El trigésimo séptimo pregón de la Hermandad del Calvario estuvo impregnado de sentimiento. La pregonera Remedios Lema apostó por una alocución sencilla marcada por sus intensas vivencias, compartidas por muchos otros hermanos en los primeros años de la cofradía. El acto tuvo lugar ayer en el salón de actos de la Fundación Cajasol.

Lema está vinculada a la cofradía prácticamente desde su fundación. Se hizo hermana de la misma en 1973, aún no se había cumplido un año de su puesta en marcha. Estuvo muy involucrada con la hermandad hasta que se fue a Sevilla a estudiar a la universidad. Perteneció a la Comisión de Apostolado, daba catequesis, fue camarista de la Virgen, María Santísima del Rocío y Esperanza, y formó parte de la junta de gobierno de la hermandad en la etapa comprendida entre los años 1976 y 1978. De la Hermandad del Calvario la pregonera destaca "la seriedad y las personas que la han formado y la forman, su calidad humana".

De los momentos que ha vivido con su hermandad se queda con tres: la primera vez que salió de penitente, cuando la imagen de María Santísima del Rocío y Esperanza estuvo en su casa y cuando la titular de la cofradía realizó su primera salida procesional.

Respecto al primero recordó que la primera vez que salió de penitente fue en 1974 y tenía catorce años. Además, tiene guardada en la retina la imagen de la Virgen cuando estuvo más de una semana en su casa antes de ser bendecida -la llevaron allí una vez que salió del taller del escultor Sebastián Santos-, y cuando la titular de la Hermandad del Calvario realizó su primera salida procesional el 13 de abril de 1981, Lema fue su camarista.

Para Lema ser pregonera del Calvario "es una gran ilusión". Apuntó que "nunca entró en mi imaginación darlo", de manera que cuando se lo propusieron "fue una sorpresa". Indicó que suponía "una gran responsabilidad" porque antes que ella lo habían pronunciado personalidades, "algunos, premios nacionales de literatura".