Crítica 'Brazilian Western'

Irregular narración de un relato tenso

Brazilian Western. Brasil, 2013. T.O: Faroeste caboclo . 95 minutos.- Dirección: René Sampaio. Guión: Victor Atherino, José Carvalho y Marcus Bernstein sobre la canción de Renato Russo. Fotografía: Gustavo Habda. Música: Philippe Seabra, Lucas Macies y Fabiano Krieger. Montaje: Marcio Hashimoto. Intérpretes: Fabricio Boliveira, Isis Valverde, Felipe Abib, Antonio Calloni, Cinara Leal, Marcos Paulo, Giuliano Manfredini, Juliana Lohmann, Rodrigo Pandolfo, Léo Rosa, Alex Sander, César Troncoso.

Estamos ante una adaptación de la canción Faroeste Caboclo, popularizada por el grupo brasileño Legiäo Urbana, compuesta en 1979 por Renato Russo, líder de la banda, famoso compositor y cantante de la época, muy al estilo de Bob Dylan. Había sido concebida como una balada y fue lanzada oficialmente en 1987 en el álbum titulado Que país é este, siendo popularizada en un single promocional tras ser aprobado por la censura federal en 1988. El tema, desglosado en 168 versos, relata la historia de un traficante de droga, Joâo de Santo Cristo, nacido en la miseria en Bahía, nordeste de Brasil, que se traslada a Brasilia, la capital del país.

Es notable esa ubicación en una nueva metrópoli un tanto artificial en proceso de construcción en los años Ochenta, coincidiendo con el fin de la dictadura militar y el establecimiento del estado democrático regentado por Tancredo Neves, al que sucedió pronto por enfermedad José Sarney, donde el protagonista, Joâo de Santo Cirsto, vive una historia de amor con la estudiante de arquitectura María Lucía, hija de un senador, que le anima a que deje el mundo de las drogas y el ámbito lumpen del que no acaba de liberarse. Todo lo conduce a un conflicto de intereses entre traficantes de drogas y delincuentes sin prejuicios en tanto se consuma la caída de la oprobiosa oligarquía y la nueva ciudad confirma su capitalidad.

René Sampaio ha dirigido de forma irregular un relato tenso, problemático que sigue los pasos de la balada original que acaba configurándose como una historia donde se mezclan la violencia, el crimen, el tráfico de estupefacientes, el amor, el sexo, el odio, el chantaje, los prejuicios raciales y una técnica narrativa que recuerda la western en su más legítima puesta escena, en sus personajes y en el estilo que estéticamente puede resultar atractivo para muchos. A ello contribuye la excelente fotografía de Gustavo Habda y las acertadas localizaciones como escenario de tan singular historia. Tal vez por ello ha logrado un notable éxito en las salas brasileñas.

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