Respons(H)abilidades

Discutir sobre la violencia de género no la hace desaparecer

  • La violencia no tiene género, pero sí tiene porcentajes y tendencias y las mujeres siguen siendo la aplastante mayoría que sufre esta lacra social. Negarlo o discutir no sirve de nada

Ante el Día Internacional contra la Violencia de Género, las empresas tienen mucho que decir.

Ante el Día Internacional contra la Violencia de Género, las empresas tienen mucho que decir. / M. G. (Huelva)

Mañana lunes 25 de noviembre es el Día Internacional contra la Violencia de Género. Se celebra así desde 1999. Quiere decir que desde hace veinte años el mundo se puso de acuerdo para visibilizar un problema social que desde luego no es nuevo en la historia de la Humanidad y que sufren todavía de forma mayoritaria las mujeres. Pese a quien pese, la violencia de género no tiene género, pero sí tiene estadísticas, porcentajes y tendencias. Y todas son preocupantes, terroríficas en ocasiones, especialmente para el género femenino.

Es complicado encontrar oficiales posteriores a 2015 sobre violencia de género. Al menos yo, documentando este artículo, no he sido capaz. Lo que sí he encontrado son numerosas voces de colectivos que exigen actualizar las cifras. Pero como para muestra sirve un botón, aquí pueden empezar a coser: según datos del Consejo General del Poder Judicial, entre 2008 y 2015 murieron 58 hombres a manos de sus parejas o exparejas, en el caso de las mujeres fueron 488.

Leyendo y leyendo sobre el tema, y viendo las todavía demasiadas noticias al respecto, nos podemos dar cuenta también de que existe mucha indefinición y surgen controversias al considerar hechos concretos como violencia de género, violencia machista, violencia doméstica, acoso sexual, abuso, violación, agresión… Y mientras todo esto evoluciona en el terreno legal, muchas personas vemos la violencia de género como algo bastante más amplio de lo que contemplan las leyes.

La violencia de género es una lacra a combatir. La violencia de género es una lacra a combatir.

La violencia de género es una lacra a combatir. / H. I. (Huelva)

Así que para tener una referencia común, al menos hoy, centrémonos en lo que la propia Asamblea General de las Naciones Unidas consideró para dictar hace 20 años la resolución que instauró el Día Internacional que se celebra mañana. Su objetivo fue y es propiciar que todo tipo de instituciones del mundo organicen actividades para sensibilizar a la opinión pública sobre el problema de la violencia contra las mujeres. Por algo será.

Dice la ONU que a nivel mundial “la violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual sobre las que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas”. Y define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.”

La lucha sí que no tiene género

Siendo prácticos, impulsar la eliminación de la violencia de género, ya sean víctimas los hombres o las mujeres, debe ser cosa de todos. O sea, que la lucha sí que no tiene distinción de género. Eso yo creo que lo tenemos cada vez más claro. Espero. Además, también están muy bien delimitados los dos espacios de combate más importantes: el personal y el laboral.

Por tanto, todo esto llevado al terreno de las respons(H)abilidades, que es lo que nos toca en este espacio y que se refiere a las habilidades para responder de todos nosotros, nos obliga a centrarnos en las oportunidades de respuesta que tenemos a nuestro alcance. Y podemos ser muy poderosos especialmente en esos dos ámbitos sociales bien definidos: en el trabajo y en casa.

Combatir la violencia de género es una cuestión de respeto

En el espacio de combate laboral, la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas puede hacer y hace mucho contra la violencia de género. Y las vueltas de tuerca que la ley va dando a la ética empresarial, también. Pero según declaraciones de Cristina Antoñanzas, vicesecretaria de UGT en un artículo sobre los planes de igualdad de hace unos meses en El País, “del millón y medio de empresas españolas, solo 4.500 están obligadas a tenerlo. Y, de ellas, solo 276 lo tienen. Si hablamos de protocolos contra el acoso solo podemos hablar de un puñado de empresas”. Hay todavía mucho camino que recorrer.

Así que el verdadero motor de esta forma de gestionar no puede ser sólo la ley. Junto a los consumidores, los grandes impulsores de la RSC de sus empresas son los trabajadores y trabajadoras, exigiendo a sus jefes directos y sus compañeros más cercanos, y también evidenciando en sus propias conductas, los valores que comparten. Y hacerlo además con tolerancia cero a toda sospecha de violencia.

Las empresas en el ámbito de la Responsabilidad Social Corporativa tienen mucho trabajo que hacer en la lucha contra la violencia de género

En el espacio de combate doméstico, en nuestras casas, ocurre igual. La educación siempre será el arma más poderosa contra cualquier tipo de violencia, más si cabe contra la violencia de género. Así que claro que hay que aplaudir el auge de la inteligencia emocional en las aulas y de la coeducación como estrategia transversal de las escuelas. Pero si en nuestros ámbitos de influencia más cercanos, con nuestros familiares y amigos, no nos proponemos dar ejemplo de lo que les exigimos a los colegios, mal caminaremos.

Así que mientras el mercado de consumo premia a las empresas que lo hacen bien; mientras cala de forma definitiva en el sector empresarial la cultura del cumplimiento normativo y se desarrollan las leyes y mecanismos de control; y mientras se produce la transformación social y cultural que impulsa el Día Internacional que celebramos mañana, a todos nosotros nos toca ejercer una sencilla pero eficaz responshabilidad que poner en juego para agilizar todo lo anterior: respetarnos a nosotros mismos y respetar a los demás.

Es una cuestión de respeto en las cuatro direcciones: yo le respeto a usted, usted me respeta a mí, y sobre todo, yo me respeto a mí y usted se respeta a usted. Así no hay violencia capaz de abrirse camino. Feliz Día Internacional contra la Violencia, sea del género que sea.

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