Iberoamericano

El cine iberoamericano da un paso decisivo con los premios Platino

  • Los productores se han unido en 2014 con una gran fiesta que impulse la creación de un mercado en español y portugués

Al Óscar le ha salido ahora una réplica iberoamericana. No es el Colón de Oro, que durante unos años sí lo fue. Es el Platino, nuevo premio que otorga la industria de los países latinoamericanos, más Brasil, España y Portugal. La primera edición se celebró este mismo año, en abril pasado, con una gala por todo lo alto en Panamá que aspira a emular la gran fiesta del cine estadounidense. Porque, como dijeron en aquella gran celebración de la cultura en portugués y español, "no tenemos que avergonzarnos de imitar a Hollywood". "Es una postura inteligente. Nuestro cine no corre peligro por espectacularizarlo. Lo importante es que se haga cine y que nuestras películas se vean", recogió El País.

Las palabras del chileno Sebastián Lelio, director de Gloria, triunfadora en esa primera gala, recoge un deseo ante una realidad: más que realizar más cine, se necesita que sea visto , consumido por un mercado potencial de millones de hispano y luso hablantes, que suele ser copado por las producciones norteamericanas y, en menor medida, por las locales.

Precisamente detrás de estos nuevos galardones están Egeda (Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales, creada en 1990 y presidida por Enrique Cerezo) y Fipca (Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales, creada en 1997 y presidida por el chileno Adrián Solar), en una iniciativa que ha empezado con fuerza y que podría acabar en la creación de la Academia del Cine Iberoamericano. Ésta se convertiría, probablemente, en una plataforma para apoyar en gran medida el establecimiento de una verdadera industria cinematográfica en estos países. Es el deseo.

En el Festival de Huelva se comprueba cada año cómo los mismos cineastas invitados agradecen la posibilidad de ver estos días cine de su mismo continente e idioma, inalcanzable en sus países de origen. Ocurría hace 40 años, en un contexto, a todos los niveles, mucho más limitado, y sigue pasando en la actualidad, sin que se haya avanzado mucho en el fomento de un gran mercado de distribución.

Los Premios Platino esperan ser ahora un impulso propagandístico para el cine iberoamericano, más allá de la repercusión internacional por el éxito de producciones latinas en festivales internacionales, como el de Huelva, o mejor incluso, Cannes, Berlín o San Sebastián.

Los 22 países participantes en esta gran fiesta común han tenido que hacer una selección previa entre su producción propia para presentar sus candidaturas, entre las que un jurado de 18 personas -con destacados profesionales de este ámbito- seleccionaron las nominaciones y, finalmente, los premiados en nueve categorías.

En total, para esta primera edición, se inscribieron 701 películas, entre las que sobresalen en número las argentinas (144), las españolas (97) y las brasileñas (94), por delante de las mexicanas (55), chilenas (39) y portuguesas (27), contando películas de ficción, documentales y cintas de animación.

El Platino a la mejor película fue para Sebastián Lelio por Gloria (Chile/España), que se impuso a otras seis candidatas: Heli (México, Amat Escalante), La jaula de oro (España/México, Diego Quemada-Díez), Las brujas de Zugarramurdi (España, Álex de la Iglesia), Roa (Argentina/Colombia, Andi Baiz), Vivir es fácil con los ojos cerrados (España, David Trueba) y El médico alemán-Wakolda (Argentina/España, Lucía Puenzo).

Cuatro fueron los candidatos, en cambio, a la mejor dirección: Sebastián Lelio, David Trueba, Lucía Puenzo y Amat Escalante. Éste último se llevó la estatuilla diseñada por Mariscal por Heli.

Las nominaciones para los intérpretes se fueron a seis, sólo para los papeles protagonistas. El mexicano Eugenio Derbez, con su taquillera comedia No se aceptan devoluciones, y la chilena Paulina García, por Gloria, son así los primeros actores con un Platino. La película de Sebastián Lelio completó su noche triunfal con el premio al mejor guión, para el propio director y Gonzalo Maza.

La coproducción argentino-española Metegol(Futbolín en España) logró dos estatuillas, a la mejor película de animación y a la mejor música original, para Emilio Kauderer. Por su parte, El médico alemán - Wakolda se llevó el primer Platino Camilo Vives, a la mejor coproducción iberoamericana. Y la actriz brasileña Sonia Braga, Ciudad de Huelva en 1998, fue reconocida con el Platino de honor: "Los considero [estos premios] una verdadera caricia para el cine latino, campeón en los festivales más selectos, valorado por los críticos y admirado por el público de todas las culturas", dijo.

España, con once nominaciones en producciones propias, sólo se llevó el galardón al mejor documental por Con la pata quebrada, de Diego Galán.

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