Un ambiente repleto de vitalidad envuelve cada tarde de verano la emblemática Plaza de las Monjas, ubicada en el centro histórico de Huelva. Cuando el visitante llega desde la Gran Vía, puede observar una hermosa fuente acompañada por la estatua que representa a Cristóbal Colón señaló el camino a América. Dentro de su entorno se emplazan varios edificios representativos de la ciudad, como el majestuoso Banco de España, construido en 1938, próximo Museo Arqueológico, o el Hotel París, original del año 1907.

Diariamente acuden familias para pasear junto a sus hijos pequeños, jóvenes que salen cuando la tarde refresca para disfrutar de una bebida junto a sus amigos y personas de una edad más longeva que se sientan en los bancos para dar de comer a las palomas de la plaza. Alrededor de la misma se disponen numerosos establecimientos donde los visitantes pueden degustar una cerveza fría o un refrigerio, al tiempo que disfrutan de un entorno idílico.

Este espacio cuenta con varios bares que permiten a los clientes disfrutar de la noche

Se presenta como uno de los espacios más idóneos de la capital onubense para un paseo familiar. Así lo atestigua la familia Díaz Gómez, que llega a la plaza con sus tres hijos para que jueguen con sus amigos. "Es una zona muy concurrida, ideal para que nuestros chicos se diviertan".

Mientras el mayor coge su balón para corretear por el centro de la plaza, su hermana prefiere jugar con los juguetes que diariamente trae el payaso Chi-Lolo. El animador visita cada día este emplazamiento para que los más pequeños jueguen con los diferentes juegos que tiene, entre los que figuran juegos de mesa, puzzles que varían su dificultad según las edades o coches y muñecas. Este tipo de acciones "supone una gran iniciativa para que los niños sociabilicen desde edades muy tempranas y huyan de las nuevas tecnologías, que tanto contaminan el menor, en un entorno muy bonito", apunta Chi-Lolo.

Para los Díaz Gómez supone uno de los planes ideales para el período estival, pues "aprovechamos que vivimos en una calle cercana para venir aquí. Los pequeños cenan en algún bar o en alguna de las hamburgueserías de la zona y el cansancio es tal, que se duermen muy rápido".

Es otro de los atractivos con que cuenta la Plaza de las Monjas es la proximidad que guarda respecto a las tiendas y a los bares. Son muchas las personas que, tras pasar una tarde de visita por los diferentes comercios distribuidos por las calles que rodean el centro de la capital onubense, terminan su día con una bebida resfrescante en los bares de la plaza. Susana Sánchez, Elena Lara y Rocío Infante, amigas desde hace tiempo, disfrutan de una cerveza al atardecer, "como suele ser habitual, después de visitar las tiendas!. "Además, muchas noches nos da la oportunidad de alargar los planes debido a que hay buenos pubs cerca de aquí", señala Elena.

Unido a ello, es un entorno que habitualmente se emplea como punto de encuentro. "Numerosas veces escogemos la Plaza de las Monjas para reunirnos, aunque después tengamos pensado ir a otro lugar", resumen Rocío Infante.

Por su parte, a Judith Aguilar y a Ana María Fernández, que se refrescan con una coca-cola en la cafetería emplazada en el centro de la plaza, les gusta acudir a este lugar, fundamentalmente, porque es "una zona emblemática". "Venimos desde que éramos pequeñas y es un espacio donde guardamos muchos recuerdos, por lo que siempre tiene ese tinte sentimental". A su vez, el ambiente bonito y entrañable es lo que les invita a acudir varias tardes. "Es un entorno visitado por mucha gente, por lo que se crea una atmósfera muy viva, donde se dan cita onubenses de edades muy dispares", añade Judith.

Este punto emblemático de la ciudad resulta, así, un verdadero atractivo para todos los onubenses que quieren disfrutar de una tarde refrescante y agradable.