Si la verdadera muerte llega con el olvido, la figura de William Martin está más viva que nunca. Un hombre que nunca existió y sin embargo un símbolo en plena vigencia "del permanente compromiso con la libertad, la justicia, la dignidad y la defensa de los derechos humanos", como ha señalado este sábado el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, en el homenaje organizado por la Asociación Major William Martin para recordar que el 30 de abril de 1943 apareció un cadáver en la puntaumbrieña playa de La Bota uniformado y con esa identidad.

El pescador de Punta Umbría José Antonio Rey María se dio de bruces con la Historia, porque aquello era de todo menos fortuito, era el colofón de la operación Mincemeat con la que el Reino Unido quería alejar a Alemania de conocer sus verdaderas intenciones. Huelva por tanto ha vuelto a ser el escenario en el que el pasado y el presente se han dado la mano y alrededor de la tumba de William Martin se han congregado miembros de la Asociación, encabezada por su presidente, Leopoldo Sánchez Pallarés, el regidor onubense junto a la primera teniente de alcalde María Villadeamigo y el concejal Francisco Baluffo, así como los ediles de Cultura y Deporte del Ayuntamiento de Punta Umbría, Luis Manuel Alfonso y Alejandro Rodríguez, respectivamente, en representación de la alcaldesa de la localidad.

Y allí han estado también la hija de Isabel Naylor, Gladys, que ha recogido el testigo de su madre, como a su vez le enseñó su progenitor, de recordar el día 30 de abril que esa tumba simbolizaba valores que jamás deben ser enterrados y así lo honraba ella cada año. Junto a ella, las hermanas Jenny Greville-Heygate y Sally Roberts, llegadas del Reino Unido, nietas de Montagu Brown, que fue director de la Compañía del Ferrocarril Huelva-Zafra y que a pesar de haber colaborado con la causa nacional durante la Guerra Civil, posteriormente fue expulsado tras ser acusado de ser el jefe del espionaje inglés en España.

En el sencillo pero emotivo acto en La Soledad, Leopoldo Sánchez Pallarés ha recordado ese hermanamiento de Huelva y Punta Umbría en este episodio. Tras el hallazgo, el 2 de mayo de 1943 recibió allí sepultura, el último destino de ese cuerpo, el primer capítulo para el final de la guerra, la victoria "de la inteligencia sobre el odio y por tanto la libertad", como ha indicado el presidente de la Asociación, que cuenta ya con ochenta socios a pesar de su reciente creación.

El poema Para los caídos, de Laurence Binyon, ha dado continuidad al acto, unos versos de 1914, recién iniciada la Primera Guerra Mundial. "No envejecerán, como nosotros los que quedamos envejecemos", dice uno de sus versos, que también fueron recitados posteriormente en inglés por Gladys, Sally, Jenny y su esposo Charles.

El edil puntaumbrieño de Cultura mira ya a 2023, cuando se cumplan los 80 años de este episodio que "cambió el transcurso del la Historia Contemporánea" para hacer "más hincapié" desde Huelva y Punta Umbría en difundir qué pasó cuando llegó el cadáver de un hombre que nunca existió.

En sintonía con este compromiso se ha pronunciado el alcalde de la capital onubense, con el orgullo de estar en el escenario "de un momento concreto decisivo", como lo fue la incidencia de la presencia británica en él. Al igual que el presidente de la Asociación, con la que Cruz ha mostrado su compromiso, Gabriel Cruz ha destacado la lealtad inquebrantable de Isabel Naylor que han retomado su hija y su nieta, con la esperanza de que la calle de Huelva que lleve la placa de William Martin sea pronto una realidad.

Con una ofrenda floral ante la tumba y un respetuoso Toque de silencio interpretado por Antonio Gómez, de la Banda de la Humildad, ha culminado este homenaje a alguien que no fue tal pero que permitió que desde Huelva la Historia empezara a cambiar para que pervivieran los valores que han recibido este tributo y suceda como remata el poeta Binyon:  

"Como las estrellas que brillarán en el tiempo de nuestras tinieblas / Hasta el fin, hasta el fin, permanecen".