Está considerada como una de las voces de rock más destacadas de Argentina, de la que es un referente desde hace décadas. Patricia Sosa llega este fin de semana a España para presentar su último trabajo, un recopilatorio con el que resume su extensa trayectoria.

-Acaba de cumplir 40 años dedicada a la música. ¿Sigue emocionándose cuando se sube a un escenario?

-Sí. No lo puedo evitar. Debe ser que es mi terreno natural y que es para lo que vine.

-Llega a España después de haber cantado delante del papa Francisco la misa criolla de Ariel Ramírez, un género que parece que no casa con una rockera como usted. ¿Qué pensó cuando se lo propusieron?

-La verdad es que no pegaba, pero la propuesta me llegaba por parte del hijo del compositor a modo de homenaje a su padre cuando se cumplían los 50 años de la misa criolla. Yo fui cantante de Ariel durante dos años y grabé con él dos discos. Cuando él murió mantuve la relación con sus hijos, así que cuando me lo propusieron no pude decir que no. Lo de cantar en el Vaticano fue algo impensado. Creíamos que íbamos a hacer actuaciones en Argentina, pero en abril del año pasado nos llegó un mail del Vaticano proponiéndonos la actuación. Ese día lloré de emoción. Pensé que era un complot del universo que me hubiera tocado hacerlo a mí.

-Y de la experiencia, una vez pasada, ¿qué puede decir?

-Mientras actuaba sentía que me despegaba del piso. No quería cerrar los ojos para no perderme nada de lo que estaba pasando, pero se me secaba la boca como la primera vez que subí a un escenario. Pensé que la profesión no podía quitarme la emoción y entonces di gracias al universo y a Dios por esa conspiración.

-Ahora llega a España con un recopilatorio de su trayectoria.

-Así es. No venía a España desde el 89, cuando participé con el grupo La Torre en el Festival de Rock Iberoamericano junto a Miguel Ríos, y es la primera vez que lo hago como solista. La verdad es que es algo que tenía que haber hecho hace 20 años, aunque prometo que no será la última vez que venga. En mis actuaciones el público verá una síntesis de lo que fui y de lo que soy: del rock a la balada pasando por el pop.

-Vaya mezcla...

-Cuando llevas tanto tiempo dedicada a la música eres más un exponente del arte que de un género.

-Serrat contó con usted en su disco Antología desordenada. ¿Cómo fue aquella experiencia?

-Simplemente maravillosa. Cantar con Serrat es cosa de locos. Es un tipo sencillo, amoroso y cálido. Es el poeta más grande que conozco y es fundamental para mi corazón.

-¿Le gustaría repetir esa experiencia con algún otro cantante español?

-Por supuesto. Me encantaría hacer un dueto con Ana Belén, con La Mary y con Alejandro Sanz, por decir algunos.

-En España los músicos de su generación se quejan de que apenas tienen proyección en los medios aunque sigan llenando conciertos.

-Creo que debemos cambiar los terrenos y dejar que fluyan. Aunque te diré que los que pierden son los otros. En mi país sigo teniendo respaldo y también comparto escenario con nuevas generaciones, siempre y cuando sean buenos músicos.

-Siempre ha dicho que le gusta mantener su espíritu rockero, quizá eso ayuda a adaptarse a los nuevos tiempos.

-Eso va en la sangre.

-Pero también mira hacia atrás. Su próximo proyecto será cantar junto a Chucho Valdés.

-A él también le pasa lo que a mí y lo mismo que le pasaba a Ariel, que le gusta añadir un punto diferente a los temas de siempre metiéndoles mi toque rockero.

-Por último, a pesar de su dilatada trayectoria musical, ¿cree que aún hay algo que le quede por hacer?

-Eso siempre. Me queda tanto... tantos países por visitar y tantos discos por grabar...