juicio por el doble crimen de almonte

Toxicología avala la presencia masiva de ADN de Medina en las tres toallas

  • El perfil genético no emana "de una transferencia puntual ni de un hallazgo casual"

  • No descarta que proceda de una descamación la piel y lo ve "compatible" con que las hubiera usado

Una de las toallas de mano analizadas por Toxicología y mostradas en la sala a Marianela Olmedo.

Una de las toallas de mano analizadas por Toxicología y mostradas en la sala a Marianela Olmedo. / josué correa

Los tres facultativos del Servicio de Biología del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INT) que analizaron distintas evidencias del número 3 de la avenida de los Reyes de Almonte -en el que fueron asesinados Miguel Ángel y María Domínguez el 27 de abril de 2013- certificaron ayer ante el jurado popular que el ADN del acusado, Francisco Javier Medina, está presente de forma "repetitiva y reproducible" en tres toallas de dos baños distintos de la escena del crimen. Los restos celulares del presunto autor de los hechos aparece hasta en 14 de las muestras estudiadas mezclado con los de los moradores del domicilio y los de la madre y mujer de las víctimas, Marianela Olmedo, quien lavó y colocó las toallas en los baños antes de abandonar la vivienda el 8 de abril de 2013, unos 20 días antes del doble crimen.

El depósito genético en el tejido de algodón de las toallas no es fruto ni "de una transferencia puntual ni de un hallazgo casual", indicaron los peritos. Aparece, de hecho, con gran nitidez y calidad.

El ADN en la alfombrilla de un varón desconocido pudo ser una "pequeña contaminación" puntual

Los científicos detallaron que, aunque no pueden determinar con exactitud cómo llegaron hasta allí las células de Medina ni en qué fecha, su presencia "sería compatible con una transferencia directa y masiva que se produjo con posterioridad al lavado" de las prendas, teniendo en cuenta que el ADN se deteriora enormemente cuando un tejido se limpia en la lavadora. Es más, prácticamente se destruye si se lava a más de 30 grados o se le aplica lejía, remarcaron los peritos, como la propia Marianela dijo que hizo. El acusado declaró que llevaba más de tres años sin entrar a la casa.

No obstante, por una cuestión "de probabilidades", Toxicología no puede descartar completamente que los restos celulares de Medina llegaran hasta las toallas por transferencia indirecta o secundaria, a través de otro objeto o de otra persona, aunque esto "habría que ponerlo en contexto con otras pruebas" del caso.

Los expertos indicaron en la sala que no se puede descartar que los vestigios genéticos procedan de "la descamación de la piel" del acusado -no encontraron en ningún caso en dichas toallas ni semen ni saliva ni sangre-, circunstancia "compatible con que las hubiera usado", ya que la "fricción" propia que se puede producir al secarse con ellas "es un factor que favorece más la transferencia que un contacto puntual".

En la toalla de baño de María, color salmón y con flores amarillas, que se encontraba en el baño de la habitación de matrimonio los genetistas localizaron perfiles genéticos de Miguel Ángel, la niña, Marianela y Medina en, al menos, dos muestras extraídas del tejido. También en otros cinco recortes de la toalla del lavabo de la misma habitación, aunque en este caso en uno de ellos, señalaron los peritos, "es mayoritario el perfil genético de Francisco Javier". Es decir, que su presencia era superior a la de los propios habitantes de la casa. Cuando inspeccionaron el cromosoma Y concurrente en el muestreo (propio sólo de los varones), detectaron "una contribución mayoritaria" del acusado. Más abultada que la del propio Miguel Ángel Domínguez.

La tercera toalla en cuestión es la del lavabo del baño pequeño del piso. Ahí de nuevo aparece la mezcla de células de las víctimas, Marianela y Fran Medina. Concretamente en una de estas muestras "los alelos del investigado están por encima de los de Miguel Ángel y María".

Los facultativos del INT hicieron referencia, además, a los vestigios genéticos de un varón desconocido encontrado en la alfombrilla de unos de los baños. Precisaron que este perfil que se obtiene en marcadores autosómicos "no es valorable, no es repetitivo" e incurre en la mezcla familiar "de manera puntual y casual". La conclusión a la que llegan los expertos es que "puede ser una pequeña contaminación de cualquier persona, incluso durante la investigación" de la escena del crimen.

Toxicología no halló el ADN de Medina en ninguna otra parte de la casa: ni en las sábanas, las colchas o las fundas de los sofás que Marianela también colocó antes de marcharse a vivir a la calle Cabañeros. Los especialistas, que encontraron el ADN del procesado en 2014 (después de que la Guardia Civil no consiguiera hacerlo), certificaron que la cadena de custodia se ha preservado con garantías.

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