Huelva

Un taller de caligrafía china clausura el ciclo 'Proyecto Asia'

  • La actividad cultural cierra el programa organizado por el colectivo Periferias con la colaboración de la Diputación Provincial

Un momento del taller de caligrafía china en la Sala de la Provincia.

Un momento del taller de caligrafía china en la Sala de la Provincia. / M.G.

La Sala de la Provincia acogió ayer un taller de caligrafía china enmarcada en el ciclo Proyecto Asia, organizado por el colectivo Periferias con la colaboración de la Diputación de Huelva. El taller, impartido por las filólogas Zhiling Duan y Bo Zang y Ziwei Li, clausuró el ciclo cultural que se desarrolló desde el 24 de octubre, y desde el que se invitó, a través de diferentes propuestas, “a comprender el mundo que nos rodea a través del escenario en el que se desarrollan otras vidas”.

El taller, que contó con la presencia de la diputada provincial y el presidente de Periferias, Guillermo Duclós, brindó una oportunidad a todas las personas que quisieron participar y se acercaron al arte de la caligrafía originaria de China. Un arte tradicional con una larga historia y rasgos característicos nacionales. Tras un recorrido por ejemplos de obras de pintura y de caligrafía, las expertas en la materia explicaron sus orígenes, su historia y características, para proceder luego a una demostración práctica. Los participantes pudieron practicar la pintura y caligrafía chinas con los pinceles, papeles y tintes que se usan en el país asiático.

Declarada herencia cultural inmaterial por la Unesco, algunos estilos básicos de caligrafía china son el carácter del sello, el guión oficial, el guión regular, el guión en ejecución y el guión cursivo. Cada guión ha dado lugar a diferentes estilos y escuelas de caligrafía. En general, el trazo fluido de la caligrafía no solo recuerda la belleza de la naturaleza, sino que también expresa la belleza del espíritu humano, según explicó la Diputación.

El taller coincidió con la clausura de la exposición fotográfica central de Proyecto Asia, de Eduardo Pereiro, fruto de sus viajes a lo largo de tres años a Asia, en los que ha recorrido Japón, China, Tailandia y Nepal, “buscando las claves para entender nuestro propio entorno indagando en las relaciones del ser humano con el mundo que le rodea”.

La muestra invitaba a recuperar el tiempo como concepto perdido. “En un mundo en el que el vértigo e inmediatez dominan nuestras acciones, cada una de las fotografías necesitará un breve esfuerzo, un pequeño instante, para mostrarnos su verdadera dimensión. Solamente entonces estableceremos con cada obra una relación única y privada, como medio para comprender el mundo que nos rodea a través del escenario en el que se desarrollan otras vidas”, proponían desde Periferias.

La espontaneidad de las escenas colocaban al espectador en una posición de creíble realidad. Con un crudo tratamiento del blanco y negro, el reto que plantea la obra de Eduardo Pereiro “impulsa a la complicidad para la construcción de las diferentes historias. A relacionar lo explícito con lo sugerido, a reconocernos en un mundo de otros, que es nuestro propio mundo”.

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