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Huelva

Almonte se engalana para celebrar un traslado metáforico de la Virgen del Rocío

  • El estado de alarma decretado por la propagación del coronavirus imposibilita la partida de la Blanca Paloma a la aldea 

Un grupo de fieles rezan en el altar dispuesto en la entrada de la parroquia de la Asunción de Almonte.

Un grupo de fieles rezan en el altar dispuesto en la entrada de la parroquia de la Asunción de Almonte. / Alberto Domínguez (Huelva)

El “hasta pronto” de Almonte a la Virgen del Rocío tendrá que esperar, al menos, hasta la romería del año 2021. Ayer la Blanca Paloma debía haber abandonado el municipio en un clima de fervor y esperanza, pero la situación excepcional del estado de alarma provocada por el coronavirus ha decidido que la parroquia de Almonte continúe siendo el cobijo de la Virgen.

Una sensación agridulce emanaba ayer de los corazones de los almonteños. Tener cerca a la Virgen del Rocío es motivo de consuelo y tranquilidad, pero la imposibilidad de celebrar la romería de Pentecostés asesta un duro golpe a los rocieros.

Almonte lucía un atuendo de gala en el día fijado para el Traslado de la Blanca Paloma a la aldea. De los balcones y las ventanas de las calles, por las que debía haber desfilado la Virgen, colgaban guirnaldas blancas de flores y murales que representaban a la Virgen vestida de pastora.

La balconada también desprendía un gran colorido con las macetas de flores rojas que se conjugaban con las blancas. Además, los adornos no se encontraban únicamente en las viviendas que componían el recorrido procesional, sino que se hicieron extensibles a muchas otras zonas de la localidad onubense.

La parroquia de Almonte, que cierra sus puertas cada fin de semana para evitar aglomeraciones, amanecía con un altar provisto de los símbolos asociados a la Virgen del Rocío. El mismo estaba presidido por una imagen monumental de la Blanca Paloma escoltada por arcos, flores blancas y romero.

La catedral efímera de la plaza se convirtió en un espacio que exteriorizaba significado y color en un día histórico para los rocieros. A su vez, el altar aguardaba a todos los fieles que a lo largo de la jornada dominical se acercaban a rezar a la imagen.

Los balcones de Almonte amanecen engalanados con guirnaldas de flores blancas y murales de la Blanca Paloma. Los balcones de Almonte amanecen engalanados con guirnaldas de flores blancas y murales de la Blanca Paloma.

Los balcones de Almonte amanecen engalanados con guirnaldas de flores blancas y murales de la Blanca Paloma. / Alberto Domínguez (Almonte)

El ambiente que reinaba en torno a la parroquia distaba mucho de asemejarse al habitual. La excepcional situación actual obligaba al uso de las mascarillas de una población que escribe una nueva historia en las páginas del libro de la Virgen del Rocío.

Lejos de ser una jornada más, el sentimiento de amor que tienen los rocieros hacia su Vírgen hizo que el día no perdiera intensidad y nervios. La emoción, esta vez, se sentía únicamente dentro de los corazones de los fieles.

Idéntica atmósfera irradiaba la ermita en la aldea de El Rocío. Un altar, confeccionado con flores blancas y romero, alumbraba el rostro de la imagen de la Virgen, que aguarda para reecontrarse con la ermita a la que debería haber regresado de no ser por la propagación del coronavirus.

La aldea derrochaba tristeza. Los rocieros sentían lejos a su Virgen y únicamente podían desquitarse de esa sensación acudiendo a una ermita engalanada para la ocasión.

El movimiento de personas en la aldea fue de menos a más, al igual que sucedía en Almonte. Las altas temperaturas obligaron a los fieles a esperar en sus hogares a la caída de la tarde, momento en el que el abrasante calor iba dejando paso a una atmósfera más agradable. Así, en la tarde y en la tarde-noche el tránsito de fervorosos era mucho mayor y las imágenes de la Virgen en la aldea y en Almonte recibieron el amor y la emoción de unos fieles que ya cuentan los días para la romería de 2021.

La Ermita del Rocío luce un altar con la imagen de la Virgen rodeada de flores y romero. La Ermita del Rocío luce un altar con la imagen de la Virgen rodeada de flores y romero.

La Ermita del Rocío luce un altar con la imagen de la Virgen rodeada de flores y romero. / Alberto Domínguez (El Rocío)

Al igual que sucedía el viernes y el sábado, ayer también se celebró la Solemne Novena en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Almonte, con el siguiente orden: Exposición del Santísimo Sacramento, Santo Rosario, ejercicio de la Novena y celebración de la Eucaristía.

La predicación estuvo a cargo del reverendo Francisco Jesús Martín Sirgo, párroco de la parroquia, Rector del Santuario de Ntra. Sra. del Rocío y Director Espiritual de la Hermandad Matriz; y por el reverendo, José Antonio Calvo Millán, Vicario Parroquial. Asimismo, cada día de la Novena está siendo aplicado por las hermandades y asociaciones ahijadas, en orden inverso de antigüedad, siendo cada día 14 hermandades.

Para la celebración de la Novena, la Virgen del Rocío, la imagen está ataviada con el traje de los Montpensier, donado por la condesa de París, Isabel Francisca de Orleans y Borbón. Luce la sagrada imagen como el histórico día de su Coronación Canónica, el 8 de junio de 1919, habiéndose recuperado el traje original del Niño a juego, que recientemente fue entregado a la hermandad por la bordadora Rocío Peláez Raposo. Además, lleva sobre mangas y el cuello del traje de Pentecostés realizado en los talleres de Santa Bárbara en el año 2011.

Además, luce las ráfagas de punta de martillo en su color original, obsequio del canónigo almonteño José Carlos Tello de Eslava y el rostrillo de Muñoz y Pabón, también estrenado en la Romería de 1919. Porta la corona de la Coronación, realizada con las donaciones de los rocieros de principios del siglo XX, por el orfebre sevillano, Ricardo Espinosa de los Monteros, maestro platero de la catedral de Sevilla.

Las flores que acompañan al vestido, diseñadas y realizadas por José Manuel de la Vega, son rosas de terciopelo empolvadas, con pétalos de metal dorado y metal calado, en varios tonos de oro que crean con la iluminación de ambiente destellos de luz, evocando este Rocío de Luz, pintado en el cartel que anuncia la celebración por José Tomás Indiano.

Balcón adornado por el traslado de la Virgen del Rocío. Balcón adornado por el traslado de la Virgen del Rocío.

Balcón adornado por el traslado de la Virgen del Rocío. / Alberto Domínguez (Almonte)

Entre las joyas que luce la Santísima Virgen destaca la famosa salamanquesa en oro y brillantes, obsequio de Ignacio de Cepeda Soldán, recientemente restaurada en el taller de joyero cordobés, Miguel Ángel Cerezo, que lo ha hecho de forma altruista para la Virgen.

El próximo acto que presidirá la Virgen del Rocío será la Solemne Misa de Pentecostés, que tendrá lugar el próximo domingo a las 10:00 y estará presidida por el Obispo de Huelva, D. José Vilaplana Blasco. La misma podrá seguirse a través de las redes sociales de la Hermandad Matriz.

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