2010

Nuevos bríos comerciales y urbanísticos en la ciudad

  • La peatonalización del centro y la apertura del mercado dan tregua al desánimo La industria detiene su caída

Pese a las reticencias iniciales, las lógicas molestias y el retroceso temporal de los resultados del comercio de las calles del centro, la semipeatonalización de la Gran Vía y las obras nocturnas de la calle Concepción y adyacentes supusieron una revolución en el modo en el que los onubenses se relacionaban con su ciudad. Pronto, los ciudadanos nos hicimos a la idea de hasta dónde podíamos llegar con nuestros vehículos y comenzamos a disfrutar de largos paseos por la gran isla comercial en la que al final y a pesar de las contrariedades económicas, se ha convertido el centro de Huelva. Desde el año 2008 y hasta 2010, Huelva vio cómo el peatón se hacía protagonista de las calles Marina, Jesús Nazareno, José María Amo, Periodista Luca de Tena, Miguel Redondo y San Francisco, entre otras, y a partir de entonces, el Ayuntamiento acometió también la remodelación del último tramo de la calle Rascón y la renovación de otras vías en barriadas como El Carmen, El Higueral o Los Rosales.

 

El nuevo planteamiento urbanístico llevaba aparejada la necesidad de satisfacer una mayor demanda de aparcamientos. Se vieron cubiertas en parte gracias a una circunstancia casi accidental: el 7 de febrero se procedió al cierre del antiguo mercado de El Carmen, que fue sustituido por el flamante y mucho mejor preparado edificio construido en Pescadería. El cierre de la vieja plaza de abastos y su posterior demolición se vivió con pesadumbre y el resultado fue un enorme solar en el que, a la espera de construirse la plaza porticada que está en los planes del Consistorio, se ha ubicado una zona de aparcamientos con unas 100 plazas.

 

No obstante, pese a la morriña profesada hacia el viejo complejo, la inauguración del nuevo mercado fue todo un acontecimiento y el balance positivo por parte de los detallistas no se hizo esperar: en pocos meses ganaron no sólo en comodidad e higiene, sino también en ventas.

 

Otro parking fue motivo de debate durante 2010. El aparcamiento de la Casa Colón se convirtió, como el año anterior lo había hecho Aguas de Huelva, en un valor con el que obtener recursos para tapar el agujero financiero municipal. Al final lo compró Mutua Madrileña en diciembre por 5,9 millones de euros. En cuanto a Aguas de Huelva, fue Aquagest la empresa que se llevó el gato al agua en el concurso, aunque en diciembre de 2010 aún no había desembolsado los 57 millones de euros prometidos por el 49% de las acciones de la joya de la corona. 

 

Otra polémica, la de las obras del AVE que parecían no despegar nunca,  se recrudeció especialmente por mor de las expropiaciones imprescindibles para liberar los terrenos. Weickert y Martín plantó cara y se enzarzó con el consistorio en una batalla judicial en el TSJA.

 

No muy lejos, la industria consiguió frenar la caída que le había afectado ferozmente en 2009 y empresas como Tioxide invertían en mejoras. Además, dos de las más importantes tuvieron la oportunidad de vivir momentos históricos: en octubre, el Rey inauguró la ampliación de la refinería de Cepsa en Huelva, que supuso la inversión industrial más importante de la historia de Andalucía con 1.000 millones de euros, y visitó la fundición de Atlantic Copper, que celebraba su 40 aniversario.

 

En la Cuenca Minera, Emed también trataba de reabrir y revitalizar Riotinto Minera y  anunciaba una ampliación de 19 millones de euros en su inversión.

 

Sin embargo, hubo empresas que no consiguieron superar el bache. En octubre, Junta y sindicatos acordaron el cierre de Astilleros de Huelva. Atrás quedaban 147 prejubilados, 20 despedidos y 54 recolocables, y la historia de la construcción naval en la provincia de Huelva. 

 

Aún así, muchas familias las pasaban canutas. 23.000 hogares tenían en diciembre a todos sus miembros en paro y Cáritas hacía llamamientos desesperados. En todo ese panorama desalentador, Patrocinio Mora, el empresario lepero, volvía a ser emblema de solidaridad  y en Nochebuena repartía 400 bolsas de alimentos en los asentamientos de inmigrantes de la zona.

 

El agro también se iba sosteniendo y se convertía en una tabla de salvación para los datos provinciales.

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