Hay un lugar en el que el Descubrimiento, posiblemente el mayor hito en la historia de la Humanidad, puede prácticamente revivirse cada día. Un espacio en el que cada rincón huele a medievo, a carabelas y a mar. Un pueblo que antaño fue marinero, que hoy es agrícola e industrial y en el que la historia y el ocio se conjugan para ofrecer un extenso abanico de opciones al turista.

Dar un paseo por la localidad onubense de Palos de la Frontera es recorrer la historia de Europa y América, en una ciudad que conserva todo su encanto medieval y que es un continuo recordatorio de la presencia de Cristóbal Colón en Huelva y de sus vaivenes hasta lograr una hazaña que cambió el mundo.

Obelisco de la partida de Colón que representa los frescos de Vázquez Díaz del Monasterio de La Rábida.

En medio del verde de sus jardines y el amarillo de su albero, La Rábida y su Monasterio franciscano se alzan como, sin duda, la primera parada de cualquier visitante que llegue a Palos. Este espacio, erigido entre los siglos XIV y XV, sobresale por su iglesia de estilo gótico-mudéjar, por su patio o por las estancias decoradas por el pintor Daniel Vázquez Díaz, pero sobre todo destaca porque fue el lugar al que llegó Colón en 1485 y desde donde recibió el apoyo necesario (científico, espiritual y político) para su empresa descubridora.

En el paraje sobre el que se alza el Monasterio de Santa María de La Rábida se levantan instalaciones singulares como el Monolito del IV Centenario, recién restaurado, el Foro Iberoamericano, el jardín botánico José Celestino Mutis, y por supuesto el Muelle de las Carabelas, uno de los lugares más visitados de la provincia desde el que los visitantes pueden conocer de primera mano -incluso subiendo- cómo eran los barcos con los que Colón cruzó el Atlántico. Además de las réplicas de la Pinta, la Niña y la Santa María, el Muelle de las Carabelas cuenta con un Centro de Interpretación, un ‘barrio medieval’ recreado alrededor de la dársena y la denominada ‘Isla del Encuentro’, en el que se representa la vida indígena de la isla de Guanahani.

Plaza de toros.

Nada más llegar al municipio de Palos de la Frontera, la Iglesia de San Jorge, de estilo gótico mudéjar, recibe al visitante para darle las primeras pistas acerca de lo que verá en su viaje por la localidad. Palos es, sobre todo, medieval y colombina. Fue en la Iglesia de San Jorge donde se dio lectura a la real provisión de los Reyes Católicos en la que se ‘obligaba’ a los vecinos de Palos a aportar las carabelas para el primer viaje de Colón.

Fue en La Fontanilla, que se conserva en muy buen estado, desde la que se abastecieron de agua las tres naves. Fue en el Puerto Histórico de Palos, que actualmente se encuentra inmerso en un ambicioso proyecto de recuperación, desde donde partieron la Pinta, la Niña y la Santa María, en las que no sólo viajó Colón, sino también un nutrido grupo de palermos y marineros de la comarca entre los que destacaron los hermanos Pinzón, cuyo papel destacado en el Descubrimiento se reconoce mediante una estatua situada muy cerca de La Fontanilla. La casa de uno de ellos, Marín Alonso, en la que se pueden admirar útiles de navegación, pinturas y mapas relacionados con la gesta colombina, es una de las visitas obligadas en Palos, junto con la del Museo Naval, en el que se exponen réplicas de embarcaciones desde la época romana hasta el siglo XX.

Tres fechas señaladas para celebrar la Gesta

Hay tres fechas marcadas en rojo fuerte en el calendario palermo. La más próxima en el tiempo, la del 12 de octubre, conmemora la llegada de las carabelas a América en 1492, y por esa razón, entre otras muchas actividades, Palos de la Frontera se viste de medievo para celebrar su ‘Corrida Pinzoniana’, un peculiar festejo taurino en homenaje a los hermanos Pinzón y a los marineros palermos en el que algunas de las principales figuras del toreo (y el resto de intervinientes) acuden al Coso del Descubrimiento ataviados con trajes de época en una corrida que es además todo un acontecimiento en la localidad.

Coincidiendo con la Corrida Pinzoniana se celebra la Fiesta de la Tapa, que este año llegará a su VI edición y que une a la efeméride la mejor gastronomía de la zona.

El 3 de agosto y el 15 de marzo, fechas de la partida y del regreso de los marineros a Palos de la Frontera, son los otros dos grandes días de Palos, con diversos actos institucionales y la ya tradicional Feria Medieval del Descubrimiento, que con casi 20 años a cuestas no es solo una de las de más solera de la provincia, sino también de las más visitadas por onubenses y foráneos. Durante un fin de semana al año, Palos revive en todas sus calles algunos hitos de la época combinados con juegos, gastronomía, recorridos históricos y un sinfín de animaciones que hacen las delicias de los visitantes y de los propios palermos.

Mazagón, un paraíso natural

Lejos (o no tanto) de su marcado pasado medieval vinculado al Descubrimiento, en el término municipal de Palos de la Frontera se encuentra una de las playas con más encanto de la costa onubense.

Mazagón es un privilegio al alcance de cualquier visitante, no solo por sus aguas azules y la fina arena que caracteriza todo el litoral de Huelva, sino muy especialmente por el entorno natural en que se encuentra y por sus espectaculares paisajes.

Tanto en sus playas urbanas como en las que se sitúan más cerca del entorno de Doñana, Mazagón se distingue por la belleza de los acantilados (los ‘cabezos’, como se les llama en la zona) que la rodean de principio a fin. Pero, además, esta playa cuenta con una interesante oferta hotelera y gastronómica con la que disfrutar de una estancia inolvidable.