Futura | Festival de cine de Sevilla

Dejadlos que caminen

Una imagen del documental sobre los jóvenes italianos de Rohrwacher, Marcello y Munzi.

Una imagen del documental sobre los jóvenes italianos de Rohrwacher, Marcello y Munzi.

Ni siquiera era necesario citar explícitamente Comizi d’amore (1964), como hace sorprendentemente uno de los adolescentes que aquí aparecen, para palpar y sentir la filiación pasoliniana de este filme colectivo de Rohrwacher, Marcello y Munzi, un nuevo documental-encuesta sin más alardes discursivos que atraviesa y recorre la geografía italiana buscando el sentir, las tribulaciones y las respuestas de los jóvenes sobre lo que esperan, temen o prefiguran de su porvenir.

Futura se abre así a los testimonios instantáneos ante la cámara, a la singularidad de los rostros, el habla y los acentos, como método fílmico-sociológico que iguala clases y procedencias, emplazamientos y distancias, géneros y edades, a apocalípticos e integrados en una sinfonía de voces y cuerpos que se suceden para hablar abiertamente, sin miedo al silencio o al atasco, de un futuro de incertidumbres, vislumbres o certezas en el que la gran mayoría reivindica la necesidad de atención para poder fraguar su integración en el mundo o hacer oír su voz allí donde nunca se escucha.

Los jóvenes y adolescentes de Futura se reivindican a sí mismos en la toma de la palabra ante la pregunta clara y precisa, siempre abierta, de los cineastas, que saben, además de escuchar con honestidad, mirar sin juzgar a estos chavales y los contextos que ocupan, de la calle dura a los centros educativos o de formación profesional, de los parques a las orillas de una playa, de los tractores agrícolas a la selecta escuela de equitación.

Un viaje de ida y vuelta atravesado, como no puede ser de otra manera en cualquier filme filmado entre 2020 y 2021, por la pandemia y el confinamiento como brusca interrupción del flujo de la vida y circunstancia que incide aún más si cabe en el desconcierto, la rabia o el impulso de unos jóvenes que, si bien apenas saben nada ya de lo que pasó a comienzos de este mismo siglo, aún tienen una larga vida por delante que, observada en su forma embrionaria, contiene todo el potencial para la libertad o el fracaso como lo tuvieron, con o sin redes sociales, con o sin pesimismo, con o sin individualismo postcapitalista, todas las generaciones que les precedieron.