Las claves

Pilar Cernuda

Pedro Sánchez se ha echado al monte

Arrimadas cree que se puede detener el pacto al que han llegado el líder socialista e Iglesias, y Casado sostiene que no hay vuelta atrás. Probablemente tienen razón los dos

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, el viernes en rueda de prensa en Bruselas.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, el viernes en rueda de prensa en Bruselas. / Christian Hartmann (EFE)

Lo dicen en Ciudadanos, que Pedro Sánchez se ha echado al monte, que ni reflexiona ni escucha, se ha marcado un camino del que no piensa salirse. Aun sí, hay unanimidad en el respaldo a la propuesta que le propondrá Arrimadas a Sánchez en la entrevista que mantendrán este lunes: el pacto 122. Un acuerdo de legislatura entre PSOE, PP y Cs -entre los tres suman 221escaños- , que pasa por que Sánchez gobierne en solitario, sin Podemos y sin apoyo de independentistas, y con unos pactos previos entre los tres partidos entre los que se encuentran el apoyo a los Presupuestos al menos durante los dos primeros años, más cuestiones de tipo fiscal, no cesiones independentistas, no derogación del estatuto de trabajadores y fiscalidad autonómica.

Cuando se pregunta a dirigentes de Ciudadanos si la propuesta incluye la aceptación del PP, responden con sinceridad que no, que Pablo Casado no acaba de ver esa fórmula aunque sí otras personas de su partido. “Pero de la misma manera que Casado se dirige a Sánchez diciéndole que acepte un Gobierno con Cs que permita gobernar sin los independentistas, y no lo ha consultado con nosotros, nosotros tenemos todo el derecho a explicar que proponemos una fórmula de gobierno con tres partidos constitucionales, y le quitamos a Sánchez el discurso de que el pacto con Podemos es el único posible. Sin embargo -añade esta fuente muy próxima a Arrimadas- hay que destacar que la relación entre Inés y Casado es sólida, frecuente y de confianza, al contrario de lo que ocurría con Albert. Y estamos seguros de que si Sánchez la acepta cuando se la proponga Inés, Pablo Casado no va a decir que no. Porque una gran mayoría de sus militantes y votantes no entenderían que estuviera en su mano la posibilidad de que en España haya un gobierno sin Podemos, y que él no la apoyara. El problema no es Casado, es Sánchez, que está en el monte”.

De nuevo sale la idea de Sánchez en el monte en otro dirigente de Cs. Debe ser algo que se escucha habitualmente en la sede de Ventas donde, por cierto, se percibe una ola de esperanza desde que está allí Arrimadas, a pesar de que solo cuentan con 10 escaños y han dejado la política una serie de nombres importantes de la historia de ese partido que apenas tiene diez años de vida.

En el PP, efectivamente, no se escucha una sola voz en la dirección que defienda públicamente un acuerdo PSOE-PP-Ciudadanos, aunque en privado lo asume alguno de ellos y Feijóo, en Galicia, dice que por lo menos el partido lo debe proponer. Aunque no sea más que para ver qué responde Sánchez y, si finalmente acaba en brazos de Podemos y de los independentistas, al menos no podrá decir que no tenía más remedio que hacerlo. No pronuncia Feijóo la palabra 122, pero en el fondo lo que dice es muy parecido a lo que se escucha en Ciudadanos y, también –ojo, Casado– en multitud de militantes y votantes del partido. Y en gobiernos regionales y alcaldías que temen que los votantes, de los que dependen, no se sumen a una iniciativa que impediría el desastre que provocaría un gobierno como el que pretende formar Sánchez. Iniciativa que, de no salir, no se podría reprochar en ningún caso al PP, sino a un Sánchez irresponsable, antiespañol, oportunista, que solo piensa en sí mismo, con afán desmedido de poder … frases que se escuchan en el mundo del PP.

Lastra, Ábalos, Iceta...

La semana que viene habrá reunión de Sánchez con Arrimadas y Casado. Por separado. Pero hablarán antes los dos dirigentes de la oposición, como han hecho los últimos días; cada uno de los dos conoce perfectamente lo que piensa el otro. Cosa distinta es que acudan a sus respectivas citas con la misma propuesta. Arrimadas cree que se puede detener el pacto al que han llegado Sánchez e Iglesias, Casado cree que no hay vuelta atrás. Probablemente tienen razón los dos: en Moncloa afirman que el pacto es firme e irreversible, pero a nadie se le escapa que si ERC se niega finalmente a la abstención -Junqueras es entrevistado en La Razón y dice que votarán no si no hay mesa de negociación entre gobiernos- y a Sánchez no le salen las cuentas, podría aceptar finalmente lo que hoy le parece inaceptable.

Se juega todo los próximos días, aunque en el Gobierno ya dan por hecho que no habrá investidura hasta después de navidades. Explican ya que los independentistas intentan ganar tiempo para solucionar sus problemas internos y esperar decisiones judiciales importantes. Se dan cuenta ahora, solo ahora, cuando media clase política andaba ya a vueltas con el calendario que convenía a Puigdemont y Junqueras… Eso demuestra hasta qué punto Sánchez está empecinado en su proyecto, regodeándose en él sin mirar a su alrededor.

Da instrucciones a Lastra y Ábalos, sin dejar el contacto permanente con Miqel Iceta, que espera ser presidente de la Generalitat a través del pacto nacional PSOE-PCS con Podemos-En Comú y ERC. Lastra, aseguran quienes conocen el día a día de las negociaciones, es la voz cantante del equipo socialista, sabe qué se trae entre manos y es más condescendiente con sus interlocutores que Ábalos.

En el desfile de negociaciones se vivirán situaciones esperpénticas, pues todo el mundo quiere su minuto de gloria, no es lo mismo una llamada que un encuentro personal, no es lo mismo hablar con Sánchez que con Lastra, y por esa situación pasarán presidentes autonómicos –Sánchez quiere justificar así su encuentro con Torra– y el presidente de la Federación de Municipios y provincias, Abel Caballero, que está que se sale como alcalde de Vigo.

Los peligros

Más allá de egolatrías que en ocasiones primarán sobre la política, desde los partidos constitucionalistas, PSOE, PP y Ciudadanos -sí, también gente del PSOE aunque no afín a Pedro Sánchez- se siguen las negociaciones con auténtica preocupación, por no decir pavor, ante la posibilidad, hoy bastante cercana, de que se llegue a un pacto indeseado.

Independientemente de lo que ello significa en todos los aspectos, manejado constantemente estos días, hay una derivada a tener en cuenta, incluso peligrosa para el futuro español: el que gobierna puede tener presencia mayoritaria en instituciones del Estado. Entre ellas, el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, que tienen en su mano la toma de decisiones que afectan directamente al independentismo, sobre todo el TC. El CGPJ, por cierto, podría salir mal parado si finalmente Sánchez cede ante una de las exigencias de ERC a cambio de la abstención: crear en Cataluña un Consejo propio, que decidiría sobre nombramientos y destinos de sus jueces. En cuanto al TC, según quien lo conforme, y en la próxima legislatura se producirán nuevos nombramientos, puede considerar constitucional lo que a todas luces es inconstitucional.

Se ha roto el modelo que ha dado estabilidad a España durante cuarenta años, ha desaparecido el bipartidismo, y hay infinidad de partidos nacionalistas nacidos ante la evidencia de que PP y PSOE han sido dadivosos con quienes aportaban uno, dos o tres escaños a la gobernanza. El oportunismo puede incomodar, pero no preocupa. El problema se produce cuando hacen aparición los populismos, el independentismo no pone límite a los medios para justificar sus fines … y un hombre sin sentido de Estado y ambición irracional se sienta en La Moncloa.+

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