Huelva

La Inmaculada confirmó su lugar en la devoción mariana de Huelva El obispo define a la Concepción como "la festividad de la gracia"

  • La procesión de la hermandad de gloria recorrió las calles del centro en la tarde de ayer, mientras que diversas cofradías de penitencia celebraron sendos actos de carácter eucarístico y culturalMonseñor Vilaplana presidió la misa pontifical en la catedral de La Merced

La festividad de la Inmaculada Concepción se vivió con intensidad en la capital. Atrás quedaron aquellos años en los que este día pasaba casi en el anonimato. A día de hoy, la Inmaculada sabe congregar a un buen número de devotos y onubenses en general, a los diferentes actos que se convocan. Todo ello tuvo como momento culminante la procesión que se celebró por la tarde, organizada por la Hermandad de la Purísima Concepción, quienes volvieron a dar toda una lección de saber hacer y de buen gusto. El gran estreno de este año, era el paso que portaba a la imagen, que estaba exornado únicamente por rosas blancas.

A las 17.30 horas en punto, se abrían las puertas de la iglesia de la Concepción, ante una homónima calle repleta de gente. La benignidad de la tarde contribuían a dar realce al momento de la salida de la procesión, que iba abierta por la cruz parroquial y el Simpecado de la hermandad. El protocolo continuaba con las representaciones de las hermandades de penitencia que tienen a la Concepción como su sede canónica (Nazareno, Soledad y Oración) además de Calvario, todas ellas con sus guiones. También estaba representada la Hermandad de Nuestra Señora de la Cinta, la Real Sociedad Colombina, así como los cuerpos de la Policía Nacional y la Guardia Civil, que fue la encargada de escoltar el paso. Incluido en la comitiva, se encontraba quien había sido el exaltador de este año, Fernando de la Torre. Un total de 16 costaleros calzaba el paso, contándose con 32, todos ellos bajo las órdenes del capataz Francisco Rey Roque. La comitiva fue acompañada por la Banda del Maestro Tejera de Sevilla, mientras que la primera levantá corrió a cargo del tesorero de la Asociación de Comerciantes de las Calles del Centro, José Rivero.

El céntrico recorrido de esta hermandad de gloria ha sufrido este año algunas modificaciones. La razón hay que buscarla en la dificultad que presentaban algunos de los adornos navideños, que obstaculizaban el paso de la imagen. Tal y como recordó el hermano mayor de esta hermandad, Ignacio Molina, el Ayuntamiento no admitió la sugerencia de que algunos de esos adornos se levantaran ligeramente para facilitar el recorrido elegido; de ahí el mencionado cambio.

Sea como fuere, la tarde fue de intensa devoción para los jóvenes integrantes de esta hermandad de gloria, que en pocos años han visto desarrollar sus actividades de una manera sorprendente. Cabe recordar que el paso estrenado ha sido adquirido a la Hermandad de la Virgen de la Consolación, Patrona de Umbrete (Sevilla). Pero el programa cultual de la jornada no se limitó a la procesión.

Diversas hermandades de penitencia tenían preparados para hoy diversos actos, aunque capítulo aparte merece el que tuvo lugar en la parroquia de Santiago Apóstol. Allí, la cofradía de la Santa Cruz celebró la función principal de la Virgen de Gracia. La celebración religiosa fue aprovechada por estos cofrades, para rendir sendos homenajes al obispo emérito, Ignacio Noguer y a quien fuera párroco de La Merced, José Morales. La razón es porque Noguer fue quien dio luz verde a la aprobación de la hermandad y al párroco de la catedral, por haberlos acogido en su primera etapa. Fue sin duda un acto lleno de emoción.

Se puede decir sin temor a exageración, que la festividad de la Inmaculada trazó todo un mapa devocional en la capital. De este modo, muy lejos del Molino, en la iglesia de San Francisco de Asís, de Pérez Cubillas, la Hermandad de la Salud celebraba misa en honor de su titular y posterior besamanos. Por su parte, la cofradía del Miércoles Santo (Prendimiento) exponía en besamano, a su titular la Virgen de la Estrella. Para esta ocasión, la imagen estrenaba saya, confeccionada por Clotilde Palas, asesorada por José Antonio Grande de León. La saya, de color verde aguamarina, está completamente cubierta con los bordados de un traje de luces, donado hace algunas fechas por el novillero cordobés Juan de Dios de la Rosa.

La imagen seguirá hoy en besamanos de 10.30 a 12.30 horas.

El elemento devocional de la Inmaculada también recorrió otras hermandades de penitencia. Esos fueron los casos de Esperanza, cuya titular también estuvo expuesta en besamano y que además, celebró un concierto que corrió a cargo de la Banda de Cornetas Cristo de la Expiración. En las Colonias, la Lanzada tenía solemne eucaristía en honor a la Inmaculada Concepción de María, que fue seguida por un concierto de la Banda de Música de Nuestra Señora de la Consolación y Correa en sus Dolores, dirigida por Enrique Acebes.

La iglesia del Polvorín se veía también engalanada con motivo de la festividad inmaculista. En el interior del templo, la Victoria recibía la devoción y el respeto de sus fieles, que la rendían pleitesía en el solemne besamanos.

La vinculación de la devoción a la Inmaculada Concepción en nuestra capital, se confirmó una vez más, durante la celebración de la misa pontifical de la catedral, que fue presidida por el obispo de la Diócesis, José Vilaplana. Cabe recordar que la Inmaculada es la Patrona de la Diócesis onubense.

La Merced se llenó de fieles para asistir a una celebración eucarística, que contó con la participación de un buen número de párrocos de la capital, que concelebraron y la intervención musical del coro 'A Capella', procedente de Santander.

En su homilía, monseñor Vilaplana destacó que la Inmaculada "es una fiesta de acción de gracias, porque el Señor encontró a una perfecta colaboradora en su propósito de que Jesucristo viniera a este mundo". El obispo incidió en el hecho de que María no resistió a la gracia divina ni a la mano de Dios; "miramos la concepción inmaculada de María como un anticipo del triunfo de Cristo sobre el pecado y no hay duda, de que la luz de la Palabra ya se reflejaba en el misterio de la Inmaculada Concepción". La vida de la Virgen es un ejemplo de triunfo permanente de la gracia: "Todo en ella fue limpio y hermoso porque se cumplieron los designios de Dios, ya que llegó la obra maestra de la gracia".

Monseñor Vilaplana añadió que tal y como pidió la colaboración de María, "pide también la nuestra y aunque nosotros sí nacimos con el pecado original, gracias al bautismo nacimos a una nueva vida". Todo ello, nos debe hacer llevar a reconocer la importancia del decir sí a Dios -"como nos recuerda esta fiesta"- y de aprender a decir no al pecado, "que tiene la capacidad de corromper a la persona y a la sociedad; el pecado, destruye la imagen de Dios en el ser humano y la armonía en la sociedad" . El obispo de la Diócesis hizo por lo tanto, una invitación a "renunciar radicalmente al pecado, pero sobre todo debemos de ser conscientes de la necesidad que tenemos de vivir iluminados, para que el proyecto de Dios se realice en nosotros" y concluyó exhortando a que "sintamos hambre de alimentarnos de la Palabra de Dios, para que el Evangelio consiga arraigarse en nuestros corazones y seamos una imagen viviente de Cristo".

Al final de la celebración eucarística, fue impartida la bendición con indulgencia plenaria y el coro interpretó la Salve marinera.

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