Respons(H)abilidades

Prevenir los riesgos psicosociales es RSC de la buena

  • Cuidar la cultura corporativa y crear las bases de un buen clima laboral, son dos poderosas herramientas de las empresas responsables para ser todavía más rentables y más eficaces

Hablar de factores psicosociales es hablar de lo que personaliza y diferencia a una empresa de otra. Los más generales son la cultura corporativa, el estilo de liderazgo, la comunicación y el clima laboral. Pero los factores psicosociales son muchísimos más y todos tienen algo básico en común: influyen en la salud y productividad de los trabajadores positiva o negativamente. Cuando un factor puede afectar de forma negativa es cuando hablamos de factor de riesgo, y prevenirlo debería ser una de las principales ocupaciones de todas las empresas, tanto de las que quieren sacar todo el partido a su Responsabilidad Social Corporativa (RSC) como de las que no se interesan todavía por la RSC pero sí por su propia economía.

Para entenderlo mejor, hagamos una primera clasificación entre factores psicosociales de la organización y factores psicosociales laborales.

Si nos centramos en los factores o condiciones organizacionales nos encontramos con la gestión de los recursos humanos, la estrategia empresarial, la política de seguridad y salud, la comunicación como organización, el estilo directivo, las relaciones institucionales o el clima laboral, entre otros. Si nos centramos en los factores o condiciones laborales tenemos el tipo de contrato, la política salarial, los planes de carrera, la descripción de los puestos, la comunicación entre trabajadores y equipos, los horarios, la holgura en la toma de decisiones o autonomía en el desempeño del trabajo, etc.

Toda esta relación de factores son, en menos palabras, las condiciones en las que la empresa desarrolla su actividad y los trabajadores desarrollan su trabajo, algo que puede ser completamente diferente de una organización a otra.

En todas, si los factores psicosociales funcionan de forma adecuada facilitan el trabajo, la rentabilidad de la empresa, la motivación de la plantilla y el desarrollo de las competencias profesionales de los trabajadores. Y si no, pueden provocar todo lo contrario, convirtiéndose en factores con el apellido "de riesgo", esto es, con riesgo probable de provocar tensión y estrés que afectará a todos en su salud -muchas veces de forma grave-, y al empresario, además, en su bolsillo.

Analizar y prevenir antes que resolver

Una vez vista la diferencia entre factores psicosociales y factores psicosociales de riesgo, que no es lo mismo, el siguiente paso necesario sería analizar cuáles son los más sensibles en mi organización, ya que quizás nos sorprendamos.

Claro que un liderazgo deshumanizado, una comunicación poco transparente, salarios demasiado bajos, contratos precarios o malas relaciones entre departamentos son factores evidentes de riesgo psicosocial, pero hay otros muchos más sutiles que también afectan.

Imaginemos una empresa que trabaja por turnos con jornadas de doce horas. Está situada en un lugar conflictivo, por ejemplo con alta tasa de delincuencia de puertas afuera. Todos los trabajadores tienen las mismas funciones y sus clientes demandan una alta implicación emocional porque son personas en situaciones vitales límite. Sea cual sea la empresa que tienen ahora en su imaginación, a priori serían factores de riesgo el horario, la ubicación de la empresa, la ambigüedad del rol laboral y el perfil de cliente. ¿Quiere decir que esos factores están afectando negativamente a la salud de los trabajadores? La respuesta adecuada sería "no todavía", aunque parece bastante probable que la tensión que genera llegar a trabajar, estar tantas horas seguidas y muchas veces de noche, no tener repartidas las tareas o atender a ese tipo de clientes termine afectando a la salud mental y física de los trabajadores, con todo lo que eso implica. Si a esto le sumamos un jefe de comunicación violenta, apaga y vámonos.

Esta empresa inventada puede que sea así por necesidades de la actividad. O puede que no. Demasiadas veces es simplemente porque siempre se hizo así. Da igual. En todos los casos el sentido común que tanto nos gusta en RSC dice que si esperamos a resolver las posibles consecuencias en vez de prevenirlas, será más difícil evitar o reducir las pérdidas económicas y personales.

Pasa lo mismo que con los incendios forestales, que se apagan en invierno. O como con nuestra salud: es mejor tener hábitos saludables a esperar a que los síntomas de la enfermedad me obliguen a medicarme y a cambiar los hábitos, de nuevo, con todo lo que eso implica.

De esta forma llegamos al tercer nivel de los factores psicosociales, el de los riesgos como tal, que en esta particular metáfora son los síntomas de la enfermedad: el estrés laboral, la violencia verbal o física, el acoso laboral o sexual, el desgaste profesional, el abuso emocional… Son algunos de los riegos que ya están tipificados, tienen cobertura legal, jurisprudencia, y son los más frecuentes provocando daños graves en la salud de personas y empresas.

Tres niveles para orientar la solución

Tenemos factores psicosociales, factores psicosociales de riesgo y riesgos. Son tres niveles que nos dibujan el camino: para evitar los riesgos, hay que identificar los factores psicosociales de riesgo que caracterizan mi actividad y mi empresa, y hay que mimar los factores psicosociales que me personalizan.

Es lo mismo que decir: para evitar el estrés en mi plantilla, necesito analizar e identificar lo que puede estresar a mis personas y darles los recursos necesarios para reducir su vulnerabilidad, además de construir con ellos la cultura corporativa o personalidad de la organización que quiero. Eso es tener muy claros y compartidos la misión, la visión y los valores de la empresa, uno de los primeros pasos de la RSC para construir una cultura corporativa sólida y promover un clima laboral potenciador, otra vez, con todo lo que eso implica.

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