Balance 2020

Política provincial: El prematuro desenlace de un relevo previsto

  • 2020 marca el final político de Ignacio Caraballo

  • Sendas mociones de censura dejan al PP sin Cartaya y Manzanilla

María Eugenia Limón, presidenta de la Diputación Provincial de Huelva.

María Eugenia Limón, presidenta de la Diputación Provincial de Huelva. / Alberto Domínguez (Huelva)

Su posición al frente de la Diputación Provincial tenía fecha de caducidad. Ya hacía tiempo que Ignacio Caraballo atisbaba el final de su carrera política. No lo ocultaba y así lo había reconocido en varias ocasiones. Su ciclo entraba en la recta final. Era una cuestión generacional. Lo que no podía imaginar es que sería tan rápido el tiempo y tan diferentes las formas que finalmente provocaron el ascenso de María Eugenia Limón al frente de la institución y de María Luisa Faneca al timón del PSOE provincial.

El último trimestre de 2020 cambió la estructura de poder socialista en la provincia. Si la Diputación por su peso marca el calendario político provincial, no fue el único movimiento clave en un año que dejó dos ayuntamientos más en manos del PSOE a costa del PP.

Apenas unas semanas antes del movimiento judicial que aceleró todo el proceso hubo un reajuste de posiciones en el organigrama de la Diputación Provincial que anticipaba lo que podía suceder a corto plazo, quizá no tan a corto como sus propios protagonistas podían imaginar. Ignacio Caraballo reforzó la posición de Limón. Era un mensaje claro. Generó heridas internas, las mismas que se evidenciaron en los días previos a la elección de la alcaldesa de San Bartolomé. Los intentos por abrir un debate en la sucesión trasladaron además a nivel provincial las diferencias existentes entre las ejecutivas federal y andaluza. El relevo del entonces presidente de la Diputación Provincial era un tema asumido por el propio protagonista, pero no en la fecha ni en los motivos. No fue por el cierre de su ciclo público ni por las consecuencias del dilatado caso Aljaraque, sino por una denuncia personal la que lo precipitó todo.

La marcha de Caraballo no solo tuvo incicencia en la Diputación. Su dimisión como secretario general del Partido Socialista conllevó la liquidación de toda la ejecutiva provincial y el nombramiento de una gestora. María Luisa Faneca, diputada nacional y pilar histórico de Pedro Sánchez en Huelva asumió la coordinación de la misma. Suyo será el timón hasta el próximo congreso provincial.

Si el primer semestre del año en la provincia tuvo un marcado carácter inmovilista condicionado por la pandemia que dejó en suspenso cualquier maniobra política, con el verano se activaron todos los resortes. Saltaron por los aires dos pactos de gobierno. El PP perdió las alcaldías de Cartaya y Manzanilla. En ambos casos había sido el PSOE la fuerza más votada, si bien los pactos postelectorales permitieron a los populares ostentar el poder. La ruptura de los mismos desembocó en sendas trifulcas políticas que evitaron la caída de Manuel Barroso y Javier Serrano.

Cartaya fue la gran protagonista de julio. Josefa González Bayo (PSOE) relevó a Manuel Barroso (PP) previo paso efímero de Alexis Landero (PSOE), quien dimitió de nuevo a las hora según lo anunciado para centrarse en la batalla legal abierta con su predecesor en el cargo. Fue una moción de censura dura, como todas, con acusaciones cruzadas, denuncias e intentos de frenar los movimientos. Ciudadanos fue la clave. Israel Medina, único edil de Cs, cambió el apoyo al PP para sumarse a la iniciativa puesta en marcha por PSOE e IU. La formación naranja anunció que le abriría un proceso de expulsión al contravenir las directrices del partido. Seis meses después en Cartaya gobierna el PSOE y Ciudadanos dejó sin efecto la anunciada expulsión de su edil.

No fue el único ayuntamiento perdido por el PP. En un episodio similar, Manzanilla cambió de alcalde. Cristóbal Carrillo (PSOE) relevó a Javier Serrano (PP). En este caso fueron Independientes por Huelva (IxH) y Todo por Manzanilla los que decidieron romper el acuerdo de gobierno suscrito en mayo de 2019. La tensión acompañó el pleno del 13 de agosto dentro y fuera la casa consistorial de la localidad. El PP perdió así dos de las cinco alcaldías que logró mediante pactos electorales. El PSOE, según el acuerdo de investidura, deberá tomar el relevo en Almonte durante el próximo año para cumplir así con el acuerdo que fijaba que ostentaría la alcaldía en los dos últimos ejercicios de la legislatura. De este modo habrá recuperado tres ayuntamientos para ampliar su dominio político en la provincia.

Los Reyes en Almonte

Apoteósico recibimiento. Mucho antes de la llegada de la pandemia y de que la Covid-19 se adueñase de 2020 hubo una visita histórica. Los Reyes estuvieron en Almonte, rezaron ante la Virgen del Rocío y recorrieron las calles de la localidad tras asistir a los actos de clausura del 50 aniversario del Parque Nacional. Pasearon junto a los almonteños y disfrutaron de las dunas de Doñana. Dejaron momentos irrepetibles. Hasta que la pandemia lo eclipsó todo, era la imagen positiva del año en la provincia de Huelva.

Matalascañas

El gran tapón del verano. El tráfico de entrada y salida de la playa almonteña provoca serios problemas de circulación cada verano. El tercer carril reversible fue el primer gran anuncio del año. En enero anunció la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, el desdoble de la carretera A-483 que une Almonte con El Rocío y el núcleo costero de Matalascañas. Es uno de los puntos con mayor afluencia de visitantes. El tercer carril ayudará a descongestionar no solo el acceso a las playas desde la A-49, sino también a la aldea del Rocío.

Centros de salud

La necesaria atención de proximidad. La pandemia obligó a Salud a reformular el sistema sanitario provincial para optimizar los recursos. El circuito doble para la Covid o las restricciones pusieron a prueba toda la estructura, que prescindió de algunas urgencias 24 horas. Durante el confinamiento se adaptaron centros de salud, modificaron horarios o se priorizaron servicios. Algunos municipios o entidades locales tuvieron que hacer frente a la pérdida de algunos servicios de proximidad que fueron centralizados en otras localidades. Generó una campaña por parte de algunos alcaldes. San Bartolomé, El Rocío o varios municipios de la Sierra o la Cuenca Minera pelearon por sus urgencias y sus centros de salud.

Playas

Lo que el hombre construye, la tempestad lo destruye. Los destrozos en la costa onubense se han convertido en un clásico anual. Los paseos marítimos de Huelva sufren cada año el embate de las olas. Un año más, el agua se llevó pasarelas en Cartaya, Punta Umbría o afectó en La Antilla. Matalascañas es una de las localidades donde más daño provocan los temporales. A falta de una solución de fondo que permita resolver un problema crónico del literal onubense, la tarea de reconstrucción anual obliga a destinar recursos constantes con la seguridad de que serán trabajos efímeros que el agua volverá a llevarse un año o dos después. La pérdida de arena en algunos puntos de la costa añade una dificultad añadida a la que las administraciones locales no pueden dar respuesta con sus limitaciones.

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