Sofía de Grecia alcanzará el viernes los 80 años con la satisfacción de ver reinar a su hijo, Felipe VI. La que fuera Reina de España durante casi cuatro décadas, celebrará su aniversario rodeada de toda su familia y de algunos amigos íntimos en un almuerzo privado organizado en el Palacio de la Zarzuela. Pese a las críticas que le dedica Jaime Peñafiel, Los 80 de Sofía (Grijalbo Ilustrados), un libro donde repasa la trayectoria vital de la Reina Emérita, Doña Sofía siempre se ha crecido en las adversidades, y ahora no será para menos. A la comida por su 80 cumpleaños verá sentadas a la misma mesa a su nuera, la Reina Letizia, y a su hija, la infanta Cristina, y previsiblemente reunirá a todos sus nietos, una circunstancia para estar feliz y orgullosa.Con una agenda institucional más liberada pero, fundamentalmente, con la misma actitud positiva y la misma sonrisa de siempre, Doña Sofía ha sido uno de los grandes apoyos para Felipe VI durante los primeros años de su reinado. Desde la abdicación del Rey Juan Carlos, hace cuatro años, ha seguido con su vida institucional y familiar, aunque han sido muy frecuentes los viajes a Grecia para visitar a su familia. Sus hermanos, el rey Constantino y la princesa Irene, reciben a Doña Sofía con los brazos abiertos, al igual que el pueblo heleno, quienes aprecian a la Reina española y hasta la animan a que se mude a Grecia para descansar y pasar más tiempo con sus allegados. Sin embargo, la Reina Sofía es muy requerida en España para participar en eventos culturales y benéficos. Mantiene un pequeño despacho en Zarzuela tras cederle el suyo a Doña Letizia, comparte secretaría con Don Juan Carlos y dedica parte de su tiempo a estudiar la Prehistoria, uno de sus temas preferidos, además de seguir colaborando en su lucha contra la drogadicción o el Alzheimer, entre otras causas solidarias.

El Rey Emérito Juan Carlos besa a Doña Sofía, en su juventud.

La periodista Carmen Enríquez, autora del libro Sofía: Nuestra reina –que acaba de reeditarse con motivo de su 80 aniversario–, considera que Doña Sofía “se ha ganado el afecto de todo el mundo” con su “dignidad” y “entereza” ante las adversidades y ha demostrado “mucha generosidad” al renunciar a algunos de sus anteriores cometidos en favor de la Reina Letizia. Su objetivo vital ha sido siempre “ser útil a los demás”, señala la autora, quien recuerda que las encuestas la muestran como el miembro de la Familia Real mejor valorado, con un “notable alto”, y define como “feminista” su preocupación por los problemas de la mujer, tal como sostiene en el libro María Teresa Fernández de la Vega, presidenta del Consejo de Estado.

Con sus tres hijos y el Rey Juan Carlos, en los 60.

Enríquez destaca la serenidad con que ha afrontado, en estos últimos “diez años de plomo”, el divorcio de la infanta Elena, la “dolorosa” repercusión del caso Nóos en la vida de la infanta Cristina y sus hijos –a quienes “ampara y apoya”– y la relación mantenida por don Juan Carlos con Corinna. En ese punto, valora el sentido de servicio a la institución monárquica con que el Rey Juan Carlos reflexionó sobre su “falta de entendimiento y comunicación” con Doña Sofía, una “tirantez” que “era muy negativa” para la Corona, y normalizó una relación que, desde hace año y medio, se caracteriza ya por la “cordialidad”. El incidente del famosos desencuentro entre ambas Reinas tras la misa de Pascua dio, según la escritora, supuso a pesar de todo un “punto de inflexión” en su relación, que sirvió para “corregir actitudes” y mostrar un positivo “cambio de conducta” en público a partir de entonces.