Opinión- Manuel Campo Vidal

Manuel Campo Vidal

Más problemas por millones que por sillones

Mientras se forma gobierno, nace un "alguien colectivo" que, desde Europa, desmiente a Rajoy; desde el Banco de España, apela a que los políticos "pacten ya" y, desde los ayuntamientos y las comunidades, temen a "la incertidumbre".

A la espera de que "alguien" les diga a los políticos que urge formar Gobierno ya sin nuevas elecciones, empieza a dibujarse ese "alguien colectivo". De entrada, el comisario francés de la Unión Europea Pierre Moscovici que acaba de demoler el principal argumento de Rajoy sostenido en campaña electoral: "Tenemos una gran capacidad de gestión económica". Desde Bruselas lo niegan y dicen que el déficit se disparó de forma alarmante por lo que hay que actuar de una vez para contenerlo. Montoro culpa a las comunidades autónomas pero hasta las presididas por el PP discuten el argumento. Al Partido Popular, ya acosado en los tribunales especialmente valencianos y madrileños por corrupción, le surge otro frente que le complica más su posición de alternativa "para cuando Sánchez fracase".

El segundo componente de ese "alguien colectivo", que debería hacer entrar en razón a los líderes políticos para que pacten de una vez, es el Banco de España. Habla con cifras del frenazo progresivo de la economía española y lo relaciona con la falta de gobierno. Lo veníamos anunciando desde hace semanas -parón de transacciones en las notarías, en las inversiones extranjeras, en la contratación de personal, etc.- y ahora una voz solvente lo advierte: "Pacten ya".

El problema para ponerse de acuerdo no es la inexperiencia después de tanta mayoría absoluta, porque bien que llegaron a pactos en ayuntamientos y comunidades hace menos de un año. "El problema es la debilidad y la incertidumbre", señala José Ignacio Torreblanca. Es decir, que tienen miedo a que el pacto les pase factura con su electorado y, antes incluso, a que los dirigentes sean descabalgados internamente. Pero algo hay que hacer si urge el gobierno y los números parlamentarios deben cuadrar.

Con esos dos poderosos componentes del "alguien colectivo" y con Obama esperando a visitar España a que haya gobierno, cabe imaginar que abril podría traer el codiciado fruto de una investidura. Esta semana Pablo Iglesias estrenó magnanimidad y renunció a la posible vicepresidencia que él mismo se había atribuido. Pero lo mejor es que aceptó reunirse con Ciudadanos después de dos meses y éstos también aceptaron verse a tres con el PSOE. Pero por delante de esa reunión, Luis Garicano, cerebro económico, de Albert Rivera, advirtió que "con Podemos en el gobierno, habrá rescate". Mucho tuvo que doler esa afirmación para que pidieran desde Podemos prudencia en las declaraciones, prudencia desde un partido en el que Monedero acusó de drogadicto a Rivera. Y se quedó tan ancho, aunque pasará por el juzgado. Dolió porque tanto Bruselas como el Banco de España están poniendo los problemas de fondo sobre la mesa y queda claro que el desafío no es tanto de sillones en el gobierno, como de dónde salen los millones para que no terminemos como Grecia. El déficit público es enorme y tanto Zapatero como Rajoy trataron de ocultarlo. La Seguridad Social, de seguir así, tendrá problemas en sólo dos años para pagar las pensiones a los niveles actuales, y la economía tiende a frenarse. Si a ese cuadro grave se le suman los 60.000 millones adicionales de gasto público que pide Podemos en su programa de mínimos -antes eran 90.000- Grecia desde luego está más cerca.

Cuando se le pregunta a dirigentes de Ciudadanos qué harían ellos para resolver el problema, responden que, de entrada, una lucha contra el fraude fiscal muy seria. "Eso nos reportaría hasta diez millones de ingresos", responde el diputado Francisco Latorre, inspector fiscal de profesión. Y después arremeten contra las Diputaciones como si no les interesara el voto rural en un país de mas de 8.000 municipios.

Está claro que el gobierno que venga tiene por delante una necesidad imperiosa de recortar gasto de las administraciones y que su popularidad peligra. Hacen falta pactos pero sobre todo buenos gestores. Y el fin de semana nos ha traído la noticia de que uno de los exhiben buena gestión, el popular gallego Alberto Núñez Feijóo, ha decidido seguir en política y plantar cara en Galicia. Pero todo el mundo sabe que lo hace mirando a España. Mariano Rajoy y los que aspiran a sucederlo en su casa, estarán tomando buena nota. Ya ven, cuestión de millones y de sillones a un tiempo.

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