Día de Reyes

Melchor, Gaspar y Baltasar se despiden a lo grande de Huelva

  • Los niños descubren con ilusión los regalitos de Sus Majestades de Oriente

  • Los Reyes recorren La Orden, La Hispanidad y La Navidad y se dejan ver por Matalascañas

Julia se queda boquiabierta al descubrir el coche para sus muñecos.

Julia se queda boquiabierta al descubrir el coche para sus muñecos. / Alberto Domínguez (Huelva)

Si la jornada del domingo fue ardua para Sus Majestades de Oriente, que recorrieron las calles de las principales localidades de la provincia para endulzar la tarde a los más pequeños de la casa y a los adultos con espíritu de niño, la de ayer tampoco se quedó atrás.

Aprovechando el sueño de todos, Melchor, Gaspar y Baltasar se colaron en los hogares de Huelva para dejar inundados sus rincones de coloridos paquetes y bolsas de regalo. Cualquier lugar fue bueno para colocar los presentes con todo el cariño: bajo el árbol de navidad, junto a la chimenea, sobre los sofás de casa, bajo la cama...

Pero lo mejor llegó con las claras del día. Cuando los niños de Huelva (y los no tan niños) se despertaron del plácido sueño de la noche más mágica del año y se dispusieron a descubrir los tesoros escondidos bajo el papel de regalo.

Hugo, por ejemplo, se encontró con un Buzz Lightyear, coches y la montaña rusa de Hot Wheels, un balón del Barça, un Conecta 4 de madera o una bola del mundo gigante. "Ha flipado cuando ha visto los regalos", indicó a este diario su padre, Joaquín Cabanillas.

A otro peque, Daniel Correa, no le cabía la sonrisa en la cara cada vez que destapaba los juguetes que los Reyes Magos tuvieron a bien dejarle bajo el árbol. Un pequeño taller de madera, un colorido libro interactivo o el coche de carreras de Mickey Mouse hicieron centellear sus ojos con la ilusión de los ratos de juegos por venir.

En casa de los Domínguez el salón se transformó en un espacio dedicado a los saltos de alegría, una auténtica fiesta familiar para críos y adultos. Pero, sin duda, los primeros fueron los protagonistas. Julia, por ejemplo, alucinó cuando vio su carrito de bebé en este su primer año de conciencia auténtica de la magia de los Reyes de Oriente.

Para Iara, encontrar los paquetes envueltos en papel rosa con su nombre fue toda una celebración. Celebró por todo lo alto que contuvieran, entre otros detalles, una cámara de fotos o un puzzle en 3D de la Torre Eiffel.

El regalo más voluminoso se lo llevó Asier: una tabla de surf con la que surcará este verano las olas en Punta Umbría. Sus Majestades le dejaron también sobre el sofá unos patines y un monopatín que le sorprendieron muchísimo.

Los adultos también vivieron la jornada como niños. Los pijamas, bolsos, colonias, calcetines y compañía se aderezaron con libros, discos, videojuegos, mantas o ropa. A algunos también les cayó dinero para gastar en las rebajas que comienzan hoy, a otros, la zamarra del Recre, un buen vino, un viaje o suculentas entradas para conciertos de Manuel Carrasco.

Los onubenses se han portado bien y los Reyes Magos les han devuelto las buenas obras con presentes impregnados de cariño. A los que no, un poco de carbón que tampoco viene mal para endulzar la jornada, en la que tampoco faltaron los tradicionales roscones.

Pese a la intensidad del trabajo nocturno, sus Majestades de Oriente se atrevieron ayer a seguir repartiendo ilusión y regalitos en plena calle y por distintos municipios de la provincia.

En la capital, por ejemplo, desfilaron por las barriadas de La Orden, La Navidad y La Hispanidad, entre otras. En esta última, como viene siendo costumbre, se subieron a caballo para recorrer las calles repartiendo los últimos caramelos. Lo de los camellos lo dejaron para marcharse de nuevo a sus lejanos países una vez acabado el intenso día.

También se dejaron ver por Matalascañas, donde partieron de los almacenes Cruzcampo y recorrieron la zona del centro comercial de Caño Guerrero para terminar visitando la iglesia parroquial de San Francisco de Asís.

Los Reyes tuvieron un bonito gesto el domingo con la familia de las víctimas del doble crimen de Almonte. Fue cuando la cabalgata pasó por la puerta de Rosario y Mariano, abuelos de María Domínguez, la pequeña asesinada junto a su padre, Miguel Ángel, en abril de 2013 en la avenida de los Reyes de Almonte. Melchor, en nombre de Sus Majestades, bajó de la carroza y entregó una gran cesta de flores blancas con una cinta verde a la familia de las dos víctimas, todavía sin justicia casi siete años después.

Así, un año más, los tres Magos de Oriente cumplieron con Huelva y se retiraron a descansar. Hasta el año que viene.

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