“No hay accesibilidad para que los jóvenes hablen de lo que sienten”, afirma el psicólogo Valentín Rodil, responsable de la Unidad Móvil de Intervención en crisis que arrancó en 2013 y que prestó ayer asistencia a la comunidad universitaria en distintos emplazamientos del Campus del Carmen. Se trata de una iniciativa en el marco de Octubre. Mes del cuidado emocional y compasivo que organiza la Dirección de Salud de la Universidad de Huelva.

La Caravana de la Escucha que aparcó ayer en la UHU es un “brazo extensor” de la Red de centros de escucha creada en 1996, 32 en toda España, uno de ellos en Huelva. Rodil y su compañero Majeeva Arulandu vinieron a escuchar a todo aquel que se acercó a esta consulta itinerante, testigo mudo de emociones a lo largo y ancho del país, también de otras universidades en Galicia, Madrid y Sevilla. “Somos capaces de vivir esto pero nos falta hablar de ello”, de una pandemia cuyas circunstancias describe gráficamente como que “íbamos en un barco del que caían náufragos y no sabíamos si nosotros caeríamos también”.

El psicólogo viene a Huelva cada dos años para participar en las Jornadas de duelo y en sus frecuentes visitas a los campus universitarios ha encontrado a “personas muy rotas en un mundo donde no lo parece, con mucha vida debajo que no pueden expresar”. En Huelva, asegura, “la gente es muy receptiva, de categoría”.

Valentín Rodil, en el centro, junto a la coordinadora de la Dirección de Salud.

La salud mental cada vez representa menos un tabú aunque, a juicio de Rodil, hay una gran falta de acceso para la escucha y acompañamiento, ahora más necesarios que nunca. En el contexto, añade, de “una sociedad muy evitativa que nos enseña a no fijarnos en lo que nos pasa, en poner Sálvame en vez de pensar”. Trasladándolo al lenguaje juvenil, lo ejemplifica con el “no te rayes, no lo pienses más”. Valentín Rodil ve una muestra de ese apartarse de la realidad el hecho de que “el Oscar se lo dieron a La vida es bella, donde un padre oculta a su hijo el horror nazi y es lo contrario de Ana Frank”, la joven judía que contaba la verdad desnuda en su escondite en Amsterdam antes de un final fatal.

Rodil defiende un fomento de la cultura de la escucha porque “¿Cómo no favorecemos espacios grupales? Los chavales se han incorporado a sus clases sin hablar”. Jóvenes que “hacen botellón como si se fuera a acabar el mundo, les toca digerir lo que han vivido, pero solos no lo pueden hablar”.

Escucha y acompañamiento son los términos a los que Rodil hace una referencia continua sin renunciar a la autocrítica, considera que “a veces la psicología no llega, por pautante o protocolizadora” y resalta la importancia de que los psicólogos “escuchen empáticamente”.

Begoña García dirige la Dirección de Salud de la UHU y ayer mostraba su satisfacción al ver una cola ante la Caravana de la Escucha, que comenzó su actividad a las 10:00 y permaneció activa durante toda la mañana, que deja patente esta demanda de acompañamiento. “Con la pandemia hemos tomado conciencia de que somos caducos”, sentencia García.