España

Los presos del 'procés' no pueden dormir en casa en sus permisos

  • Los nueve reclusos del 1-O seguirán confinados en la cárcel al estar clasificados en segundo grado aunque puedan salir para trabajar, cuidar familiares o hacer voluntariado

El ex vicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras al salir por primera vez para trabajar de la cárcel de Lledoners.

El ex vicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras al salir por primera vez para trabajar de la cárcel de Lledoners. / Susanna Sáez / efe

Instituciones Penitenciarias explicó ayer el alcance del oficio que desarrolla el estado de alarma para que los presos en semilibertad por estar en tercer grado puedan quedarse en casa con control telemático, precisando que aquellos internos que estén en esta situación por el régimen de flexibilidad del artículo 100.2 no se pueden acoger a la medida salvo que lo haya autorizado previamente el juez en su plan de tratamiento individualizado.

"El cumplimiento telemático de las penas es competencia exclusiva de las juntas de tratamiento", recuerda Instituciones Penitenciarias en un comunicado en el que señala que está supervisado por los jueces de vigilancia penitenciaria. En el mismo se aclara que no se ha dado una orden generalizada para "mandar a casa" a los internos en semilibertad o con el 100.2.

Prisiones prohibirá los permisos de salida y también las comunicaciones

"Los internos clasificados en 100.2 no tienen posibilidad de pernoctar en sus domicilios ni de acceder al control telemático", aclara Prisiones, "salvo que lo haya autorizado previamente el juez en su plan de tratamiento individualizado". En el régimen flexible están clasificados los presos del 1-O, aunque éstos no tienen medios de control telemático.

El pasado lunes se informó desde las prisiones catalanas que, por el estado de alarma, los políticos independentistas se habían confinado en sus respectivos centros penitenciarios y no saldrían a trabajar ni a ejercer voluntariado pese a que no se habían suspendido las salidas en virtud del régimen de flexibilidad del que disfrutan todos.

Fuentes de la Conselleria de Justicia de Cataluña aseguraron ayer a Europa Press que los nueve presos del 1-O que están en las cárceles de Lledoners (Barcelona), en Mas d'Enric (Tarragona), y en Puig de les Basses (Gerona) seguirán confinados en los centros al estar en segundo grado y no ser de aplicación dicha medida.

Instituciones Penitenciarias aclara en su comunicado que algunos centros de la Administración General del Estado han incrementado los controles telemáticos a raíz de la crisis del coronavirus. La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias lo que ha hecho es "recomendar que a aquellos centros que no dispongan de pulseras telemáticas puedan hacer el control vía telefónica", previa comunicación al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria.

En todo caso, son las juntas de tratamiento las que tienen la facultad de potenciar el uso del artículo 86.4 del Reglamento Penitenciario, que permite recurrir a las pulseras telemáticas para los presos en semilibertad.

El escrito, remitido el miércoles desde la Dirección General de Ejecución Penal, contempla otras medidas para Centros de Inserción Social (CIS) y secciones abiertas, entre ellas la posibilidad de que se enlacen permisos de salida a los internos en tercer grado, ya que estos forman parte de su régimen de vida, o que el control de los liberados condicionales se pueda hacer también vía telefónica, previa comunicación al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria.

El oficio faculta a cada centro para establecer "los controles telefónicos aleatorios que considere oportunos". También hace mención al compromiso del interno a permanecer en su domicilio y "únicamente salir para realizar las actividades expresamente relacionadas con el artículo 7 del Real Decreto 463/2020", el que declaró el estado de alarma.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, dictó el domingo una orden en el marco del estado de alarma por el coronavirus para que Instituciones Penitenciarias aislara todas las cárceles españolas prohibiendo los permisos de salida y también las comunicaciones, aunque en compensación se potenciarán las telefónicas.

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