Urbanismo

Metamorfosis entre dos ríos

  • El PGOU de 1980 y el de 1999 perfilaron la ciudad que brotó del eje de la Avenida de Andalucía

Todo fue una tormenta en la pubertad de su paisaje. Tres décadas de mutación que, a vista de pájaro, trazan hoy una Huelva que poco tiene que ver con la del desarrollismo de los setenta, cuando la ciudad se atisbaba como un apéndice del enorme polígono industrial de la Punta del Sebo. Aquella urbe portuaria de cabezos y marismas, en la que sedimentaron su Historia desde los tartesos hasta los colonos ingleses, ha ido avanzando hacia la capitalidad compactando ese puzle inconexo entre descampados, condicionada por los corsés del ferrocarril y del Polo Químico.

Dos puntas de bonanza económica han marcado este periodo jalonado por la promoción de viviendas, atravesando tres crisis en el sector inmobiliario, como apunta el arquitecto Pedro Nogueiro: el parón de 1982-85, el que sucedió a la Expo 92 y, desde finales de 2007, la sequía pertinaz que ha interrumpido esta metamorfosis hasta nuestros días.

En esta cronología se impone un hito por su impronta definitiva como fachada de entrada y columna vertebral de la ciudad: la apertura de la Avenida de Andalucía, el nuevo eje de acceso "concebido de forma visionaria -destaca la decana del Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva (COAH), Noemí Sanchís- por Alejandro Herrero en su plan del 64. Una avenida que se erige en elemento vertebrador y resuelve diversos problemas de cohesión de una ciudad compleja por su fisonomía, configurada por un crecimiento basado en la yuxtaposición aditiva de barrios y tensionada por los desarrollos urbanísticos previstos o paralizados por la crisis". 

Según el arquitecto José Álvarez Checa, el PGOU de Herrero fue, de hecho, "el único documento urbanístico con verdadera creatividad e imaginación, vertebrando la ciudad a partir de este gran eje". La Avenida de Andalucía fue, no obstante, una obra eternamente aplazada, que pretendía cerrar la media luna que dividía a Huelva en dos mitades y que fue retomada en los ochenta por el primer Ayuntamiento democrático, rescatando los planes especiales del Eje, con los que se dio un primer paso configurando las avenidas de Pablo Rada, San Sebastián y La Joya-Colombo. "Todo ese entorno estaba muy deteriorado, con casas muy antiguas, y conllevó una labor muy ardua de expropiaciones", recuerda el entonces arquitecto municipal, Andrés Bruno Romero, autor después de la fase final del PGOU de 1980 junto a Luis Manzano. "Estos planes del eje estuvieron mucho tiempo en un cajón, -asegura-, a veces por intereses muy pueriles, como el hecho de que uno de los expropiados era chófer del entonces alcalde. Anécdotas de este tipo son las que acaban marcando el ritmo del urbanismo, pero con estos planes pudimos iniciar la operación de cirugía, marcando el eje y disponiendo soportales en las avenidas con usos comerciales y bares que han mantenido un dinamismo permanente en la zona".

La Corporación del socialista  Marín Rite programó la continuación del eje con la Avenida de Andalucía, ejecutada en 1992 (gobernando ya Juan Ceada) y prolongadas en 2003 por el equipo de  de Pedro Rodríguez (PP).

Aunque del PGOU de los ochenta quedaron muchos proyectos en el tintero, el documento alumbró actuaciones tan relevantes como el inicio de la peatonalización del Centro, la rehabilitación de la Casa Colón y la incorporación de Zafra -antes ocupada por las playas de vías del ferrocarril- a la trama urbana. Este último plan espacial lo desarrolló Romero junto con Gonzalo Delgado Vizcaíno y Álvarez Checa. En la zona se construyeron 650 viviendas de promoción pública, se hizo la estación de autobuses, el emblemático edificio de Aguas de Huelva y la rehabilitación de la antigua estación de Zafra para usos administrativos de la Junta de Andalucía. "Fue una importante operación -rememora Romero-. Conseguimos para Huelva el terreno de Zafra, que se compró a Renfe por 100 millones de pesetas y, como el Ayuntamiento no tenía dinero, el presupuesto lo puso el entonces consejero de Obras Públicas, Jaime Montaner".

El parque de Zafra se hizo ya en época de los periquistas

Para Álvarez Checa, la operación de Zafra marcó un hito por el "acercamiento de la ciudad a la Ría con dotaciones urbanas" que luego continuó con Pescadería, carente de dotaciones y más especulativa". Diseñado por este mismo arquitecto, el Parque Alonso Sánchez (1985-1993), en el cabezo de la Vía Paisajista, deriva igualmente de esta época, "como lo fuera la consecución del suelo de la Plaza Arqueológica para el Ayuntamiento -añade Romero-, el del pasaje Manuel Machado, los terrenos de Pescadería, toda la operación de los suelos aledaños al Corte Inglés y el cabezo de La Esperanza; propusimos que la playa del Espigón fuera del término municipal de Huelva, se desarrolló un plan para conseguir los terrenos del hospital Juan Ramón Jiménez y se catalogaron edificios históricos y restos arqueológicos por vez primera en la ciudad".

El siguiente Plan General -aún vigente y determinante en esa Huelva que, como acuñó el actual alcalde, "ha cambiado más en una década que en un siglo"- remonta su punto de origen a 1992, cuando el regidor socialista Juan Ceada le hizo el encargo al arquitecto Joaquín Aramburu, en el contexto de una ciudad "muy parada y con cierta frustración por el agravio de las inversiones que se concentraron en Sevilla -recuerda Aramburu-, algo que se intentó compensar con el Plan Colón 92, con actuaciones como el cabezo de La Esperanza o el palacio de congresos". El avance del PGOU que Aramburu llevó a Ceada "se quedó metido en un cajón, pues al entonces alcalde le dio miedo implicarse políticamente en algunas intervenciones que venían a aportar grandes soluciones a grandes problemas". Una de las propuestas sujetas a estas tensiones fue la de acercamiento de la ciudad a la Ría, el "sempiterno" dilema de la Punta del Sebo. "En el anterior plan -indica Aramburu-, la zona industrial se calificó fuera de ordenación, algo que invalidó después el Consejo de Ministros. Entonces nosotros planteamos una recuperación paulatina, hacer la vida cada vez más incómoda a las fábricas para ir recuperando ese territorio para la ciudad". En esa órbita se planteó el plan del Ensanche Sur y la recuperación paisajística de todo el borde de la Ría del Odiel. "Luego tuvo lugar el cambio de gobierno en el Ayuntamiento, la llegada de Pedro Rodríguez. Estuve cuatro horas explicándole mi Plan General y le gustó, siendo también del agrado de IU, ya que resolvía problemas históricos de la ciudad. Es por ello que el PGOU que redacté junto con Fernando Herrera se convirtió en un elemento central en esa legislatura en la que Perico gobernó en minoría".

No fue hasta el año 2000 cuando el nuevo Plan General, de perfil "desarrollista", salió de la incubadora. En paralelo a la fiebre inmobiliaria que se daba en todo el país, la ahora extinta Gerencia Municipal de Urbanismo publicitó este PGOU como Un instrumento para relanzar Huelva.

En avanzado grado de ejecución, el documento ha legado a la ciudad la reforma del Casco Histórico, la puesta en valor del Parque Moret como pulmón verde o, como destaca el ex decano del COAH, Gonzalo Prieto, "la introducción de la vida y la cultura universitaria con la incorporación del Campus de El Carmen y de su nueva y progresista arquitectura".

A ambos lados del eje de la Avenida de Andalucía, el PGOU fue colmatando los espacios vacantes con los planes de Marismas del Polvorín, Vistalegre, La Florida y San Antonio. Urbanizaciones a las que se sumaron el Parque Moret y El Seminario, el complejo deportivo del Saladillo, la primera fase del Parque Huelva Empresarial y el plan terciario de la Ronda Exterior, donde actualmente se construye el centro comercial Holea promovido por Carrefour Property, una excepción en la foto de parálisis que en los últimos años sólo ha tenido la tregua de los planes anticrisis subvencionados por el Gobierno central (de los que destacan la remodelación de la Gran Vía y la Plaza del Punto).

Otra aportación del PGOU vigente ha sido la catalogación de más de 200 edificios históricos, la operación de Marismas del Odiel, las 1.400 viviendas de Pescadería, el nuevo Mercado del Carmen, el estadio Nuevo Colombino, los trabajos embrionarios del Ensanche Sur… "Con el Ensanche y la estación del AVE -señala Joaquín Aramburu-, ahora a expensas de la situación económica, podrá pasarnos como con la Avenida de Andalucía que proyectó Herrero en los sesenta y se hizo realidad casi tres décadas después".

Pero el plan del Ensanche tiene detractores en los términos en los que está actualmente planteado, al reservar el antiguo Recinto Colombino a un gran centro comercial. A juicio de Álvarez Checa, en el balance de estos 30 años se da el "error imperdonable de la torpe ordenación del sector Sur, verdadero futuro de la ciudad, mal diseñado y que dejará, si no lo remedian la crisis y las urnas, una barriada anodina de las muchas que vemos en los alrededores de las grandes ciudades, fruto de la especulación inmobiliaria y que desaprovecha el nuevo Paseo Marítimo que construye el puerto". Y es que otro de los hitos en el convenio puerto-ciudad es el balcón a la ría que se inaugura a finales de 2014.

Para el autor del actual PGOU, no obstante, no hay que perder de vista que "entre los siete años de trámites y los 13 de gestión, Huelva lleva 20 años con un Plan General que ha sido capaz de generar unos recursos que se han reinvertido en la propia transformación de la ciudad, aunque hoy nos hayamos quedado sin aliento económico. Huelva ha sido siempre una gran ciudad, pero en este tiempo hemos conseguido un continente más agradable y confortable para los onubenses".

En este tránsito, la capital ha multiplicado sus zonas verdes y se ha visto salpicada de monumentos de nuevo cuño, dentro del programa "onubensista" del alcalde Pedro Rodríguez para "reforzar las señas de identidad de la ciudad". Una política a la que se ha sumado la reconstrucción de muchos edificios históricos que han acabado sucumbiendo a la piqueta.

La decana del COAH considera que "se ha desprovisto a la ciudad de su personalidad propia al no preservar aquellas construcciones que configuraban los espacios y la sociabilidad pública de los onubenses. Después de que fuese destruído la mayor parte de nuestro patrimonio arquitectónico o de que haya sufrido un gran deterioro, cuestionamos los procesos de sustitución edificatoria. La discusión que tenemos encima de la mesa -capitula Sachís- es lucro frente a identidad, calidad de vida, cohesión social..."

Varados en el abandono se han quedado el Banco de España, el Cuartel de Santa Fe, la antigua sede de Hacienda, la cárcel de Isla Chica o, entre otros ejemplos, el Colegio de Ferroviarios. En esta mutación de tres décadas, ha sido ésta una involución, una de las grandes asignaturas pendientes, como los proyectos interrumpidos por la crisis en los terrenos del antiguo estadio de Isla Chica, el cabezo de San Pedro, la plaza mayor en el solar del Mercado del Carmen o la reforma dotacional en la zona del Manuel Lois.

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