Huelva

Martínez Shaw habla de una "cultura raquítica" en el franquismo

  • Juan Pablo Fusi analiza el panorama de la España de los años 40 y la vida intelectual y literaria del país durante la posguerra

Una imagen de la presentación de las jornadas, donde aparecen Martínez Shaw y Peña.

Una imagen de la presentación de las jornadas, donde aparecen Martínez Shaw y Peña. / alberto domínguez

La inauguración del seminario El primer franquismo, ¿una economía de guerra? trajo ayer a la Universidad de Huelva a expertos de primer nivel en esta temática histórica, en el marco de unas jornadas que culminan hoy y que son organizadas por el Grupo de Investigación Aprender la democracia, de la Universidad de Huelva, en colaboración con el Instituto Atarazanas.

En este evento, el catedrático de Historia Moderna de la Universidad Nacional a Distancia, académico de la Real Academia de Historia y presidente del Instituto Atarazanas, Carlos Martínez Shaw, destacó el papel del pasado de las empresas "como un valor indiscutible".

Por su parte, el historiador Juan Pablo Fusi aseguró en la conferencia inaugural de las jornadas que la cultura española durante la dictadura de Franco se caracterizó por su "desolador prosaísmo". El académico sentenció, además, que "la exaltación patriótica, el espíritu militar, el ferviente catolicismo y las formas clásicas y tradicionalistas fueron sus características esenciales".

Fusi repasó en la conferencia La posguerra como circunstancia el panorama cultural de los años 40, marcado por "el tremendo impacto de la Guerra Civil que puso fin de forma traumática a la Edad de Plata, sin duda, uno de los momentos más brillantes de la cultura española". La contienda sólo dio lugar, según destacó con una cita de Ortega y Gasset, a "una era de atroz silencio".

"La educación fue depurada, los libros prohibidos y los medios de comunicación, intervenidos", recordó el historiador, quien subrayó cómo la cultura de masas impuso "un silencio artificial sobre los problemas reales de la sociedad".

El catedrático emérito de la Complutense, presentado por la rectora de la Universidad de Huelva, María Antonia Peña, y los catedráticos Encarnación Lemus y Carlos Martínez Shaw, ofreció datos reveladores de esta "cultura raquítica, silenciosa y empobrecida", como el monopolio de la Iglesia Católica en la educación, el triunfo de una literatura ideologizada y panfletaria y la imposición de una arquitectura destinada a aportar grandilocuencia.

En línea de la valoración realizada en su día por Julián Marías, que hubo "vegetación en medio del páramo", citó "libros que iban a quedar" como La familia de Pascual Duarte y La Colmena, de Camilo José Cela; Hijos de la ira, de Dámaso Alonso; Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre; Nada, de Carmen Laforet; La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes o Historia de una escalera, de Buero Vallejo. Por último, se refirió a los retornos de José Ortega y Gasset en 1945 y Gerarld Brenan, en 1949. Sobre el primero, aseguró que "no tuvo sitio en aquella España, aunque nunca quiso resignarse a un exilios esperanza". Del segundo, tal y como indicó, "regresó a un país en el que se sentía como en el paraíso y decía estar en éxtasis, aunque vio mucha miseria, pobreza, mendicidad y presencia policial".

Por su parte, Martínez Shaw se felicitó por "la primera aparición pública" del Instituto Atarazanas. Finalmente, Lemus, coordinadora del seminario, aseguró que la propuesta va encaminada a que "las Humanidades salten la tapia de la Universidad y lleguen a la calle".

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