Era una de las imágenes más esperadas del día de Navidad. En un gesto sin precedentes, la reina Isabel II de Inglaterra invitó este año a Meghan Markle, la prometida de su nieto, el príncipe Enrique, al tradicional servicio religioso en Sandringham, tras pasar la Nochebuena y la jornada de ayer junto a la familia real británica. La futura esposa de Enrique, elegante y discreta, compitió en glamour con una embarazadísima duquesa de Cambridge, y lo cierto es que salió airosa del reto.
Con un abrigo camel de silueta wrap de la firma Sentaler y un bolso marrón modelo Pixie de Chloé, a juego con su tocado, botas y guantes, Markle brilló con un estilismo clásico a la par que a la última. Destacó su gran complicidad con su futura cuñada, la princesa Catalina, quien tampoco se quedó atrás en elegancia con un abrigo de cuadros escoceses verdes y rojos, sombrero negro shapka -de estilo ruso-, calzado y guantes a juego. Enrique estuvo pendiente en todo momento de su novia, quien sonrió y agradeció a las decenas de ingleses que, de camino a la iglesia, les desearon felices fiestas.
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