El corazón del rey británico

Davina, el amor de Carlos III entre Camilla y Lady Di, repudiada por no ser virgen

Davina Sheffield en la portada ¡Hola! con Carlos de Inglaterra

Davina Sheffield en la portada ¡Hola! con Carlos de Inglaterra

Con aquellos veinteañeros años del ahora rey Carlos III atendió el consejo de su tío Lord Mountbatten para pasarlo en grande, conocer al mayor número de mujeres, y como muestra de responsabilidad ante la institución, equilibrarlo con la búsqueda de la pretendiente ideal antes de los 30 años. Eso debía llevarse a cabo antes de 1978.

Entre los numerosos 'ángeles de Charlie' que revolotearon por la testa del entonces príncipe de Gales figura la aristócrata que le hizo olvidar por un tiempo a Camilla Parker Bowles y el modelo por el que encontraría en Diana Spencer la esposa más idónea como madre del heredero. No, esta historia no la cuenta The Crown, pero el nombre necesario para comprender la entrada en el palacio de Buckingham se llama Davina Sheffield.

Carlos de Inglaterra en su investidura como príncipe de Gales en 1968 Carlos de Inglaterra en su investidura como príncipe de Gales en 1968

Carlos de Inglaterra en su investidura como príncipe de Gales en 1968

Mientras por el camino se iba entreteniendo, el hijo mayor de Isabel II tenía animadas las sábanas consolándose por el matrimonio de su mayor amor de juventud. En 1971 se conocieron los actuales reyes británicos pero ella, al no recibir el visto bueno, optó por mantener su pareja, el militar Andrew Parker Bowles, con el que se casó en 1973. No había nada que hacer para saldar el capricho del heredero, que entre sus obligaciones de formación militar buscaba hueco para encontrar una aristócrata autóctona o una princesa extranjera. A alguien se le ocurrió pensar en Carolina de Mónaco pero en palacio no estaban por la labor de aceptar a "la hija de una actriz". Y ese era el nivel.

En 1976, entre lágrimas por Camilla, apareció ella: joven, angelical, pelo rubio cardado, consumada amazona, de buena familia. No, no era Diana, que entonces tenía 15 años, sino una británica de 24 años, de familia noble escocesa que tenía títulos y mucho dinero con el emporio industrial levantado por Lord McGowan.

Davina Sheffield, con su evidente parecido a Lady Di, en 1976 cuando era novia de Carlos III Davina Sheffield, con su evidente parecido a Lady Di, en 1976 cuando era novia de Carlos III

Davina Sheffield, con su evidente parecido a Lady Di, en 1976 cuando era novia de Carlos III

En cuanto se destapó su nombre, agradó en palacio y entusiasmó aún más a la opinión pública del Reino Unido. Davina Mary Sheffield, hija de los barones de Sheffield, era la ansiada princesa de Gales con que soñaban los más platónicos defensores de Carlos de Inglaterra. En medio del romance murió asesinada la madre de la joven, Agnes Wilson McGowan, y de ahí que publicaciones como ¡Hola! la presentaran como una "bella huérfana".
Todo era ideal, pero había un pero. Siempre hay un pero en estas historias. La novia del príncipe, que se quedó prendado de la chica bien, guardaba un secreto: tenía novio cuando el señor Windsor se hacía el encontradizo y la llamaba con frecuencia, incluso le rechazó varias citas. Davina terminó aceptando y rompió con su hasta entonces amor, un engreído deportista de motonáutica llamado James Beard. Se presentía que pese a este inconveniente iba a ser una relación bonita que terminaría en la catedral de San Pablo.
Y, efectivamente, las portadas se derretían con la historia de amor en ciernes. Al fin, a sus 28 años y antes de llegar a su tope autoexigido de la treintena, Carlos de Inglaterra había encontrado una esposa en esta jovial y amable joven que le hizo olvidar, realmente por una vez, a Camilla.
La portada de ¡Hola! con Davina y Carlos La portada de ¡Hola! con Davina y Carlos

La portada de ¡Hola! con Davina y Carlos

Pero estas historias de fotonovela de entonces tenían los días contados. Carlos se iba a casar con Davina. La prensa rebuscó en el pasado de la novia y hallaron al enfurruñado ex novio, Beard. Un periodista le sonsacó (confiamos aún en la buena voluntad de aquel piloto de lanchas) que durante meses había convivido con su amada por lo que la nieta del plutócrata escocés no era trigo limpio. No era virgen, que era una condición para ser princesa de Gales.
El ex novio se cargó la relación porque en Buckingham rechazaron, una vez más, al amor de Carlos de Inglaterra. Seis años más tarde cuando el príncipe presentó a Diana Spencer casi no le había tocado un pelo, apenas la vio una docena de veces antes de presentarse juntos en el altar y en un examen previo a la boda, qué cosas, se comprobó que la princesa era virgen.
Davina se quedó destrozada ante el repudio de no poder ser novia de Carlos de Inglaterra por no ser virgen y el propio príncipe no salía de su asombro: una perfecta candidata a ser su esposa era rechazada por asuntos de su intimidad personal. Cuando Carlos III tuvo un romance con la actriz Susan George, la de Perros de paja, estaba claro que ni en sueños iba a pisar el palacio por sus escenas de desnudo.
A saber cuántas pataletas tuvo que contenerse el ahora rey cuando todas las novias se convertían en ranas. Y si no, el rechazado era él, como sucedió con Lady Amanda Knatchbull, hija de un primo segundo. ¿Y por qué no, Lady Sarah Spencer? El camino le condujo a su hermana Diana, vivo retrato de su añorada escocesa.
Lady Di Lady Di

Lady Di / M. G.

La imagen de Davina Sheffield quedó muy afectada ante la clasista alta sociedad británica. La joven se casó el mismo año que Carlos de Inglaterra, en 1981, con un hombre de negocios diez años mayor que ella, Jonathan Derek Morley. Fue un matrimonio duradero y tuvieron tres hijos, Thomas, William y Henry. Davina Sheffield enviudó este año. Morley falleció el pasado 18 de abril a los 80 años.
Y una anotación final: ¿Es "Davina" o "Davinia", como se llaman tantas españolas a partir de los años 80?, Davina debe su nombre a la versión femenina de David en escocés. Davinia es la versión inglesa femenina de David que en España apenas se utilizaba antes de la aparición de una serie, La fundación. Esta intriga de altas finanzas de la BBC tuvo su impacto en las noches de la Primera Cadena cuando aparecían los años 80. El nombre de la refinada protagonista, una viuda que debía sobrevivir en una órbita muy masculina y acosadora, inspiró a miles de padres que quisieron que sus hijas llevaran ese nombre de "Davinia".

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