Huelva

Cita a la salida del cole

  • Los padres detectan que la seguridad se ha extremado en la localidad pero mantienen sus precauciones

Uno de los colegios de Bollullos Par del Condado en la mañana de ayer.

Uno de los colegios de Bollullos Par del Condado en la mañana de ayer. / c.López

Bollullos trata de volver a la normalidad, reconstruir su ánimo y recuperar la tranquilidad arrebatada tras el secuestro frustrado de dos menores acaecidos en menos de tres días. Un suceso que encendió todas las alarmas sociales y generó un clima de psicosis en el Condado. Este estado de alarma alimentó los rumores de que se había producido un tercer intento de secuestro en la aldea de El Rocío. Un bulo que obligó a la propia Guardia Civil a tener que emitir un comunicado desmintiendo oficialmente tal extremo.

Entre tanto en el municipio condal los padres aseguran ser conscientes de que la seguridad se ha extremado, que no existen razones que justifiquen el clima de miedo e incertidumbre que se ha instalado en la sociedad bollullera. Sin embargo, matizan que "cualquier padre quiere velar por la seguridad de sus hijos", por lo que "quieras o no" esa responsabilidad siempre termina imponiéndose, lo que les lleva a extremar las precauciones. En los días posteriores al suceso la escasa presencia de pequeños solos en la calle denotaba el miedo latente de la ciudadanía.

Las autoridades han jugado un papel fundamental en este sentido y las llamadas a la calma han dado sus frutos, contrarrestando la realidad paralela que circula por las redes sociales y whatsapp, donde se percibía cierta histeria colectiva y llamadas a realizar patrullas sociales por el municipio. Este estado de tensión se ha ido mitigando con el paso de los días, aun cuando ayer jueves todavía se percibía un mayor número de padres y familiares recogiendo a sus pequeños de los centros escolares. Madres como Loli Infante mantenía que "normalmente no se ve a tantos adultos a la salida del cole", un indicio que muestra las cautelas de la población.

María Sánchez se prestaba a analizar esta conducta social y apuntaba que en una ciudad grande un suceso de esta naturaleza pasa más desapercibido. El único eco que le llega al ciudadano de a pie es el que ofrecen los medios de comunicación, lo que permite hacerse más impermeable a un caso tan grave como un intento de secuestro de un menor. "Es como si el incidente quedara lejano, no sientes que te puede pasar a ti". No obstante, Bollullos no llega a los 15.000 habitantes, de ahí que bien a través de un familiar directo, amistades o conocidos se tenga un testimonio de primera mano de "cómo han sufriendo los padres" una experiencia tan traumática. Es esta afinidad y cercanía la que genera tal punto de empatía que los vecinos viven ese desasosiego de las familias.

Otros ciudadanos, por el contrario, detallaban que no "vamos a cambiar nuestros hábitos de vida" por un suceso del que aún quedan por resolver muchas incógnitas. Afirmando que no pueden agudizar los sentidos cada vez que "veamos una furgoneta blanca" pensando que en ella pueden viajar secuestradores. A pesar de este crisol de sensibilidades, el municipio recupera paulatinamente su pulso habitual.

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