Balance del Año 2020

José Vilaplana se marcha a Cafarnaúm después de cerca de 14 años en Huelva

  • Un episcopado marcado por la cercanía y de atención a los más vulnerables

José Vilaplana en la bendición del pasao Corpus.

José Vilaplana en la bendición del pasao Corpus. / Alberto Domínguez

El año 2020 ha sido el de la despedida a José Vilaplana Blasco, obispo de la diócesis de Huelva durante estos cerca de 14 años. El suyo ha sido un episcopado marcado por la cercanía y se lleva el afecto de Huelva a su retiro en Cafarnaúm.

Durante este tiempo se ha preocupado por lo espiritual de esta diócesis pero también por las necesidades de la provincia. Uno de los logros es que las vocaciones hayan aumentado, aunque continúa siendo una de las grandes preocupaciones para la Iglesia. Dice que una de sus mayores alegrías es que en este tiempo han salido 20 sacerdotes.

Estuvo cerca de Caritas y deja en marcha el proyecto de la Casa de los Milagros de atención a los más vulnerables.

Está convencido de que los laicos pueden inyectar savia del Evangelio a la sociedad actual. Siempre habló de temas que le preocupan a la sociedad onubense, como el medio ambiente, porque entiende que” la Iglesia es libre de poder expresas sus convicciones de manera clara, sin que signifique imponer nada”.

A la hora de la despedida dice que “he asumido el trabajo con mis cualidades y mis límites; no sintiéndome nunca dueño, sino servidor de todos”. Se siente satisfecho de haber podido llegar a muchas personas. Muestra su alegría por la buena acogida en Huelva, “su generosidad en estos 14 años, en los que nos ha tocado vivir la crisis económica, y he sentido la solidaridad cercana de muchas personas, que ha hecho posible poner en marcha importantes iniciativas”.

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