Al chef francés Michel Bras le llamaron loco cuando creó la cocina verde y en esta semana también fue homenajeado en San Sebastián como uno de los nombres influyentes de la gastronomía contemporánea.

Bras, cocinero autodidacta, hijo de un herrero, nacido en 1946, considera el mundo vegetal "como la expresión más bonita" del mundo culinario". Ha encontrado el relevo en su hijo Sébastien, que lleva casi diez años al frente del restaurante Le Suquet que abrió su padre en la pequeña localidad de Laguiole y que, tras lucir tres estrellas Michelín desde 1999, el pasado mes renunció a ellas para trabajar con menos presión. Bras ha agradecido el homenaje español. "Soy un cocinero artesano. Mi vida ha sido un largo trayecto lleno de obstáculos", confiesa, subrayando que su ambición siempre fue "vivir a través de la cocina, un poco como hacían nuestros abuelos". Su máxima propuesta es el gargouillou, un plato comppuesto por treinta verduras distintas.