Huelva

Niebla se rinde a 'María Estuardo'

  • El castillo de los Guzmanes acogió anoche una versión aguda, profunda y reflexiva de la obra de Schiller l La fundición Obra: María Estuardo/ Versión y Dirección: Pedro Álvarez-Ossorio/Reparto: Cristina Yánez, María José Moreno, Pilar Gómez, Yvonne Medina, Emilio Alonso, José Chaves y José Doult/ Diseño de escenografía: Juan Ruesga Navarro y Vicente Palacios/ Diseño de vestuario: Asunción Trallero/ Diseño de iluminación: Ada Bonadei

El Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla, acogió anoche la obra universal María Estuardo, con un gran éxito de crítica y público. El estreno de esta nueva versión de la novela de Schiller, revisada por Pedro Álvarez-Ossorio, dejó en vilo a los asistentes, intrigados e hipnotizados ante los hechos que se iban sucediendo.

La obra, llegó a escena, tras los ensayos, con una madurez casi plena, cosiendo con eficacia todas sus posibilidades narrativas y estéticas, pero sin demasiados artificios. De esta forma, la rica y variada paleta de matices con la que el autor contaba, se expandió, haciendo reflexionar, casi desde el principio, a un público expectante e inquieto.

Las compañías Fundición de Sevilla y Tranvía teatro, de Zaragoza, se habían unido hacía tiempo, buscando una pieza que llevar a tablas.

Teniendo una visión artística muy parecida, el pulso creativo estaba asegurado, buscando una propuesta que fuese más allá de lo puramente estético y se convirtiera en una realidad de convergencia entre dos comunidades con una amplia cultura, pero poco pasado común.

La actriz Cristina Yánez, con una extensa carrera, puso la nota aragonesa, interpretando a una sobria y elegante reina Isabel. La onubense Pilar Gómez encarnó a María Estuardo, personaje que se movió, de manera muy dramática entre profundas convicciones, fe, y miedo. Una terrible melancolía pesaba sobre su cabeza, la tentativa de la muerte.

La historia, sin tapujos emocionales, reflexiona, de esta forma, sobre la legitimación de la pena capital, muy en boga en la actualidad, en la que países de mucho peso político la siguen practicando.

Además, a través de la lucha de dos monarcas, se matizan los conceptos de bien y mal. Una de ellas es anglicana y la otra católica, una ostenta el poder y la otra lo pierde, aunque las dos lo desean, una es la víctima y la otra el verdugo.

Así, aunque la reina Isabel está dispuesta a ejecutar a María Estuardo, surgen dudas, muy en vigencia, sobre la posibilidad de hacerlo

La reina Isabel, creída de una superioridad latente e indiscutible, se siente incapaz de discernir entre lo correcto y lo incorrecto. Sin embargo, se levantan en ella sentimientos tan humanos como la culpa, que intenta obviar.

Con un convencimiento y seguridad aristocráticos, ambas reinas se aíslan de la realidad, metidas en una burbuja de poder, que las domina y las somete.

Pero además, Álvarez- Ossorio pretende un ejercicio de reflexión sobre la mujer y sobre su lucha por la igualdad. En la obra hay cuatro personajes femeninos frente a los dos de la versión original.

Sin duda, se trata de una de las propuestas más conseguidas del panorama teatral español, posiblemente ganador de multitud premios y menciones especiales.

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