Huelva

Doce años y siete meses de prisión por dar seis golpes en una semana en pueblos de Huelva

  • La Audiencia rectifica parcialmente la sentencia del Penal 4 y rebaja al caco dos años la pena

Sala de vistas del Juzgado de lo Penal 4 de Huelva, donde fueron juzgados los hechos el pasado año.

Sala de vistas del Juzgado de lo Penal 4 de Huelva, donde fueron juzgados los hechos el pasado año. / Alberto Domínguez (Huelva)

La Sección Primera de la Audiencia de Huelva ha estimado parcialmente el recurso de apelación interpuesto por la defensa de un ladrón que llegó a dar seis golpes en una semana en la provincia (Villanueva de los Castillejos, Aljaraque, Cartaya, Gibraleón e Isla Cristina), rebajándosela de los 14 años y siete meses fijados en la sentencia del Juzgado de lo Penal 4 de Huelva, a 12 años, siete meses y un día, tras considerar que la motivación para imponer la condena en dos de los delitos no estaba suficientemente justificada.

Así consta en la resolución judicial del órgano colegiado, a la que ha tenido acceso Huelva Información, en la que da por probado que este individuo cometió seis asaltos a personas y establecimientos entre el 12 y el 19 de octubre del año pasado.

El primero de ellos, de 12 de octubre, tuvo lugar en Villanueva de los Castillejos. Eran las 11:00 cuando el caco entró a una vivienda al grito de “agua, agua, que se me quema el coche”. Dentro de la casa se encontraba el propietario, quien “había dejado sobre la mesa un total de 800 euros”. Ambos salieron del inmueble y en el breve tiempo en que el dueño de la casa llenaba una botella de agua, el acusado volvió adentro “y se apoderó del dinero para a continuación huir en su vehículo”.

Dos días más tarde, el 14, a las 18:45 acudió al establecimiento comercial de piensos de Aljaraque. Preguntó a la propietaria, que atendía en el mostrador, “por unos productos que pretendía comprar”. La mujer fue a la trastienda “para comprobar los productos que el acusado le había solicitado”. El procesado aprovechó ese momento para acceder “a la zona situada tras el mostrador y se apoderó del monedero que ella guardaba en el interior de su bolso”. Huyó del lugar con la documentación y 100 euros de la víctima.

El 15 de octubre, sobre las 9:15, acudió al local que una empresa de mariscos tiene en el polígono La Barca de Cartaya. Aprovechó el breve instante en que el propietario se ausentó del establecimiento para hacerse con 120 euros que había la caja registradora. Rápidamente se subió al coche que utilizaba para los robos. Esta vez el dueño del negocio “se percató del comportamiento del acusado e intentó retenerlo, sin conseguirlo”, pero sí pudo facilitar los datos del utilitario a la Guardia Civil, lo que ayudó a resolver el caso.

El día 17 actuó en Gibraleón. Eran las 21:13 cuando acudió a comprar una botella de agua a una tienda de la calle San Quintín. Tras echar el ojo al negocio, esperó a que el dueño saliera a recargar unas máquinas expendedoras para volver a entrar en el local. “Abrió la caja registradora y se apoderó de 500 euros que había en su interior”, se detalla en la sentencia, a lo que se añade que cuando el propietario escuchó los gritos de su mujer, “intentó retener al acusado, quien, con la intención de menoscabar su integridad física y garantizar su huida, lo empujó, lo que provocó que este cayera al suelo”. En el forcejeo, la víctima consiguió que el ladrón dejara caer el dinero sustraído antes de huir. Sufrió heridas que tardaron siete días en sanar.

El ladrón perpetró los robos en Castillejos, Aljaraque, Cartaya, Gibraleón e Isla Cristina

El delito más grave, que le ha costado  cuatro años y dos meses de prisión por robo con violencia, lo cometió ese mismo día 17 de octubre en Cartaya. El encausado siguió al vehículo de su víctima, un hombre de 68 años, hasta adelantarlo a la altura del camino El Pinillo. “Al cabo de unos metros se detuvo, se bajó del mismo y pidió a la víctima que detuviera el suyo con la excusa de preguntar por el acceso de la autovía hacia Portugal”. En ese momento en que se asomó a la ventanilla del coche, atacó al perjudicado. “Le propinó varios puñetazos en la cara, lo sacó del vehículo, lo tiró hacia unas vallas cercanas a la autovía donde continuó golpeándole hasta que le arrebató la cartera que llevaba en el bolsillo trasero del pantalón”. Esta no contenía más que 40 euros y la documentación del damnificado. El ladrón se marchó del lugar, no sin antes atemorizar a su objetivo “diciéndole que si hubiera tenido la pistola, le hubiera pegado dos tiros”.

El hombre sufrió lesiones de distinta consideración, entre ellas la rotura del maxilar y la nariz, tardando en curar “nueve días de perjuicio personal básico y 21 días de pérdida temporal de calidad de vida moderada, y quedándole como secuela un perjuicio estético ligero”.

La última tropelía la cometió el reo el 19 de octubre, en torno a las 11:30, cuando acudió a un establecimiento de pinturas de la calle Lirios de Isla Cristina. “Tras hacer creer al dependiente que pretendía comprar varios artículos, el acusado se introdujo tras el mostrador, le propinó un fuerte empujón y se dirigió a él esgrimiendo una pequeña navaja al tiempo que le exigía que abriera la caja”.

El trabajador, “atemorizado por el comportamiento del acusado, abrió la caja y el acusado se apoderó de 400 euros, huyendo del lugar”.

Así, el Penal 4 lo condenó a 11 meses de prisión por un delito continuado de hurto, a tres años por la tentativa de robo con violencia en establecimiento abierto al público (que la Audiencia le rebaja a un año y medio), multa de 180 euros por un delito leve de lesiones; cuatro años y dos meses por el delito de robo con violencia; dos años y medio por el delito de lesiones, y cuatro años (que se reducen a tres años, seis meses y un día de reclusión) por  el delito de robo con violencia o intimidación con uso de arma. Tendrá que devolver, además, el dinero robado e indemnizar con 3.457 euros al anciano al que hirió.

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