España

Manchas en la otra 'casta'

  • Podemos ha crecido de forma desaforada con sus denuncias sistemáticas contra los modos y actuaciones de "la casta" pero ya aparecen las nubes negras de todos los partidos.

TANIA Sánchez está indignada. Se siente víctima de una persecución por ser la pareja de Pablo Iglesias, se queja de que cada vez que un medio de comunicación la menciona indica que es la pareja del líder de Podemos, y no quiere comprender que difícilmente ocuparía hoy tanto espacio en esos medios si solo fuera concejal de una población madrileña llamada Rivas Vaciamadrid y parlamentaria autonómica de Izquierda Unida.

A Tania Sánchez no se le va de la boca la acusación de machista a todos los que recogen estos días las irregularidades, o presuntas irregularidades, que se producen en su entorno familiar, y cuando se le pregunta no duda en arremeter contra quien le pone papeles ante los ojos.

Podemos ha crecido de forma desaforada con sus denuncias sistemáticas contra los modos y actuaciones de lo que llama "la casta" política, los partidos que llevan años dirigiendo los gobiernos de este país o haciendo oposición con mayor o menos número de representantes en las instituciones.

Entre las acusaciones en las que más inciden Iglesias y sus seguidores se encuentran la corrupción -que consideran generalizada-, los privilegios, altos salarios, desconocimiento de los problemas de loa ciudadanos, y supeditación a los poderosos, llámense empresarios, banqueros… o presidentes de las instituciones europeas.

Con ese mensaje, que no sólo cala entre la gente joven sino también en sectores de más edad y en gente formada, con experiencia profesional, y desencantada por la dureza de la vida en esta España que trata de superar una grave crisis económica y social, Podemos ha encontrado un inmenso caladero de votantes y simpatizantes, que ha provocado que algunos sondeos la sitúen ahora como el partido con mayor número de posibles votantes.

Sin embargo, a medida que transcurren los meses, han empezado a aparecer las nubes negras que impregnan a todos los partidos y sectores de poder. Todos, y Podemos no es una excepción. Lo era mientras Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero eran dos personajes que se limitaban a dejarse a invitar a muy concretos programas de televisión donde arremetían contra "la casta" y lanzaban los mensajes que, sabían, millones de ciudadanos deseaban oír. Una vez logrado un importante éxito en las elecciones europeas, lo que provocó que por primera vez tocaran poder y comprendieran que contaban con suficiente respaldo como para tocar aún más poder e incluso podrían sentar a Iglesias en La Moncloa -es lo que cuentan sotto voce- han aparecido los primeros síntomas de que también ellos, los que mandan en Podemos, quieren lo mismo que los dirigentes de otros partidos: imponer su criterio.

QUE NADIE HAGA SOMBRA

El primer ejemplo se vio cuando celebraron la asamblea que daría paso a su primer congreso. A Iglesias le salió un rival, el eurodiputado Pablo Echenique, que aspiraba al liderazgo del partido. Iglesias fue contundente: que decidieran los militantes y simpatizantes pero, si perdía, no tendría ninguna representación en la nueva ejecutiva.

Es lo que ocurrió. La lista de Echenique logró el 20% de los votos, pero la ejecutiva de Podemos es monolítica: Iglesias ha elegido a todos y cada uno de sus 60 acompañantes, sin dar cabida a nadie de la lista perdedora. No quiere adversarios. Entre los nuevos miembros de la ejecutiva, un alto porcentaje, la mitad, de personas procedentes del 15-M y otros movimientos sociales. Con dos pesos pesados junto a Pablo Iglesias, el ideólogo del partido, Juan Carlos Monedero, y otro de sus portavoces habituales, Iñigo Errejón.

No era el primer golpe de autoridad: por decisión personal de Iglesias, Podemos no se presentará a las elecciones autonómicas y municipales con ese nombre, ante el malestar de los famosos círculos que son la fuerza de Podemos y han proliferado por todas las provincias. La razón: Iglesias no controla esos círculos, de donde podrían salir dirigentes municipales que le enmendaran la plana, y personas con casos de corrupción en su haber que contaminarían la imagen de un partido que denuncia sistemáticamente la corrupción.

Sin embargo, esa imagen de denunciantes de la corrupción empieza a resquebrajarse, y el roto, o más bien roto y descosido, tiene dos nombres Tania Sánchez e Iñigo Errejón.

Sánchez, a la que tanto gustaba aparecer en los medios de comunicación, concejal de Izquierda Unida que aspira a convertirse este domingo en candidata a la presidencia del gobierno de Madrid, y que aspira también a que en breve Izquierda Unida y Podemos se fusionen, tiene varios frentes abiertos. Uno, sus adversarios en las primarias la acusan de que ha dejado que se inscriban como simpatizantes miles de jóvenes cercanos a Podemos para participar en las primarias y salir vencedora. Dos, que varios medios de comunicación han informado sobre operaciones nada claras en Rivas Vaciamadrid, protagonizadas por ella misma y por su padre, también concejal: Tania aprobó una partida de más de 130.000 euros para que el ayuntamiento contratara a una empresa de su hermano Héctor, a punto de quiebra.

Ella se defendió diciendo que era cosa de la mesa de contratación, que no había intervenido en la adjudicación, y cuando se le presentó el documento que demostraba que había asistido a la reunión en la que se aprobó esa adjudicación respondió que se trataba de un error. No de ella, sino de quien había incluido su nombre en el acta.

PROTECCIÓN OFICIAL

Por otra parte, logró un piso de protección oficial que vendió posteriormente, y también su padre y su hermano fueron beneficiarios de ese tipo de viviendas de bajo precio. Nada que ver su actitud con la que supuestamente defienden Podemos y Pablo Iglesias. Tania Sánchez niega todo, pero los registros y escrituras son muy claros. Y contundentes.

Iñigo Errejón también ha dado razones para dudar de la ejemplaridad de "la otra casta" : durante varios meses ha cobrado un salario cercano a los 2.000 euros de la Universidad de Málaga por un trabajo sobre vivienda, asunto sobre el que no tiene ninguna experiencia profesional.

El profesor que lo contrató ha explicado que buscó a algunos de sus compañeros en paro para ofrecerles ese trabajo, y que cuando Errejón le dijo que no podría desplazarse a Málaga decidieron que trabajara desde Madrid y se mantuvieran en contacto vía teléfono e internet. La propia presidenta andaluza, Susana Díaz, ha declarado que ese comportamiento va contra todas las normas de contratación. Iglesias sin embargo no se inmuta ante estos hechos, y su respuesta es, de nuevo, encogerse de hombros mientras denuncia que es víctima de una campaña. Habrá quien le crea.

Y, eso sí, da marcha atrás en algunas de sus propuestas económicas, las más sonadas, porque distintos asesores le alertaron sobre su inviabilidad y le dijeron además que algunas de ellas le alejaban de Moncloa. Que es lo que le importa. No ha tenido complejo en advertir que si no es presidente de gobierno deja la política. Es decir, Pablo Iglesias no quiere ni pensar en ser figura de la oposición.

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