solidaridad

Se buscan familias acogedoras para 180 niños

  • Los niños que viven en centros de protección necesitan un referente familiar y un recurso de la Junta se lo proporciona: acogimientos en casas colaboradoras los fines de semana y vacaciones

En Huelva hay más de 180 menores residentes en centros de protección. Están institucionalizados, carecen de referentes estables y sufren heridas emocionales difíciles de curar. Han sido retirados a sus padres o tutores porque no reciben el cuidado y la seguridad que cualquier niño necesita. Y la relación con su familia biológica, si existe, es tremendamente inestable. Con estos mimbres es realmente dificultoso para un crío crecer y desarrollarse de una manera sana. Aunque esté bien cuidado en el centro en el que reside.

Por ello, la ONG Crecer con Futuro y la Asociación de Familias de Acogida de Huelva Acompáñame han puesto en marcha una campaña de captación de familias colaboradoras, iniciativa con la que pretenden que estos chicos puedan tener un referente familiar durante periodos vacacionales o de fin de semana.

Hasta el momento -en sólo dos reuniones convocadas en la capital- una decena de onubenses se ha interesado por este recurso de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, "lo que no quiere decir que finalmente se unan", indica a Huelva Información la responsable de sensibilización de la ONG, Gema Carrasco. "Será una vez que avancen en el proceso cuando sepan si se ven o no como colaboradoras y si pueden dar respuesta" a los pequeños.

¿Cómo son los niños que están bajo protección?

La integrante de Crecer con Futuro quiere dejar más que claro que no son chicos "de reforma, sino de protección", es decir, que no son delincuentes sino menores desamparados. Viven en centros de protección porque han sido alejados de su ambiente familiar para protegerlos de situaciones de negligencia, abandono, violencia, etcétera, ejercidas por quienes deben velar por sus cuidados.

En la mayoría de los casos, la familia biológica no corregirá sus errores, por lo que ellos estarán condenados a crecer en instituciones públicas hasta alcanzar la mayoría de edad sin un modelo normalizado que reproducir en el futuro. Y no se prevé a corto plazo otra alternativa familiar.

Establecer vínculos emocionales positivos con personas o familias que sean sensibles a su situación y a sus necesidades puede ser muy beneficioso para ellos.

"Estos niños están muy tocados a nivel de amor; piensa que si su padre o su madre o ambos no los protegen son ellos los que se tienen que ir a un centro, los que tienen que cambiar sus vidas, y eso les hace sentirse muy culpables", observa la experta. De hecho, "a veces piensan que ellos tienen la culpa, porque pensar que sus padres no los tratan correctamente les resulta inconcebible".

El acogimiento convencional o la adopción empiezan a brillar por su ausencia cuando estos niños tienen ocho años o más, edad a la que se empieza a aplicar el recurso de la familia colaboradora.

Suelen tener "déficit madurativo y para unas cosas parecen adultos y para otras más pequeños de lo normal: por ejemplo, puedes encontrarte a una niña de diez años que te pida que la bañes; seguramente lo hace porque ha carecido de esa atención en casa", detalla Gema Carrasco.

¿Qué es una familia colaboradora?

El Servicio de Protección de Menores da prioridad a las medidas que suponen la integración familiar de los niños frente a la convivencia en un centro de protección, que van desde el retorno del menor a su núcleo familiar de origen a proporcionarles algún recurso alternativo como puede ser el acogimiento con otros miembros de su familia o con una familia ajena, o incluso la guarda con fines de adopción. Sin embargo, hay niños que acaban viviendo en centros de protección de forma temporal o estable. Y ellos también pueden beneficiarse de la convivencia con una persona o pareja participante en el programa de familias colaboradoras con los centros de protección.

Estas se comprometen a compartir periodos de tiempo determinados, generalmente no lectivos como fines de semana, festivos o vacaciones, con un crío o un adolescente que reside en un centro de protección autonómico de la provincia de Huelva.

La convivencia se puede llevar a cabo tanto en el domicilio familiar como en el lugar donde transcurran las vacaciones de los acogedores.

Hay que tener en cuenta que la familia colaboradora "puede llegar a ser el único referente adulto incondicional que estos niños tengan en sus vidas, ¿imaginas dónde estarías hoy si en tu vida no hubieras podido contar con nadie de manera incondicional?", remarca Carrasco.

Requisitos exigidos a los participantes

Cualquier persona que pueda ofrecer un ambiente de calor a un chico que viva en un centro de protección y quiera hacerse cargo de su cuidado, educación y atención puede ser familia colaboradora.

Basta con ser mayor de edad, no tener suspendida o haber sido privado de la patria potestad por sentencia judicial firme y disponer de las capacidades y habilidades adecuadas para hacer frente a las necesidades que pueda presentar el menor durante los periodos en que se conviva con el mismo.

En realidad, recalca la responsable de sensibilización de la ONG Crecer con Futuro, el núcleo familiar puede ser unipersonal y "la familia no tiene por qué tener hijos".

A su juicio, las personas que quieran convertirse en familias colaboradoras deben ser "gente sensible y comprometida, que tenga claro cuál es su papel en todo esto porque no es ni una adopción ni un acogimiento al uso, y que no va a sustituir ni a la familia biológica del menor ni al centro de protección". De hecho, el respeto hacia la familia de origen y sus circunstancias es fundamental para el éxito de la colaboración.

Quienes consigan ser seleccionados por su idoneidad para convivir con los pequeños durante fines de semanas y periodos vacacionales "deben estar preparados y formados, pero de eso nos ocupamos nosotros" en Crecer con Futuro, apunta Gema Carrasco. Es imprescindible "dejarte asesorar y acompañar, porque sólo con la buena intención no es suficiente".

Será entonces cuando puedan establecer un nuevo modelo de relaciones afectivas que beneficia mucho a los niños y que les ayudará en su desarrollo emocional, de modo que puedan reproducir en el futuro un modelo sano de convivencia y familia.

Los objetivos del recurso de igualdad

Entre las finalidades del recurso de familia colaboradora está el de permitir a los chicos participar en actividades alternativas a las del centro de protección. En definitiva, se trata de hacer "que se sientan especiales y queridos por alguien", más allá de la atención que les ofrezcan en el centro en el que residen.

Proporcionarles un entorno donde puedan aprender a relacionarse y convivir en familia, así como conocer e interiorizar un modelo de dinámica familiar adecuado y de relaciones afectivas positivas, es básico. Para su desarrollo emocional, personal y social es clave establecer vínculos emocionales sanos con las persona o familia colaboradora.

Finalmente, con este programa se pretende ampliar su red de apoyo social, algo muy valioso para obtener ayuda durante su crecimiento y posterior incorporación a la vida adulta independiente.

Carrasco subraya que la integración del niño en una familia colaboradora "no garantiza al 100% un futuro óptimo para él, pero sí que al menos les da una opción".

El impacto real del programa en los chicos

Pese a lo desconocido hasta ahora de este recurso en Huelva, Crecer con Futuro ya lleva varios años implementándolo en Sevilla. "Al principio iba todo muy lento porque necesitábamos que la Administración estuviera con nosotros, pero ya va todo mejor".

Carrasco señala que un estudio de la Universidad hispalense ha concluido que los resultados del programa son "muy positivos: los menores se vinculan a las familias acogedoras y mejoran incluso su rendimiento académico".

Iniciativas de captación

Crecer con Futuro y Acompáñame han organizado cafés informativos en Huelva en octubre y tienen previsto otros este mes de noviembre, aunque las fechas aún están por determinar. El ofrecimiento como familia colaboradora debe dirigirse a la Delegación Territorial de Igualdad.

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