La realeza europea se citará el próximo 12 de octubre, de nuevo en Windsor, para la boda de Eugenia de York, hija del príncipe Andrés y nieta de Isabel II, con el empresario Jack Brooksbank. A menos de dos meses del evento, la polémica rodea ya al enlace debido a los costes, sufragados por el pueblo británico. En total, más de dos millones de euros; una factura alta a causa, fundamentalmente, del tema de la seguridad.Hay que tener en cuenta que la princesa Eugenia no tiene ningún debe real, es decir, no ostenta ningún cargo público, y que se encuentra en el noveno lugar en la línea de sucesión al trono inglés. Este aspecto es destacado por los medios británicos, que critican el exceso innecesario (o alarde real) por parte de los novios. Aunque fuentes cercanas a los royals aseguran que este despilfarro se debe a que su padre, el duque de York, habría exigido personalmente este tratamiento hacia su hija, que merece tener una boda “para el recuerdo”. De hecho, la boda se celebrará en el mismo escenario que la de los duques de Sussex, la capilla de San Jorge en el castillo de Windsor.Los costes tan elevados que supondrán la boda de Eugenia de York han sido tomados como una irresponsabilidad por parte de la institución, que inicialmente destinó un fondo de 837.000 euros para la seguridad de dicha jornada, aunque actualmente se calcula una factura de 2.232.000 euros. Un considerable aumento que se debe a el veto de aviones comerciales por la zona ese día, el trabajo de docenas de oficiales con días de antelación y las horas extras de dicho personal, que tendrá que estar al pie del cañón aparcando sus vacaciones personales.