2007

Montaje y desmontaje del patrimonio urbanístico

  • La ciudad estrenó nuevas construcciones pero también derribó otras para siempre Pedro Rodríguez volvió a ganar.

El alcalde tuvo que tirar de reservas para oficiar en 2007 las muchas inauguraciones que se fueron sucediendo a lo largo del año. El periplo comenzó con la apertura oficial del Parque Moret, todo un acontecimiento para la ciudad pero, muy especialmente, para el barrio de La Orden y Santa Marta, que habían luchado durante años para que las laderas no se convirtieran en una nueva masa de bloques de pisos. Cientos de ciudadanos pasearon por primera vez por el mayor parque urbano de Andalucía, una hermosa y ordenada superficie de más de 70 hectáreas -en principio sólo se abrieron 30-, en las que además podían encontrarse múltiples entretenimientos como un lago con barcas, una pista para monopatín o merenderos.

En febrero la ciudad recuperó el Muelle de Riotinto tras una remodelación concienzuda que volvió a poner en valor este legado de la minería británica y en marzo, los onubenses pudieron disfrutar de la popular Plaza de las Monjas. Tras ocho meses cerrada y una inversión de 1,4 millones de euros, el día 24 el alcalde Pedro Rodríguez y el presidente de los comerciantes, Manuel García-Izquierdo, cortaron la cinta inaugural de una remodelación que gustó a unos y horrorizó a otros, sobre todo por las dos luminarias modernas y la fuente a la que flanqueaban.

Por fin, después de ocho años clausurada por los desperfectos que en ella ocasionaron las obras de Méndez Núñez, abrió sus puertas la iglesia de La Concepción. Lo hizo para acoger la estación de penitencia de las cofradías onubenses en una Semana Santa que estuvo marcada por los continuos aguaceros.

Además, se anunciaron otros proyectos que a día de hoy continúan siendo sólo promesas fruto del éxtasis electoral. Los puentes que habrían de conectar Huelva con Punta Umbría y acabar con las tradicionales colas veraniegas fueron compromisos proclamados por la entonces consejera de Obras Públicas, Concepción Gutiérrez. Incluso pudo verse un proyecto del prestigioso ingeniero Javier Manterola, como también tuvo firma de altura, tiempo después, la estación del AVE cuya licitación anunció el presidente Zapatero en su visita a Huelva durante la presentación de las 79 candidaturas con las que el PSOE acudía a las elecciones municipales.

En Huelva capital la campaña se desarrolló con más tensión de la habitual y se evitó incluso la foto de familia con la que los candidatos solían inaugurar la campaña. No obstante, con tensión o sin ella, volvió a ganar Pedro Rodríguez por cuarta vez y el PP obtuvo su tercera mayoría absoluta.

Pero no todo fue construir y estrenar. Otros edificios de la capital desaparecieron del paisaje urbano. El 9 de febrero, Medio Ambiente dio el visto bueno al plan de Isla Chica y poco después, la Gerencia Municipal de Urbanismo decretaba el expediente de ruina que acabaría con la demolición del viejo Colombino. También comenzó a derribarse el hospital Manuel Lois, aunque en este caso los trabajos de desmontaje del fantasmagórico edificio tuvieron que ser paralizados el 6 de marzo al detectarse fibras de amianto en la estructura.

Precisamente la contaminación volvió a ser motivo de enfrentamiento y reivindicación. En febrero, el Grupo Joly publicó una encuesta en la que se desvelaba que el 60,6% de los onubenses se mostraban contrarios a mantener las industrias del Polo Químico. Para colmo, en marzo Greenpeace denunció públicamente la situación de las balsas de fosfoyesos anexas a la capital y aseguraban que emitían 27 veces más radiación de la permitida. En septiembre alertó de la presencia de cesio-137, un isótopo radiactivo sumamente tóxico.

De nuevo, los trabajadores del Polo se sintieron víctimas de una campaña de desprestigio hacia su medio de vida y reanudaron las protestas a favor de la industria, que consiguió una gran victoria cuando en septiembre se conoció el fallo del TSJA sobre la licencia de la central de ciclo combinado de Endesa: el Tribunal obligaba al Ayuntamiento a conceder el permiso y a pagar una indemnización millonaria que deberían negociar entre la empresa y el Consistorio, que no obstante, antes, recurriría el fallo judicial.

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