A día de hoy ya nadie puede dudar de que la Inmaculada Concepción recupera el protagonismo que antaño tuvo en nuestra capital. El empeño de algunos onubenses lo está consiguiendo año tras año y prueba de todo esto se vio ayer, especialmente, en la procesión que se desarrolló por el centro de Huelva, sin olvidar otras celebraciones en otros puntos de la capital.

Una tarde templada para las fechas en las que estamos y en la que la incertidumbre de la lluvia dejó de preocupar a los fieles. Con una extremada puntualidad, las puertas de la parroquia de la Inmaculada Concepción se abrían ante la expectante mirada de la gente que llenaba la calle. Por delante quedaban varias horas de recorrido procesional hasta que la imagen de la Inmaculada, obra del escultor onubense Mario Moya, volviera a recogerse en el céntrico templo.

Antes de que el paso procesional flanqueara las puertas de la iglesia se vivieron momentos de especial emoción, protagonizados con la presencia del obispo de la Diócesis, monseñor José Vilaplana. El interior de la parroquia congregaba a todos los que formarían el protocolo procesional en el que estarían representadas tanto hermandades de gloria como de penitencia, sin olvidar, obviamente, la hermandad titular de la procesión: la Purísima Concepción y Triunfo de Cristo; un grupo, en gran medida, jóvenes devotos de María que han visto resurgir esta advocación en estos últimos años.

De este modo, el protocolo incluía a representantes de María Auxiliadora, la filial de Huelva de la Virgen de la Peña, Calvario, Oración en el Huerto, Nazareno, Soledad, Cinta y Victoria, todas ellas con sus respectivos guiones. Seguidamente iba en el cortejo el guión de la Purísima Concepción seguido de los hermanos. El paso de la Virgen era custodiado por algunos miembros de la Guardia Civil. Antes de la salida, la Banda de la Salud recorrió la calle Concepción procedente de Vázquez López llenando de sones cofrades esta tarde de diciembre, convocando con ella a numerosos onubenses que aún paseaban por las calles del centro. El momento en que el paso flanqueó las puertas de la Concepción fue de extraordinaria belleza, mientras que la imagen fue recibida con los sones de la Banda de Música del Maestro Tejera, de Sevilla, que acompañaría a la comitiva junto a la mencionada Banda de la Salud. El paso iba exornado de rosas blancas en cuatro buqués y en los frisos. Iba además calzado por dieciséis costaleros de la propia hermandad contando como capataz con Francisco Rey Roque.

Uno de los momentos emotivos del recorrido fue cuando la Inmaculada Concepción llegó a la capilla del Calvario.

Allí, con las puertas de ésta abiertas, se realizó una emotiva ofrenda floral. Cabe recordar que la Hermandad de la Purísima Concepción realizó su salida procesional desde esta capilla, durante los años en que la homónima iglesia estuvo cerrada por causa de las obras de rehabilitación.