Huelva

Educadores en una escuela de acogida

  • ‘Hay otras formas diferentes de pasar lista’ es el nuevo libro de sor María del Carmen Figueroa

Sor Carmen Figueroa, en una imagen de archivo.

Sor Carmen Figueroa, en una imagen de archivo. / Huelva Información

“Intenta conocer a tus alumnos para poder amarlos. Y ámalos para que su conocimiento llene muchos ratos de tu mejor tarea de educador”. Con estas palabras de sor María del Carmen Figueroa Serra, priora del convento de Santa María de Gracia de Huelva y hasta este último año directora del colegio de las Agustinas, se resume la intención del libro Hay otras formas diferentes de pasar lista que ha publicado tras su larga experiencia como educadora.

Le mueve a escribir estas páginas el deseo de compartir sus experiencias ricas y positivas como maestra, "todas cosas estas bonitas era una pena no compartirlas y aportar algo de una relación humana entrañable; con la alegría de tener a mis alumnas siempre cercas, era un egoísmo no ofrecer estos momentos vividos”, dice.

Su trayectoria como maestra comenzó en 1970 en el convento de Talavera de la Reina, donde fue alumna y tras su licenciatura en Filosofía y Letras. En este tiempo estuvo dedicada a la enseñanza de niños y jóvenes como directora de los colegios del Sagrado Corazones de Talavera de la Reina y Santa María de Gracia de Huelva, a donde llegó con un grupo de monjas agustinas en 1986 y pusieron en marcha el colegio.

Emprendedora, entusiasta e ilusionada siempre por proyectos creativos y motivadores que puedan ayudar a niños y jóvenes a ser mejores personas y testigos de Jesús Eucaristía en el mundo de hoy.Viene dando clases de Latín y apoyo de Lengua, hasta el año pasado fue directora del colegio de Huelva, “pero hay que dejar paso a la gente más joven”.

En el título se resume sus intenciones del libro y es que “pasar lista en clase no debe ser la lectura reiterativa de nombres, eso es algo mecánico, hay que hacerlo con la mirada, la comprensión, la verdad, convirtiéndola en algo vivo, hay que dinamizar de una manera diferente”.

El libro está dividido en cinco partes, que comienzan con textos para motivar, esa primera parte introduce y motiva. En la segunda expone la experiencia de su visión sobre el modo de conectar con los alumnos en el diario devenir escolar, y se campaña con unos breves cuentos, que ilustran esa experiencia de muchos años, apasionada por esa preciosa tarea.

Después entra en la tercera parte en la que ofrece unos recuerdos pasados, “que siguen dando vida a mi momento presente; a lo mejor, también el vuestro”, indica.

En la cuarta, comparte “lo más entrañable de mi relación con mis alumnas de ayer, ese ayer que ayudó a mi corazón a ser lo que siempre deseé ser: maestra sin jubilación”.

En la parte final crea un puzzle variopinto, con textos, cartas y poesías, en el que dice que “la mirada del educador no puede cerrarse jamás ante el espectáculo de la vida que transcurre siempre viva frente a su corazón”.

En el prólogo del libro, Luis Llerena Baizán, doctor en Ciencias de la Educación, destaca la importancia del libro por lo mucho que aporta, una obra que califica de “íntima, bella y necesaria, que es todo un reflejo de su vida de educadora, alimentada y animada por la vivencia fiel de su vocación como religiosa agustina”.Luis Llenera dice de esta obra que es una invitación a “todos los que se sienten, no enseñantes, sino educadores, para hacer de la escuela esa institución de acogida, donde se apliquen los principios de la pedagogía humanista, apellidada en nuestro caso, cristiana-agustiniana”. Una escuela de la que dice que “el alumno no sea solamente algo, sino alguien, capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente, y entrar en comunicación con otras personas”.

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