Del estudio del Observatorio se desprende que durante esos más de 16 años analizados “hubo un asesinato machista cada semana y una media de 61,3 víctimas mortales cada año”. En 38 de los asuntos, un total de 44 personas cercanas a las perjudicadas fueron asesinadas al mismo tiempo, 23 de ellas menores.

En el caso de las mujeres onubenses no consta que sus asesinos mataran también a alguien de su entorno. Sin embargo, sí se debe reseñar (aunque en el informe no se refleja) el caso de la onubense Ruth Ortiz: su exmarido, José Bretón, no la mató a ella pero sí a sus hijos, los pequeños Ruth y José, en octubre de 2011. Desde septiembre de 2017 su caso, como el de otras muchas madres de España, es considerado violencia de género por el Pacto de Estado contra este tipo de agresiones.

El estudio confirma que “la maternidad es una de las circunstancias que aumentan el riesgo para las víctimas”. Tres de cada cuatro mujeres asesinadas entre 2003 y 2019 (el 75,2%) eran madres y en la mitad de los casos (49%) los hijos eran menores de edad. Las mil mujeres asesinadas dejaron huérfanos a 765 menores, de los que 499 eran hijos o hijas del agresor y los 266 restantes, fruto de relaciones anteriores o posteriores de la víctima.

Seis de las siete mujeres a las que les arrebataron de forma violenta la vida en Huelva en el plazo analizado tenían hijos. Julia Madruga tenía tres, ya adultos; Francisca Paredes un total de cuatro mayores de edad, y Teresa Sánchez atesoraba dos. Con la excepción de María Teresa Otero, que no tenía ninguno, los hijos menores de edad de Juani Cáceres (dos), Amelia Hernández (uno) y Cristina Marin (dos) se quedaron sin madre.

Familiares y amigas de Cristina Marin, mostrando su imagen en julio de 2018 en La Antilla. Familiares y amigas de Cristina Marin, mostrando su imagen en julio de 2018 en La Antilla.

Familiares y amigas de Cristina Marin, mostrando su imagen en julio de 2018 en La Antilla. / Efe (La Antilla)

Denuncia previa

Poco más de la cuarta parte de las mil mujeres asesinadas entre enero de 2003 y abril de 2019 (261) había denunciado a su agresor. El porcentaje de casos con denuncia previa en España oscila entre el 15,8% de 2005 y el 34,5% de 2014.

No obstante, en nuestra provincia el porcentaje es mucho más elevado: aquí habían presentado denuncia y contaban con una orden judicial de protección tres de las víctimas de asesinatos machistas, lo que significa el 42,8% del global. Se trata de Julia Madruga (Huelva, marzo de 2010), Teresa Sánchez (Lepe, julio de 2016) y Cristina Marin (Lepe, julio de 2018).

La edad media de las que sí denunciaron a sus agresores se sitúa en los 38,9 años, un detalle que en Huelva se eleva a los 42,3 años.

El poder judicial destaca que en 124 de los mil casos analizados “hay constancia de la existencia de una medida de alejamiento en vigor en el momento del crimen”; entre ellos, como se ha dicho, los de estas tres mujeres de Huelva.

En más de la mitad de esos asuntos (58%), detalla el Observatorio, el agresor vulneró el alejamiento accediendo al domicilio de la víctima; en el 21,8% fue en un espacio público. Aquí tenemos los dos supuestos: Julia Madruga fue asesinada en la clínica Blanca Paloma, donde se encontraba cuidando de su madre, mientras que Teresa Sánchez perdió la vida de forma violenta en el interior de la chabola que habitaba o Cristina Marin se encontraba en su casa.

No hay un perfil

El informe del CGPJ concluye que la violencia machista “afecta a todos los ámbitos y orígenes, sea cual sea la nacionalidad, clase social, grupo étnico, edad o nivel de estudios” de las perjudicadas.

Entre enero de 2003 y abril de 2019, el promedio anual de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en España fue de 61,3. Esta cifra aumenta hasta 68,3 si se tiene en cuenta solo la primera parte de ese periodo (2003 a 2010) y disminuye hasta 54,4 en la segunda mitad (2011 a 2018). El año más trágico fue 2008, con 76 víctimas mortales, y el año con menos crímenes machistas fue 2016, con 49.

En Huelva, sin embargo, el año más negro fue 2009. El 20 de febrero Juani Cáceres era asesinada en Rociana del Condado por su marido. El día de Navidad, el 25 de diciembre, se produjo el asesinato machista de Amelia Hernández en la capital.

El cuerpo sin vida de María Teresa Otero junto al vehículo ardiendo, en octubre de 2004 en el recinto colombino de Huelva. El cuerpo sin vida de María Teresa Otero junto al vehículo ardiendo, en octubre de 2004 en el recinto colombino de Huelva.

El cuerpo sin vida de María Teresa Otero junto al vehículo ardiendo, en octubre de 2004 en el recinto colombino de Huelva. / Alberto Domínguez (Huelva)

Tasa de muertes

El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género evidencia que la tasa media de muertes indica que hubo 3,1 víctimas mortales al año por cada millón de mujeres mayores de 15 años. La tasa promedio aumenta si uno de detiene en la primera mitad del periodo hasta llegar a 3,6 (2003-2010) y disminuye en la segunda mitad hasta 2,7.

Este índice varía en cada comunidad autónoma, pero también es diferente según el área geográfica: en las zonas costeras se sitúa en 4,4 mujeres, mientras que en las del interior es de 2,5.

En este sentido, el informe del CGPJ también determina el impacto de los casos calculando una ratio por cada 100.000 habitantes a partir de la población promedio de la provincia en el lapso 2003-2018. Aquí se llevan la palma las de Almería, con el 5,4, y Granada, con un 3,8.

Huelva, sin embargo, se sitúa la novena por la cola del ránking nacional, con una incidencia del 1,4 que la deja lejos del promedio de las provincias costeras, situado en 2,4. Solo tuvieron menor impacto de la violencia machista sobre sus ciudadanas en estos años las provincias de Cádiz (1,3), Segovia (1,3), Cáceres (1,2), Palencia (1,2), Salamanca (1,1), Zamora (1), Badajoz (1) y Gipúzcoa (0,7).

Edad media

La edad media de las víctimas mortales de la violencia machista en el periodo sometido a estudio fue de 42,2 años. En nuestra provincia es ligeramente superior, situándose en 42,7 años.

La mujer más joven asesinada en Huelva por su compañero o excompañero sentimental es Cristina Marin, apuñalada en su casa de Lepe mientras sus hijas dormían el 7 de julio de 2018. Tenía 24 años. Juani Cáceres había cumplido 35 años, María Teresa Otero, 36 años; Amelia Hernández tenía 42 años; Teresa Sánchez, 47; Julia Madruga fue asesinada con 56 años y Francisca Paredes, con 59.

Se indica en el informe que algo más de la mitad de las mil mujeres asesinadas (538) tenía entre 26 y 45 años, pese a que esta franja de edad solo representa un tercio de la población de mujeres mayores de 15 años. El 12,8% de las víctimas (128 mujeres) era menor de 25 años; el 14,1% (141) tenía entre 46 y 55 años; el 7,4 % (74), entre 56 y 65 años; y el 11,9% (119) era mayor de 65.

Féretro con el cuerpo sin vida de Francisca Paredes durante su funeral, celebrado en Beas en agosto de 2007. Féretro con el cuerpo sin vida de Francisca Paredes durante su funeral, celebrado en Beas en agosto de 2007.

Féretro con el cuerpo sin vida de Francisca Paredes durante su funeral, celebrado en Beas en agosto de 2007. / josué correa (Beas)

Lugar de nacimiento

De las siete asesinadas onubenses, cinco son españolas. Solo Amelia Hernández, natural de Colombia, y Cristina Marin, de Rumanía, eran extranjeras. Dice el Observatorio contra la Violencia de Género que entre las víctimas de nacionalidad española, el promedio de edad fue de 45,6 años, lo que supone casi diez años más que el de las extranjeras, que fue de 35,9 años.

En el territorio onubense, la edad media de las españolas se eleva a 46,6 años, mientras que la de las foráneas se rebaja a 33 años.

El análisis por zonas geográficas muestra que la mayor parte de las 345 víctimas extranjeras de las primeras mil contabilizadas eran originarias de América Latina (46,1%), seguidas por las procedentes de Europa (35,7%), África (14,8%) y Asia (3,5%).

Relación con el asesino

La convivencia con el agresor es otro de los factores que aumentan el riesgo para la vida de las víctimas: el 60,5 % de las mil mujeres asesinadas mantenía la convivencia con su agresor en el momento en que ocurrieron los hechos. En 100 casos, la convivencia continuaba pese a la existencia de una denuncia previa y en 29, pese a estar activa alguna medida de protección para la víctima.

El 60,6% de los asesinatos fueron cometidos por la pareja con la que la víctima mantenía una relación cuando ocurrieron los hechos; en un tercio de los crímenes (27,8 %) el autor fue la expareja y en el 11,6 % de los casos el crimen se produjo durante una crisis o cuando la relación se encontraba en una situación transitoria.

En los casos de María Teresa Otero, Amelia Hernández, Julia Madruga y Teresa Sánchez la relación con sus agresores ya estaba rota oficialmente. Francisca Paredes fue asesinada por su compañero y Juani Cáceres y Cristina Marin, por los que todavía eran sus cónyuges.

El domicilio como escenario del crimen

El lugar en el que con mayor frecuencia se producen los asesinatos es el domicilio. En el periodo analizado, el 75% de las muertes ocurrieron en el interior de un domicilio, tratándose de la vivienda compartida entre víctima y agresor en el 70% de los casos. El resto de los crímenes se cometieron en la vía pública (7%), en un paraje o lugar abierto (5%), en un vehículo (4%), en el trabajo (3%), en zonas exteriores del domicilio (3%) o en otros lugares (3%).

 

La hija de Julia Madruga, Noelia Galvín, muestra una fotografía de su madre en el teléfono móvil. La hija de Julia Madruga, Noelia Galvín, muestra una fotografía de su madre en el teléfono móvil.

La hija de Julia Madruga, Noelia Galvín, muestra una fotografía de su madre en el teléfono móvil. / Josué Correa (Huelva)

Analizando a las víctimas onubenses, observamos que cinco de ellas fueron asesinadas en la intimidad de su hogar. Todas, con la excepción de Julia Madruga (Blanca Paloma) y María Teresa Otero –apuñalada en un coche en la capital–, se encontraban en casa cuando perdieron la vida.

Método para matar

El uso de arma blanca ha sido el método empleado para cometer el crimen en la mitad de los casos nacionales, seguido por los golpes (16%), la asfixia o estrangulamiento (15%), el uso de arma de fuego (13%) y el fuego (2%). En un 4% de los casos, el crimen se cometió por otros métodos.

De los siete casos contabilizados en Huelva, en cinco los asesinos utilizaron un arma blanca para acabar con la vida de las víctimas. Así ocurrió con María Teresa Otero, Amelia Hernández, Julia Madruga, Teresa Sánchez y Cristina Marin. Las dos excepciones fueron los crímenes de Francisca Paredes, quien sufrió 18 golpes con un martillo, y Juani Cáceres, estrangulada por su marido.

En cuanto al momento en que se cometieron los crímenes, el estudio muestra cómo el mayor número de ellos se concentró en los meses de julio y enero, con 98 y 94 casos respectivamente; abril, con 72 muertes violentas, fue el mes en el que menos feminicidios se produjeron. El peor día de la semana fue el domingo, con 172 casos.

Perfil del agresor

Las características más comunes que presentaron los agresores –extraídas de los datos objetivos contenidos en los expedientes judiciales– muestran a un varón con una edad media de 46,3 años y nacionalidad española en el 66,4 % de los casos. En nuestra provincia la edad media es más baja, situándose en los 42,7 años. Los asesinos de María Teresa Otero y Amelia Hernández eran cubanos; el de Cristina Marin, rumano; el resto es onubense.

En un 46,4% de los casos, el agresor fue detenido y en un 21,2% de las ocasiones se entregó o se suicidó. Mirando a Huelva, los asesinos de María Teresa Otero y Juani Cáceres se suicidaron. Solo se entregó voluntariamente el agresor de Francisca Paredes. Los demás fueron detenidos.

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