Huelva

Una joya dulce de Huelva para conquistar los mercados

  • La industria de la transformación agroalimentaria onubense da un paso más con el lanzamiento de la línea de bombones de chocolate y frambuesa de la marca Diverfruit

Un producto de máxima calidad, tratamiento exquisito y mucho mimo. Es la fruta del futuro, la misma de siempre, con todo su sabor, sin perder sus propiedades pero de una forma fácil y sencilla para almacenar o transportar. El sector agroalimentario onubense es uno de los grandes motores de la economía provincial con materia prima de amplio liderazgo mundial como los frutos rojos. Es un campo dinámico, abierto a la expansión y en continuo reciclaje para responder a las exigencias de mercados cada día más competitivos en los que la fresa ya no es solo una fresa ni una frambuesa es una simple frambuesa. Por ello Sánchez Rekarte va más allá a través de Diverfruit. Tras irrumpir en el mercado de la transformación agroalimentaria mercado los primeros formatos de IV y V generación, da un paso más.

La compañía afincada desde hace año y medio en el centro Innovador de productos Agroalimentarios (Cidpa) que la Cámara de Comercio tiene en el Polígono Huelva Empresarial acaba de lanzar un nuevo producto al mercado en su programa de innovación. Lo hace con la unión de dos productos exquisitos. Una frambuesa en su justo punto de madurez bañada por un chocolate de primera calidad Valhorna. Nada puede salir mal cuando se unen dos ingredientes así. Parece sencillo, pero no lo es. Los bombones de Sánchez Rekarte ya están en el mercado con dos terminaciones diferentes (chocolate blanco y chocolate negro) y han sido expuestos a proveedores, mayoristas y empresarios del sector hostelero con “una gran acogida”, como resalta Antonio Sánchez Martín, el cerebro de una empresa que se lanza a la innovación desde “el respeto a un producto natural y de máxima calidad”.

El lanzamiento de bombones rellenos de una frambuesa madura íntegra sin nada más ni nada menos, sin procesamientos ni alteraciones de un fruto que por sí mismo aporta el sabor y el contraste al dulce. La suma es ganadora. Antonio Sánchez Martín destaca que “tenemos la mejor frambuesa del mundo, escogida en su momento justo de maduración y le añadimos un chocolate de primer nivel, no uno cualquiera porque sabemos que la calidad es fundamental en el resultado final”. En la versión tradicional se trata de un chocolate con 72% de cacao.

Es la última innovación de Diverfruit, que fusiona la artesanía con la modernidad, el cuidado de siempre con las nuevas tecnologías. Y se produce en Huelva. Los tiempos exigen una evolución para adaptar la materia prima que produce la provincia a las necesidades de los mercados. Esa reflexión unida a la mente inquieta de Antonio Sánchez Martín dio como origen Diverfruit, una empresa con más de un año de vida que ya tiene tres líneas diferente de productos: fruminis, chips de fruta deshidratada y bombones de chocolate rellenos de frambuesa. Es la respuesta al mercado, con un giro más a la forma de comercializar un sector en el que Huelva es referente a nivel mundial. 

La fórmula es en apariencia sencilla. Se trata de productos naturales que nacen en la provincia que sometidos a un tratamiento respetuoso sin aditivos ni componentes químicos, que se manipulan directamente en la planta y se envasan para ser enviados a cualquier lugar de España y Europa, porque los encargos de esta joven empresa llegan “desde Italia, Bélgica y ahora nos han pedido que mandemos muestras a Burdeos”.

La última joya de Diverfruit son sus bombones de frambuesa. La fruta se limpia con esmero y se baña en el chocolate antes de su congelación para su conversación. Es su único medio de conservación ya que al no existir ningún tipo de tratamiento requiere del frío para su mantenimiento. Para el consumo “recomendamos sacarlas 15 minutos antes para que recupere su temperatura y textura naturales”. Al carecer de componentes químicos ni azúcares añadidos “es un bocado fresco, ligero y sano que no empalaga nada como otros bombones”.

Los productos acaban de llegar al mercado después de “año y medio haciendo pruebas y más pruebas hasta dar con la calidad y el resultado que teníamos en mente”. Sánchez Rekarte responde además a una necesidad cada vez mayor de los ciudadanos por contar “con productos sanos”. Durante este tiempo “hemos probado diferentes cosas. Empezamos haciendo mermelada, pero vimos que no era nuestro mercado así que nos lanzamos al deshidratado para los chips de fruta gracias al secado por infrarrojo”. Una fórmula que garantiza que “mantenga su sabor intenso y una vez en la boca estés comiendo verdadera fruta”. De hecho, para los 28 gramos de un tarro de piña laminada y convertida en snack es necesario medio kilo limpio.

El otro producto estrella son las Fruminis, una presentación que recuerda a las gominolas en la que la fruta conserva todas sus propiedades en un bocado atractivo para mayores y pequeños. A diferencia de chucherías o procesados similares, los tarros de Diverfruit tienen sólo fruta, ni más ni menos.

Diverfruit es capaz de producir al día 150 kilogramos de Fruminis, 20 kg de snacks (lo que suponen 300 kg de fruta madera) y hasta 3.000 piezas de sus bombones de frambuesa congelados. La intención es mantener la expansión en función de la demanda del mercado.

Son productos nuevos, desarrollados a base de un duro trabajo I+D+i agroalimentario. Tanto es así que incluso parte de la maquinaria necesaria ha sido desarrollada ex proceso para atender sus requisitos. En esa planta lleva trabajando Sánchez Recarte SL año y medio “haciendo pruebas y ajustando los procesos” para obtener los mejores resultados. Sánchez Martín es el alma de la empresa, un ingeniero industrial cántabro “enamorado de Huelva y convencido de sus posibilidades”. Para ello ha invertido 400.000 euros que se suman a las partidas que en su día reservó la Cámara de Comercio para el Cidpa, lo que supone una inversión global que se acerca al millón y medio de euros.

Con este negocio, el ansiado valor añadido que se busca en los productos en fresco, fundamentalmente frutas y verduras, ya puede palparse con los dedos. Además se logra dar una respuesta a la necesidad de mejorar la competitividad del producto made in Huelva y ampliar, por tanto, la rentabilidad de los productores. La apuesta por la IV y V gama pasa por ofrecer nuevos formatos, presentaciones, diferentes maneras de consumir la fruta sin que pierdan ni un ápice de calidad y propiedades nutritivas. La empresa tiene un claro objetivo, desarrollar nuevos productos en las instalaciones del Cidpa para, en una segunda fase del proyecto, realizar una nueva inversión y crear una planta industrial para el desarrollo de los productos que se hayan testado tanto a nivel industrial como comercial.

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