Crónica personal

Pilar cernuda

La pregunta

Habrá políticos de vacaciones, pero allá donde vayan no escaparán a la pregunta que se formula a cualquier dirigente con una mínima entidad en su partido, se formula a cualquier periodista o empresario con buenos contactos o se pregunta incluso a miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, por si han recibido instrucciones de las que se puedan deducir que el presidente de gobierno en funciones sabe ya cuál es el escenario en el que quiere moverse. La pregunta es la que imaginan: ¿Va a haber elecciones?

No lo sabe ni Pedro Sánchez, lo confiesa gente que le es muy cercana... que no aprovecha oportunidad para preguntar a sus interlocutores si saben cómo respiran en los otros partidos, para trasladárselo así al presidente.

Ha advertido a su entorno que no quiere saber nada de negociaciones hasta finalizar sus vacaciones, y en la última semana de agosto, solo entonces … ya verá. Si antes del debate de investidura no tenía absolutamente ninguna gana de formar un gobierno de coalición con Podemos, ahora todavía menos, porque el debate ha sido bronco, con descalificaciones que no le han gustado y con exigencias inadmisibles que hacían buena la imagen que tenía de Iglesias: un dirigente insaciable, arrogante, incapaz de aceptar su debilidad. Estos días hay quien echa la culpa a Carmen Calvo de que los pactos con Podemos no hayan llegado a buen puerto. No es responsabilidad de Calvo sino de Sánchez, que se vio cargado de razones para decir un No muy contundente a lo que pretendía Pablo Iglesias.

Es difícil pensar en la posibilidad de que se reinicien las negociaciones para un pacto, que además no quieren los pocos veteranos socialistas que quedan vivos. Pero tampoco lo quiere Sánchez, que va a explorar la posibilidad de acuerdos de legislatura sin gobierno de coalición. Con Podemos, a la portuguesa... o incluso con el PP, con el que sumaría mayoría absoluta. Pero en este momento ninguno de los dos Pablos están por la labor. Cabe la fórmula Ciudadanos, pero a Sánchez le ocurre con Rivera lo mismo que con Iglesias, que no se fía de él.

¿Significa todo esto que estamos abocados a nuevas elecciones? Al final, todo acaba en la misma pregunta. Y la respuesta es muy clara: no lo sabe ni Sánchez.

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