Pepe "El Marismeño"

"Mi mujer y mi hijo son el motor de mi vida"

  • Si hay una expresión que pueda reflejar la personalidad de Pepe "El Marismeño" ésa es la de "buena gente".

Si hay una expresión que pueda reflejar la personalidad de Pepe "El Marismeño" ésa es la de "buena gente". Querido por todos los que tienen la oportunidad de acercarse a él, el cantante onubense afronta su tercera aventura en solitario afianzando un estilo basado en su voz desgarrada y en sus letras arrebatadoras. Lejos queda un pasado donde estuvo vinculado al grupo "Los Marismeños" y, sobre todo, del que trascendió su relación con la desaparecida Carmina Ordóñez. Su mujer, María José, y su hijo, José Tomás, son ahora el centro de su existencia y el impulso que le ha dado todas esas razones que, tal vez, un día quedaron olvidadas.

-Aludiendo al título que engloba sus nuevas canciones… ¿qué es la suerte para usted?

-La suerte es cuando te toca la lotería y, la "buena suerte", cuando estás trabajando. Creo en eso, en la constancia, en ser luchador, tener tus ideas y saber dónde vas.

-¿Y se considera Pepe El Marismeño afortunado?

-Sí. Totalmente. De hecho, un amigo mío de Madrid me dice que soy un "regalado" de la naturaleza. Estoy en el mundo que me gusta y, encima, pudiendo hacer lo que me apetece. Aparte, no me falta ni mi familia, ni mis amigos ni, por supuesto, mi mujer y mi hijo.

-Un niño al que acaba de dedicarle un tema que lleva su nombre, José Tomás... ¿Seguirá sus pasos?

-Bueno, prefiero que estudie y que se prepare porque esto está cada vez peor aunque, si es su decisión, le echaré una mano, claro. De todos modos, ¡mejor que sea futbolista y que me quite a mí de cantar! (risas).

-¿Cómo es usted en casa? ¿Qué tipo de marido y de padre es?

-Hombre, eso te lo debieran decir los aludidos pero creo que no soy malo del todo. Intento hacer felices a los demás puesto que, si tú mismo eres dichoso, puedes transmitirlo.

-Su primer sencillo es una versión del clásico de Alaska, A quién le importa. ¿Ha pesado mucho la opinión de los demás sobre sus hombros?

-Quienes nos dedicamos a esto dependemos del público. Cuando ves que gustas, te vienes arriba y, ante las críticas injustas, te preguntas: "¿Qué he hecho yo para esto?". A veces son comentarios gratuitos pero llega un momento en el que empiezas a estar por encima de eso. Tengo 42 premios de flamenco con lo que, si mi adaptación de A quién le importa no son unas bulerías, por ejemplo, que baje Dios y lo vea.

-¿De qué forma superó esa otra droga que para muchos es la fama?

-Trabajando. Cuando saqué mi primer disco, muchos no apostaban nada por mí. Luego he demostrado que canto. Quiero ir despacito. Ya he tenido a la prensa detrás y ahora toca defender una carrera de fondo.

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