Huelva

Los vecinos de Nuevo Higueral reclaman la desocupación de las viviendas que son "puntos de venta de droga"

  • El pasado 1 de mayo la Policía desarticuló un punto de venta de estupefacientes gracias a una pintada anónima de un ciudadano

La Policía interviene en el edificio.

La Policía interviene en el edificio. / M.G. (Huelva)

Los vecinos de la asociación Nuevo Higueral “luchan” desde hace meses contra la desocupación de las viviendas convertidas en puntos de tráfico de drogas en el barrio de Fuentepiña.

En relación a las situaciones que generan preocupación en la zona, la presidenta de la asociación, Ángeles Villamarín, advierte que en ciertos pisos donde “se observa el tráfico de drogas a simple vista, observamos también problemas vecinales”. Al objeto de intentar que el barrio y sus viviendas regresen a una situación normalizada, los vecinos decidieron crear una comisión vecinal para tratar la citada problemática con el Ayuntamiento de la capital onubense y con la Policía Local.

Entre los logros cosechados por la comisión vecinal figuran el sellado de uno de los pisos de la calle Sainete, además de varias intervenciones de la Policía con ánimo de desarticular puntos de droga. Precisamente, la última acción policial se produjo el pasado 1 de mayo tras una pintada anónima que señalaba a un portal de la calle El Almendro con el mensaje: "Sos policía. Ayuda. Aquí se vende droga":

Este mensaje de enormes dimensiones no pasó desapercibido para los agentes, quienes captaron el aviso de denuncia de la mano desconocida. La colaboración ciudadana derivó en una desarticulación de un punto de venta y consumo de sustancias estupefacientes, tal y como recogió este diario la semana pasada tras haber contactado con varios testigos.

La propagación del coronavirus y el consiguiente confinamiento alimentó las sospechas con la mencionada vivienda, pues tal y como señala Villamarín a Huelva Información “al no haber movimiento en las calles, se nota más el trasiego de personas entrando y saliendo de un edificio, cuando el estado de alarma dicta que las salidas están prohibidas”. De este modo, la Policía irrumpió en el edificio y detuvo a al menos seis personas, por lo que la colaboración ciudadana resultó clave para la operación.

Concretamente, el último edificio donde los agentes intervinieron no se encontraba abandonado ni estaba ocupado de forma aparente, pero aquellas viviendas donde los vecinos ponen el foco destacan por “la insalubridad que muestran”, recoge la presidenta de la Asociación de Vecinos Nuevo Higueral. Asimismo, esto provoca también la presencia de ratas que se meten en los pisos que dan a la calle Honduras generando “un ambiente que no queremos para nuestro barrio”.

La comisión nació hace un año como consecuencia de las quejas de los vecinos y en la creación de la misma intervino el presidente de la Asociación Nuevo Molino, Carmelo Merchán, quien tuvo “una experiencia similar al haber tratado con okupas”. La mesa redonda que sirvió para discutir los problemas vecinales también permitió que Merchán “nos ilustrara el camino para solucionar el problema”. Fruto de ello se iniciaron las conversaciones con el equipo de Gobierno local y también comenzaron a surgir gestos de los vecinos que quieren ser garantes de la salud en su barrio.

Pese a que la última acción policial se registró durante el confinamiento, las denuncias de los vecinos se producen desde hace un año. La situación de aislamiento que ha traído consigo el estado de alarma “ha paralizado las reuniones con el Ayuntamiento y la Policía”, sostiene Ángeles Villamarín, quien asegura que, una vez se recupere la normalidad, “seguiremos luchando por un barrio sin tráfico de sustancias estupefacientes”.

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