Pablo Iglesias llegó al debate del 10-N en una mejor forma que al doble encontronazo del pasado abril. Allí se erigió como ejemplo de la fórmula tranquila y salvó a Unidas Podemos de la hecatombe. Ayer lo volvió a intentar y le salió bien. El secretario general morado, que fue de mas a menos, lo apostó todo al pacto con Sánchez.
Es, probablemente, el mejor orador de los cinco. Pablo Iglesias destacó en el asalto de abril con el tono profesoral y los artículos de la Constitución que aluden al Estado del bienestar. Repitió estrategia y tuvo éxito, a pesar de un lapsus un tanto incómodo. Cambió al ataque en el bloque de calidad democrática, cuando aprovechó para pedirle a Pedro Sánchez que aclarase si quiere o no gobernar en coalición con él.
El líder socialista esgrimió aquello de la lista más votada que tanto defendió el PP, pero Iglesias consiguió, de nuevo, no mancharse:la reacción a su defensa del Gobierno de izquierdas fue otra disputa entre populares y naranjas. Otro logro. De Más País no se acordó nadie.
Las frases de Pablo Iglesias
[A Sánchez] Usted y yo no nos podemos achicar ante esta derecha”
No se nos compra con sillones, queremos competencias
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