Pasarela

Cotilleos 'made in' Hollywood

  • El libro de María Herreros recoge las historias más increíbles, oscuras y locas de estrellas del cine de todos los tiempos

Hollywood es la cuna del cine internacional y por eso siempre ha suscitado tanto interés y se ha visto rodeado por cierto aire misterioso, al que han colaborado las divas y actores más famosos del mundo. Ahora, en la obra Marilyn tenía once dedos en los pies, de María Herreros, una de las promesas de la ilustración española, recoge las historias locas, oscuras o curiosas de más de 20 personajes relevantes del Hollywood de todos los tiempos. Marilyn Monroe tenía once dedos en los pies, un coeficiente intelectual de 168 y curvas hasta en la firma. Es una de las muchas curiosidades que nos desvela este libro, fruto de años de lectura sobre mitos, rumores, datos y documentos alrededor de las estrellas de la meca del cine. Pero lo más divertido de esta obra son las ilustraciones que acompañan a las historias, que representan la complejidad y el misterio que esconden los rostros más conocidos de la gran pantalla.

En Hollywood, por ejemplo, era un secreto a voces que Cary Grant era gay. No se escondía mucho, pero accedía a los matrimonios que le concertaban los Estudios Paramount para acallar los rumores. Con su primer novio americano, Jack Kelly, abrió un bar en plena Ley Seca en Manhattan, y ya en Hollywood conocería al que sería el amor de su vida: Randolph Scott. Vivieron juntos, y en 1940 rompieron su relación por presiones del estudio pero siguieron amándose siempre a pesar de matrimonios, divorcios y papeles de seductor. Para no arriesgar su carrera (la homosexualidad era un motivo por el que las productoras rompían sus contratos y, con tres millones por película, era el mejor pagado de los años 60), se vio obligado a administrar una doble vida que le llevó al alcoholismo y a la esquizofrenia. Los escándalos se multiplicaron y, una noche, la policía lo arrestó por asaltar sexualmente a un marinero en Los Ángeles. Rápidamente pusieron a un actor de tercera que aceptó los cargos por una suma considerable, pero ¿tenían los estudios de Hollywood tanto poder como para cambiar el nombre de un acusado? Se dice que en sus viajes a Europa había dado un servicio al espionaje estadounidense y le debían aun favor. Finalmente, en los años 50 pudo superar sus adicciones y la esquizofrenia, a través del uso del LSD, que vivía un momento álgido en el mundillo del espectáculo.

Hitchcok ponía a prueba el aguante y los nervios de sus actrices con bromas pesadas, metiéndose en su vida personal, traspasando los límites de la intimidad y presionándolas. A Kim Novak le pegó un susto con un pollo desplumado. A Robert Donat y Madeleine Carroll los esposó y "perdió la llave". En el cumpleaños de la hija de Tippi Hedren (Melanie Griffith), le regaló una muñeca caracterizada como su madre metida en una estrecha caja de madera de pino. En casa también sufrieron sus bromas enfermizas y su vena cruel. A su hija Patricia la subió a la rueda de un barco a vapor, pidió al encargado que la girara hasta que la niña quedara suspendida en la parte más alta y la dejó allí hasta que sufrió un ataque de nervios. Durante muchos años, han circulado historias sobre el capricho de Hitchcock de aparecer travestido en una de sus películas. Se supone que en Con la muerte en los talones, en el minuto 44, una mujer gorda con vestido turquesa y sombrero azul y blanco que aparece en un tren es el mismo Hitchcock. Y corren rumores de que hay metraje grabado de su personaje femenino, que tenían previsto que apareciera en la película e incluso tenía diálogos.

A pesar de ganar millones y millones de dólares, Charles Chaplin, el inolvidable Charlot, era muy tacaño. Dormía en moteles, no se cambiaba de ropa y se parecía cada vez más a su vagabundo personaje. Decían que se metía un pedazo de plátano podrido en los pantalones para que la peste molestara a todo el set de rodaje. Chaplin era una persona llena de medios irracionales y paranoias. Entre ellos, fobia a los guantes de látex (y los preservativos); fobia a los gorros con borla, a la leche caliente... Además, tenía tal pánico a ser asesinado que no asistió a la ceremonia en la que le hacían entrega de su estrella en el Paseo de la Fama.

Stanley Kubrick: todo bajo control

El director de cine de Lolita,2001, Una odisea en el espacio o La naranja mecánica era un obseso del control. Era tan maniático de los detalles que mandaba fabricar sus propios cuadernos, porque tenían que ser exactamente de 10x15 centímetros, y de unas características precisas. En los sets siempre los llevaba encima y estaban llenos de notas con minuciosas observaciones. Mandó construir 400 cajas a su gusto para guardar cosas porque no le satisfacía ninguna. Iban a retirar del mercado la tinta marrón que usaba, así que compró todas las existencias. También era un loco de la tipografía. Siempre usaba tipos de letra sin serifa en todas sus películas. Y siempre ponía The end al terminar las películas. Cuando se perdió esta costumbre, él siguió haciéndolo, pero lo ponía al final de los créditos.

Si hay algo que defina a Angelina Jolie, es la intensidad con la que aborda todos los aspectos de su vida: el cine, sus relaciones personales (y consigo misma) y su trabajo humanitario. Dicha intensidad ha suscitado todo tipo de especulaciones. Ha tenido serpientes, coleccionado cuchillos y aprendido a pilotar. En su boda con Jhonny Lee Miller, llevó una camiseta blanca en la que escribió el nombre de él con su sangre. En el enlace con el también actor Billy Bob Thornton, un vial alrededor del cuello con la sangre de él. Tras estos dos divorcios, se dipararon los rumores sobre una supuesta relación incestuosa con su hermano.

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