Blanca Marsillach

"Cada vez me derrumbo menos"

  • La actriz, que celebra su 46 cumpleaños, produce la obra 'El toro y el banquero'.

Heredera del amor por el teatro del mítico Adolfo Marsillach, Blanca es, además, una persona comprometida con causas sociales como las de las mujeres maltratadas o el medioambiente. Una temática, ésta última, en torno a la que se articula la función infantil El toro y el banquero la cual se presenta en Sevilla a través de un evento donde los niños podrán fotografiarse, a las siete de la tarde en el concesionario Dicar Citröen de Mairena del Aljarafe, con los personajes protagonistas. Aparte, la actriz gira con Una noche blanca con los clásicos -en la que, gracias a la técnica, recita poemas con su recordado padre-, y produce Loca, una historia que reivindica la independencia femenina.

-Tiene muchos frentes abiertos, ¿no? ¿Por qué momento vital pasa?

-Por uno un poco… pasiva agresiva (risas). A verlas venir… Estoy dejando que la reflexión funcione y no me precipito a tomar una decisión porque sí. Hay que pensar si debemos cambiar, si somos coherentes, a quién estamos haciendo feliz…

-¿Usted lo es?

-Bueno, no sé si la felicidad existe pero sí soy vibrante. Mientras vibras pueden suceder cosas y evolucionas. Cuando no pasa nada, estás muerto. Es la vida en sí misma. Conflictos, dudas… No creo en la felicidad plena.

-¿Qué tipo de mujer es Blanca Marsillach?

-Pues una como todas. Con sus dudas y miedos y sus fortalezas y coraje para enfrentarme a lo que, a veces, es una lucha diaria.

-¿Y de qué forma se vence esa lucha?

-No parando. Mirando atentamente cuál es tu parte de responsabilidad en lo que te pasa. Solo puedes cambiar lo que está en ti.

-¿Se ha caído en muchas ocasiones?

-En muchas. Pero con las mismas que me vengo abajo, salgo adelante. Eso sí, cada vez me derrumbo menos y cuesta más levantarse. Ya ni las caídas son tan fuertes, ni las euforias tan grandes.

-¿Y los hombres? ¿Cuál es su lugar en todo esto?

-¡Oh! (suspira y ríe). Me parecen unos bichos muy interesantes y muy simples. Si les sabes manejar, es muy cómodo. Con ellas es más ambiguo.

-¿Se lleva, por tanto, mejor con los chicos?

-En la vida cotidiana, sí. En la espiritual, en los sentimientos, en el alma, no.

-Porque, todos los sacrificios que hace por el teatro, ¿merecen la pena?

-Si me llamas dentro de dos meses, te lo puedo contestar… Marzo es un mes donde tengo muchísimos compromisos que me agobian y puedo decirte algo de lo que, luego, me arrepienta (risas).

-23 de Marzo… Su aniversario… ¿Acepta bien el paso del tiempo?

-Sí, me siento fenomenal. Soy muy vital, deportista, presumida… Como el buen vino (risas).

-¿Cuál será su regalo?

-Un masaje de hora y media. Me duele todo el cuerpo (risas).

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