Crítica 'Planta madre'

Homenaje a un ídolo musical que se torna en pesadilla

Planta madre. Producción: Perú, Argentina e Italia. Duración: 87 minutos.- Dirección y guión: Gianfranco Quattrini.- Fotografía: Iván Gierasinchuck.- Música: Ariel Minimal, Marcelo Chaves y Agustín Rivas Vásquez. Montaje: Hugo Primero y Gianfranco Quattrini. Intérpretes: Robertino Granados, Camila Perissé, Rafael Ferro, Santiago Pedrero, Magdyel Ugaz, Lucho Cáceres, Manolo Rojas, Cindy Díaz, Andrea Prodan, Manuel Fanego, Emiliano Carrazone.

Esta película tenía en principio un título muy distinto a éste con el que se ha distribuido. Se iba a llamar Diamond Santoro y la soga de los muertos. No en vano, se trata de la historia del rockero de este nombre que hace 40 años lideró una mítica banda de música under en Buenos Aires. Su proyecto musical lo interrumpió funestamente la muerte de su hermano Nicky, un compañero musical especialmente valioso para él. Ello llevó a Santoro a la desesperación a una vida de abandono y ostracismo, exiliándose en Estados Unidos.

Fue Pierina, la última novia de Nicky que, enterada de que Diamond había sufrido un problema cardíaco, remitió al músico una antigua libreta de Nicky. En sus manos descubrió su sensibilidad y un plan de viaje que no llegó a realizar. No dudó en dirigirse a Iquitos para encontrar al maestro Ayahuasquero Solón, a quien Nicky había decidido visitar para participar de su ceremonia, ilusionado por liberarse definitivamente de su culpa y sufrimiento. Pierina le ayudará buscar al chamán ubicado cerca de la triple frontera, Perú, Brasil y Colombia, junto a Roger y Lupita y los hermanos argentinos Pato y Fefe, músicos y buscavidas que viven en Iquitos.

Planta Madre, al decir del realizador peruano-argentino, Gianfranco Quattrini, fue un nombre presente en la concepción y realización de la película y que una vez filmada encontró su verdadero sentido. El filme con su aire aventurero y fatalmente nostálgico, tiene un sentido musical con el espíritu de una fusión cultural para unir el rock argentino y la cumbia peruana. Tras el éxito de Chicha tu madre (2006), que viéramos aquí en el Festival de ese año y que, como ésta se rodó en su mayor parte en Perú, el director nos recrea una especie de alucinación entre la evocación y una realidad caótica.

Un homenaje a un ídolo musical que se convierte en disparatada pesadilla. Para terminar en un ambiente delirante de conjuros, supersticiones, misteriosas alquimias y rituales esotéricos presuntamente curativos. Todo ello intercalado de sucesivos flash backs en torno al pasado de los dos hermanos sobre el fondo de un paisaje fascinante, sugerente y evocador.

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