La Guardia Civil no da tregua a los traficantes de hachís. En la jornada de ayer explotó la denominada operación Barros, un dispositivo interprovincial con epicentro en el Campo de Gibraltar que desplegó a más de 300 agentes por las provincias de Huelva, Cádiz y Málaga y que finalizó con 39 detenidos, dos de ellos en la provincia onubense.

La red desmantelada ahora estaba dirigida por dos viejos conocidos de las autoridades: El Pantoja, arrestado hace unos días en la localidad gaditana de Chiclana, y El Potito. A la banda se la relaciona con más de diez toneladas de hachís ya aprehendidas.

Bajo la dirección del titular del Juzgado de Instrucción 2 de Chiclana, que ha decretado el secreto de las actuaciones, se desarrolló ayer esta última fase del operativo, que alcanza su punto culmen tras un año de investigación concienzuda de los especialistas de la Benemérita contra el narcotráfico en Andalucía.

En total se llevaron a efecto 25 registros en las tres provincias, dos de ellos en la de Huelva. Aquí el más tempranero tuvo lugar en un domicilio de Moguer. El segundo se acometió en una nave del polígono industrial Indutec de San Juan del Puerto, si bien el almacén se encontraba en una calle perteneciente al término municipal de Huelva, junto a la subestación eléctrica.

La Guardia Civil interviene en una nave del polígono Indutec de Huelva, con tres coches robados al fondo.

En torno a las 10:50 los efectivos forzaban la puerta de entrada y encontraban un suculento botín en el interior: tres vehículos de alta gama, numerosos contenedores de combustible y dos embarcaciones neumáticas.

Como ha podido saber Huelva Información, la nave en cuestión pertenece a una entidad bancaria y había sido okupada por los narcos. En el fondo estaban estacionados un BMW X5 y dos Land Cruiser todoterreno, todos robados fuera de la provincia, con placas de matrícula falsas y totalmente vaciados por dentro (sin asientos), lo que demuestra que habían sido utilizados previamente para realizar el traslado de fardos.

En la zona derecha de la nave se podían observar varias decenas de garrafas de combustible apiladas y vacías, dispuestas para su relleno en cuanto fuese necesario para abastecer los motores de las narcolanchas que se emplean para traer el hachís desde Marruecos.

Junto a ellas, siete depósitos con una capacidad de mil litros cada uno. Seis de ellos llenos hasta arriba, otro prácticamente a la mitad: en total, unos 6.500 litros de gasolina incautados.

Los vehículos tenían matrículas falsas y habían sido utilizados previamente para trasladar fardos

El último hallazgo fueron dos embarcaciones neumáticas de pequeño tamaño y panelables, es decir, a las que se les monta el fondo del suelo con paneles plegables y que los narcos suelen utilizar para pequeños trayectos (de una gran semirrígida a la costa, por ejemplo), para el repostaje o como apoyo a una de mayor envergadura. Todo lo aprehendido fue trasladado por un camión grúa al depósito pertinente.

Tal y como señalan las fuentes de este periódico, de las dos personas arrestadas en el territorio onubense se sospecha su colaboración activa con la banda de El Pantoja y El Potito, lo que evidencia una vez más los vínculos que se establecen entre las organizaciones de traficantes que operan en el Campo de Gibraltar con las del resto de provincias andaluzas, especialmente en aquellas que tienen costa.

En la operación Barros participaron efectivos del CCON Sur, el OCON, GRS, GAR y las Comandancias de Huelva (Usecic), Algeciras, Cádiz y Málaga. Estos llevaron también a cabo registros en la localidad algecireña, donde inspeccionaron un llamativo chalé en el barrio de Getares donde también hubo un detenido, en este caso un lugarteniente de los dos líderes ya mencionados.

En el Campo de Gibraltar, el operativo se desarrolló en las localidades de La Línea, con 11 registros, Algeciras y San Roque, con un registro en cada una de estas últimas. En la provincia de Cádiz se actuó en Chiclana (4), Villamartín (1), Jerez (1) y Arcos (1); y en Málaga hubo otro registro.

En el caso de Jerez se intervino en una nave industrial donde se había instalado una suerte de astillero clandestino. Allí se localizó una embarcación semirrígida como las empleadas por las redes criminales del narco. La nave estaba prácticamente lista para su uso.