jesús de haro. arqueólogo

"Si la Junta quisiera ya podría declarara Saltés Conjunto Arqueológico"

  • Reparte tiempo y esfuerzo entre la Isla Saltés y el Castillo de San Marcos, en Sanlúcar de Guadiana

  • Arqueovalia es su gran apuesta por difundir el patrimonio histórico de Huelva

El arqueólogo, Jesús de Haro.

El arqueólogo, Jesús de Haro.

Cumple veinte años como arqueólogo profesional. Dos décadas dedicadas a trabajar en y por el patrimonio arqueológico de Huelva. Y eso que sobrevivir en un sector con una dependencia altísima de la actividad económica de la construcción resulta una aventura. A contracorriente y a base de pundonor, Jesús de Haro tiene de su lado dos factores fundamentales: la profesionalidad que avala una trayectoria con hitos relevantes y una vocación intacta. Primero en Gira, y ahora en Arqueovalia, trabaja de forma incansable para difundir la riqueza del patrimonio arqueológico de Huelva. Esa es su obsesión, llegar a la gente con su trabajo, algo que dice haber hecho desde sus inicios pero que no ha ejercido. Así, entona sin pelos en la lengua un mea culpa: "Mucha gente aún no conoce el patrimonio de la provincia y el fallo ha sido de los arqueólogos en gran medida".

-Dirige las labores de diagnóstico y conservación de la Isla Saltés, un trabajo contratado por la actual propiedad desde Arqueovalia. ¿Qué se ha hecho hasta ahora?

-Una evaluación y diagnóstico de cómo está el yacimiento en materia de conservación y qué requiere. Actualmente hay un 1,7% de lo excavado conocido, y emergente hay un 0,3% de la totalidad (20 hectáreas). Si las administraciones públicas o la entidad propietaria son incapaces de conservar adecuadamente, para que la gente lo conozca, ese 0,3% de lo conocido emergente, ¿de qué estamos hablando entonces? Hablo de una pequeña parte de la alcazaba y una ínfima parte de la medina. Y eso sólo en materia de conservación. Saltés requiere mucha investigación. La alcazaba está por investigarse al completo. La línea en la que trabajo, tanto con la propiedad que me contrata como con la Consejería de Cultura, es luchar por que el yacimiento pueda ser visitable de aquí a seis meses.

-¿De qué forma?

-Conservando ese 0,3% aunque a mí como arqueólogo me interese que haya más. Pero siendo consciente de la realidad actual, mientras llegan inversiones, la propiedad tiene unas obligaciones, que son las que yo he evaluado y la Consejería de Cultura ha confirmado en materia de conservación. Yo no puedo, por ley, exigirle a la propiedad que continúen las excavaciones en la alcazaba porque eso no le corresponde a ella, sino a la Junta. Y que lo costee la Consejería de Cultura. Pero sí tiene la propiedad el deber legal de conservar lo que está a la vista. No todo el peso de la conservación debe caer en el propietario, hay que buscar soluciones mixtas que pasan por el mutuo consenso y la colaboración entre lo público y lo privado mientras aquello sea privado.

-¿Por qué la Junta condiciona la declaración del Conjunto Arqueológico a la adquisición de los terrenos?

-Si la Junta quisiera, podría declarar ya, a través del Consejo de Gobierno, el Conjunto Arqueológico de Saltés, porque la propia Ley de Patrimonio dice que se puede hacer independientemente de la titularidad del sitio. No lo hace porque técnicamente piensan que siendo ellos los propietarios tendrán que asumir todas sus obligaciones y digo yo que no querrán invertir en materia de conservación en ese 0,3% si no les corresponde a ellos. Pero no lo entiendo. Saltés requiere ser intervenido con urgencia en materia de conservación y como reclamo social para que la gente disfrute ese 0,3%.

-¿Ve viable el acuerdo para la compra?

-Lo veo perfectamente viable.

-¿Por qué Huelva es la única provincia andaluza sin conjunto arqueológico o monumental?

-Porque no hemos tenido buenos políticos que miren por Huelva. En Saltés tenemos 20 hectáreas de ciudad islámica fosilizada y paralizada en el tiempo, en un momento determinado del XIII, y eso la hace única. Es una ciudad entera, sin ningún tipo de contaminación posterior. Los saltesianos abandonaron pacíficamente su ciudad y la dejaron dormida para nosotros pero no hacemos nada para despertarla. Ahora se empieza a conocer que tenemos un yacimiento de esa envergadura pero en la primera campaña de 2001 que hice, la gente no sabía que Huelva tenía una isla con una ciudad islámica entera de 20 campos de fútbol, con una alcazaba enterita delante de la cual pasa la canoa de Punta sin que la gente lo sepa. Ven un promontorio y no saben que es un castillo. Y la culpa, en buena parte, es de los arqueólogos, por no transmitirlo. Y también de los políticos, que hacen que otras provincias tengan varios conjuntos arqueológicos y Huelva ni uno.

-¿La puesta en valor de Saltés traería beneficios económicos?

-Por supuesto. El día en el que Saltés esté en condiciones y sea declarado conjunto arqueológico (dotado de personal estable, con continuas investigaciones, con actuaciones de conservación y las condiciones de seguridad idóneas) será rentable. Es economía de la cultura. Está en un entorno privilegiado para disfrutar de toda la riqueza medioambiental. Es un nicho económico potencial y la gente que puede tener la varita para actuar allí no quiere verlo. Y es un recurso infinito, porque habrá generaciones de arqueólogos que podrán seguir trabajando allí. Hablo de siete, ocho, diez generaciones de arqueólogos trabajando en Saltés para la sociedad. Se podrían generar economías paralelas al circuito turístico y de promoción de gran valor. Y no me refiero a los clásicos autobuses. Porque se pueden hacer auténticos ciclos culturales que repercutan en la economía de Huelva capital. Sigo sin entender cómo en el año 2018 ni siquiera es conjunto arqueológico.

-Hablemos del Castillo de San Marcos. ¿Cuál es la labor de Arqueovalia allí?

-Es otro de los proyectos en los que trabajo ahora. Es un bien público, un BIC restaurado con casi 3 millones de euros de dinero público pero nadie pensó en el después de la restauración, aparte de que el lugar en sí padece muchas deficiencias en cuanto a equipamiento y accesibilidad. Ahora mismo tengo la oportunidad de transmitir patrimonio, de difundirlo. Tengo que decirte que no soy partidario de una gestión privada de los bienes públicos. Considero que, más allá de la restauración, se tenía que haber pensado en una gestión pública y una serie de recursos públicos del sitio. Pero ni Junta ni Ayuntamiento lo ven claro. De ahí que se externalizara el servicio y se sacara un contrato por licitación. Me presenté de coraje.

-Usted dirigió los trabajos arqueológicos.

-Sí, dentro de las obras de restauración. Llevo en Sanlúcar desde 2012. Me fui para seis meses pero me quedé por el encanto del lugar, de la gente y por el proyecto que estoy empezando a ejecutar.

-¿Qué ofrece al visitante?

-Tratamos de convertir el castillo en un espacio vivo y dinámico para que la gente venga y haga actividades culturales. Tenemos una programación de horario nocturno, con visitas guiadas; hacemos paquetes combinados con otros recursos de la zona como la tirolina; jornadas de astronomía por la noche, rutas patrimoniales en el entorno transfronterizo, no solo en el castillo, ya que en la otra orilla, Alcautim tiene el suyo. La ruta es transfronteriza y la hacemos por mar o aire. Y ofrecemos servicios que incluyen comida a un lado u otro de la frontera y actividades como música en directo.

-¿Qué hace falta para compatibilizar desarrollo urbanístico y protección del patrimonio?

-Buenos políticos. Nos guste o no, el futuro de nuestro patrimonio está en sus manos siempre. Son los que tienen la sartén por el mango y quienes, si no están formados en la materia, deben tener a buenos asesores. Buenos políticos podrán llevar acabo las actuaciones adecuadas para que una ciudad milenaria como Huelva progrese, mire al futuro y crezca. No todos los restos que aparecen deben conservarse, pero muchos sí y, dentro de esos elementos que aparecen en la trama urbana, hay muchas maneras de compaginar su integración con la construcción del bloque de edificios, del vial o una nueva estación. Simplemente hace falta voluntad y buenos políticos.

-Ahora que habla de la nueva estación, a partir del expolio del Seminario parece que la conciencia social sobre el respeto al patrimonio ha despertado.

-Esa fue una de las armas que echamos de menos en los tiempos de la Asociación de Arqueólogos de la Provincia. Tal vez no supimos llegar a la gente. Hay casos como el de la plaza de las Monjas, cuando apareció el edificio romano, en los que tuvimos el apoyo de la asociación de comerciantes. Los restos, hasta hoy, están tapados. Los promotores eran entidades públicas y vaya ejemplo dieron a los promotores privados en cuanto a la conservación e integración de los restos de interés que aparecen en un espacio público. No hubo voluntad ni buenos políticos para llevar a cabo esa integración. Ahora la sociedad está más concienciada y las redes sociales son un arma.

-Usted era el presidente de la asociación. ¿Qué pasó con ella?

-Lastrados por una inoperancia y una frustración constante de rompernos siempre la cabeza contra el mismo muro y no poder hacer nada -más la falta de recursos económicos-, desapareció oficialmente en 2013. Cómo se echa en falta ahora el papel de esa asociación en la que estábamos integrados todos los arqueólogos, fuésemos de la UHU, de la Administración pública o de entidades empresariales de la provincia, socios o trabajadores.

-¿Se ha avanzado en los últimos años en la conservación de los edificios históricos?

-No veo grandes resultados, incluso creo que se están usando las mismas armas para que paulatinamente se degrade y destruya el patrimonio arquitectónico. Edificios de nuestro caserío del XIX siguen desapareciendo y la justificación siempre es la misma: están en ruinas. Claro, se ha dejado que se arruinen. Hay jugarretas como dejar abandonado un edificio, como una ventanita que se abre o un coche que se incendia. Hasta la fecha no veo grandes diferencias y eso que tenía esperanzas de que la cosa pudiese cambiar pero creo que la cultura del ladrillo se sigue imponiendo a la economía cultura.

-Usted trabajó en la integración de restos del Colegio Francés.

-Hubo una línea de actuación, a comienzos del 2000, cuando estaba calentita la declaración de la Zona Arqueológica de Huelva, y se llevaron a cabo varios experimentos de integración de elementos arqueológicos de interés en la capital. Ese fue uno en el que tuve la fortuna de trabajar desde Gira. Otro experimento fue el del edificio de Sfera, que lo hizo Ánfora. Pero, de repente, estas iniciativas que a la larga buscaban una línea de integrar la ciudad del pasado en la del futuro que se tiene que construir desde el presente desapareció. De repente todo era destrucción del patrimonio arqueológico, apareciese lo que apareciese.

-¿Por el boom inmobiliario?

-Y por las políticas de la Consejería de Cultura, que cambiaron radicalmente. Todo lo que se descubría se destruía. Como arqueólogo soy consciente de que no todo se debe de conservar pero había hitos muy importante en la ciudad que han ido desapareciendo. Lo del Francés fue un experimento exitoso, el de Sfera fue lastimoso porque la integración no ha dado el resultado adecuado. En ambos casos hubo modelos de compensación a los propietarios. Hay fórmulas, pero la cosa es buscarlas.

-¿Pueden ejemplificar algunos de los desastres patrimoniales?

-Ahora mismo en el Turuñuelo, en Badajoz, se ha hallado un edificio tartésico precioso. Pues en Huelva los tuvimos en el entorno de la calle Palacios y Vázquez López. Supuestamente están conservados bajo una losa de hormigón cubierta de pilotaje. La gente no sabe que había un palacio tartésico ni edificios tartésicos de enorme importancia y envergadura arquitectónica en todo el entramado que va de Concepción a Palacios y Vázquez López. Es una fase de la ciudad muy importante, desconocida en grandes aspectos, y destruida en su mayoría. Y tenemos el edificio romano de la plaza de las Monjas.

-¿Qué le parece la conversión del Banco de España en Museo Arqueológico?

-Con el Banco de España pasa, a otra escala, como con el Recre. No se aclara lo que va a pasar con el edificio. Ha habido un auténtico secretismo en torno a todo el procedimiento y ahora se dice, tras años de silencios administrativos y de dimes y diretes, que será un museo arqueológico sin que haya un proyecto museológico y museográfico. No entiendo cómo se puede licitar un proyecto de una obra de un edificio que va a albergar un museo sin un proyecto museológico. Ya no es empezar la casa por el tejado, sino diseñar algo sin saber para qué se usará. Y además es un desprecio al patrimonio: la rehabilitación no se piensa en base a unos criterios técnicos centrados en el contenido y eso es un engaño, al igual que la declaración BIC de la fachada.

-¿Por qué?

-Si el objetivo final de la Junta hubiese sido desde el principio el museo arqueológico, un edificio entero que es museo ya es BIC. Entonces, ¿por qué se protege la fachada? No me entra en la cabeza. Sigo sin creerme que el Banco de España vaya a ser el Museo Arqueológico de Huelva. Creo que aquello respondía a que el edificio no iba a ser museo arqueológico y en previsión a que no lo será, se cataloga la fachada para hacer en su interior lo que se quiera. Además el procedimiento BIC se hizo en seis meses o menos. Curioso.

-¿Comparte la ubicación?

-Huelva necesita un museo arqueológico, pero (y eso no lo comparten muchos de mis propios compañeros) creo que Huelva merece un edificio nuevo. A la derecha del muelle cargadero de la compañía Riotinto, en vez del Eroski, se debería construir ese edificio con un diseño novedoso, atrevido y mirando a la Ría. Un edificio del XXI con mucho espacio expositivo y para la investigación, que sea abierto a la gente, con zonas verdes... Si el Arqueológico se consigue en el Banco de España, en cinco años estará obsoleto.

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