Gente Inteligente

Claves para liderar de forma inteligente en tiempos de pandemia

  • Ejercer el liderazgo en situaciones de intensidad emocional, como las que está generando la crisis sanitaria mundial, exige aún más inteligencia emocional

Gente inteligente.

Los retos que la Covid-19 está planteando al mundo son muchísimos y enormes, a todos los niveles. Algunos de esos retos son obvios, como vacunar a toda la población del planeta, y otros no son tan evidentes, al menos no de momento, como son las consecuencias en nuestro estado de ánimo, en nuestro equilibrio emocional y en nuestra forma de relacionarnos. Y eso es algo que nos afecta en lo personal y en lo profesional mucho más de lo que pensamos.

El liderazgo debe adaptarse a estos profundos cambios que estamos apenas empezando a interiorizar. Y no sólo para ganar o seguir manteniendo los índices de eficiencia en la gestión de equipos. También y sobre todo, porque quienes lideran, ya sea equipos de trabajo o personas en su rol más personal, como a los hijos e hijas, tienen el enorme poder de influir en el bienestar de las demás personas. Por eso nunca antes había sido tan necesario un liderazgo consciente e inteligente -emocionalmente inteligente-, porque además es muy efectivo como herramienta del mundo para ayudar a superar esta puñetera crisis sanitaria y todo lo que está implicando.

Liderar en tiempos de pandemia

Nuestras conductas están mediatizadas por nuestras experiencias emocionales. Eso ya lo sabemos. Y ahora, muchas de nuestras experiencias emocionales son tan intensas que nos cuesta más gestionarlas. Por eso, si ser jefe o jefa nunca ha sido sinónimo de ser líder, ahora muchísimo menos. Quien quiera liderar de forma inteligente en estos tiempos, debe tener muy en cuenta las emociones que estamos metabolizando todas las personas, especialmente dos que se han hecho las reinas de la pista: el miedo y el asco o rechazo.

La incertidumbre, la desinformación, los vaivenes, las incongruencias… Todo abona el terreno para que el miedo o el asco campen a sus anchas condicionando las conductas de las personas, y su bienestar emocional y, por ende, el clima laboral de las organizaciones.

Nadie como quienes lideran, sean jefes y jefas o no, para reconducir esta situación. Así que, tanto si usted lidera como si no, aquí van algunas claves para facilitarle esta transformadora tarea. Y están en formato de mandamientos divinos, a ver si así la tradición cultural religiosa nos ayuda.

Los diez mandamientos del liderazgo emocional

Primer mandamiento: defenderá a su equipo por norma y trabajará para brindarle todos los recursos posibles, con creatividad. Y ahora, además, no se olvide de planificar momentos en la jornada laboral para que su gente pueda hablar y compartir sus expectativas, y sus sentimientos. Los compañeros y las compañeras pueden ser una red de apoyo emocional muy eficaz en los tiempos que corren.

Segundo: delegará con cabeza y sin fiscalizar, que así es más efectivo, pero además, en estos tiempos, procurará conocer mejor a su gente y sus circunstancias personales, para elevar la prudencia a la hora de asignar según qué tareas, a quién y cómo. Tenga más cuidado que nunca para no ejercer una delegación desmesurada o incoherente.

Tercero: escuchará mucho, como siempre, con flexibilidad y con disposición al cambio si es necesario. Pero, además, estará más pendiente que nunca del lenguaje no verbal de las personas, para escuchar mucho más de lo que oye.

Cuarto mandamiento: dedicará tiempo a reconocer en público a las personas con conductas o actitudes beneficiosas para el equipo, y a identificar y compartir con ellas en privado sus frenos. Y hágalo siendo consciente, especialmente ahora, de que son tiempos mucho más difíciles, así que no espere a ver la catedral terminada, reconozca los progresos de la obra.

Quinto: respetará a su gente tanto o más que a sus superiores o a usted. Y desde ese respeto, reconocerá las necesidades de su equipo motivadas por la pandemia, y le mostrará su apoyo y el de la organización.

Sexto mandamiento: será usted la primera persona en dar ejemplo de lo que le pide al equipo, empezando por cuidar de su propia salud emocional, para no reaccionar de forma desproporcionada o contagiar negatividad, por ejemplo

Séptimo: reflexionará periódicamente sobre el clima laboral de su empresa y de su equipo, ahora con más frecuencia, y procurará idear y emprender acciones para mejorarlo.

Octavo: tendrá usted una comunicación clara y lo más asertiva posible. Además, ahora con más necesidad, confirmará de forma efectiva que le entienden y se apoyará en su propio lenguaje no verbal para generar confianza y positividad. Cuide sus gestos.

Noveno mandamiento: asumirá los errores de su equipo como si fuesen suyos, porque en el fondo y en mayor o menor medida lo son. Y ahora, en pandemia, también. No se justifique.

Y décimo: no se empecinará en decisiones propias, sobre todo si el equipo se lo está haciendo saber de alguna forma, con lenguaje verbal o no verbal. Y por eso, en esta situación más que nunca, preguntará a menudo por otras formas de hacer lo que quiere hacer.

El liderazgo emocional y las personas que lo ejercen son una eficaz vacuna, no contra la Covid-19, pero sí contra muchas de las secuelas emocionales que está dejando. Y recuerde: todas las personas lideramos en algún momento de nuestras vidas, incluso cuando no queremos

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